Son los mismos que hablan de soberanía. Son ellos los que proclaman la mayor apertura y el respaldo absoluto a la no alineación, al multilateralismo, etc. En otras palabras, se llenan la boca de pluralismo y cuando se sintonizan con el discurso imperial tienen que cerrar filas, cual soldados firmes de la Escuela de las Américas.

Además, son los mismos que abogan por el fin del bloqueo a Cuba, pero que no hacen nada para que se acabe con un crimen de lesa humanidad como es lo que ocurre hace más de 50 años con esa nación. Incluso, cuando fueron autoridades y tuvieron poder para decidir muchas cosas y hasta para influir en la opinión pública, no hicieron nada.

Ahora, bajo el manto de cierta pureza ideológica, son los artífices de la avanzada política estadounidense contra Irán. Manejan el mismo discurso, con los mismos argumentos de Washington y se declaran pluralistas.

Ahora resulta que la decisión “unilateral” de los EE.UU., que ha manejado dos guerras con argumentos forjados, llevando a la muerte a más de cien mil personas, para luego certificar que no había motivos para esas conflagraciones, es la que todos debemos adoptar sin crítica y mucho menos sin duda alguna.

Lo que no entienden muchos periodistas agenciosos que hacen entrevistas concesivas, de esas que repugnan en cualquier cátedra de periodismo, es que el manejo político de determinados temas no puede pasar por alto el contexto político, los intereses imperiales, las corporaciones económicas que están detrás.

Claro, algunos de aquellos periodistas solo siguen el libreto establecido y sin criticidad alguna (la misma que reclaman a otros medios) se dejan llevar, casi de la mano, para construir una “verdad”. Por lo tanto, ¿seguimos recibiendo más información desde una postura que solo alienta la intolerancia política y la ofensa a la soberanía?