Luego de los acontecimientos que sacudieron el Ecuador del 3 al 12 de octubre, el país busca la paz por medio del diálogo. La cultura, como eslabón que une a la nación, desempeña un importante papel a través de las diferentes manifestaciones artísticas, ya sea las consideradas populares o las que no lo son tanto.

Dentro de ese esfuerzo cabe destacar al arte lírico que el 30 y 31 de octubre se unió por primera vez a la celebración por el Día Internacional de la Ópera con el concierto ‘Ópera UIO’ en el Teatro Nacional Sucre, un esfuerzo de los amantes y cultivadores del género que luchan porque este deje de considerarse elitista.

Resulta significativo que en un mes de grandes convulsiones sociales un arte para muchos “minoritario” programe una gran jornada mundial para recordar que la ópera, con más de cuatro siglos, está viva, precisamente en escenarios donde están latentes las huellas de la violencia.

Fue así que días antes de la presentación de “Ópera UIO” en Quito, la cultura también se tomó el 25 de octubre, Día Mundial de la Ópera, la mítica Rambla de Barcelona, en España, aún con las huellas de violentas protestas ciudadanas.

Y si de simbolismo se trata, tanto en el evento de Barcelona como en Quito resonó la música de una de las obras más famosas de la historia operística, “Turandot”, de Giacomo Puccini, en cuyo tercer acto se canta a la victoria del amor sobre el odio.

El esfuerzo realizado por las asociaciones de ópera del mundo viene a resaltar el importante papel social de esta expresión artística y su contribución a la tolerancia, la educación y el contacto con las emociones más universales.

Es el momento de impulsar y fortalecer este arte en Ecuador que cuenta con la aceptación del público quiteño y de otras ciudades del país.

La existencia de una Escuela Lírica del Teatro Sucre y de agrupaciones como el Coro Mixto Ciudad de Quito y la Orquesta Sinfónica Nacional mantienen la esperanza de que no solo en octubre contemos con temporadas de este arte universal. (O)