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El Telégrafo

Atentar contra la cultura es atentar contra las costumbres

10 de diciembre de 2019 - 00:00

La resistencia indígena y la conquista española son hechos que, desde el punto de vista sociológico, tienen gran trascendencia para la historia de Ecuador.

No podemos negar que de la matriz blanca del conquistador hispano ha surgido nuestra nacionalidad mestiza donde, si bien hoy predominan los llamados valores occidentales, también se conservan los elementos incorporados de una sociedad indígena que demostró su fuerza al sobrevivir al duro impacto de las invasiones extranjeras, primero la de los incas y luego la de los españoles, ambas con los excesos que conocemos.

El mismo 6 de diciembre, fecha que el calendario oficial del país reconoce como de la fundación española de Quito, dos monumentos de la huella hispana fueron cubiertos con pintura roja, uno en el Centro Histórico –el de Sebastián de Benalcázar– y otro en el centro-norte de la capital –el de la reina Isabel la Católica–, figura decisiva para que Cristóbal Colón llegara a lo que se llamó el Nuevo Mundo.

Sin dudas el hecho mueve las pasiones de los que, de un lado, recuerdan la invasión, el saqueo y el crimen, y los que, por el otro, sostienen que la ciudad es una construcción conjunta de su gente y de su historia, quienes ven los ataques a los bienes culturales como atentados a nuestra identidad y nuestra memoria, y por ende a nuestro futuro. Son muchas las personas que entienden que estas prácticas son malsanas, y se oponen a que continúen.

Aunque Ecuador no es un país en guerra, conviene recordar que el derecho internacional humanitario obliga a las partes contendientes a “proteger y respetar el patrimonio cultural”. Las normas son claras en el sentido de que no se puede atacar ni profanar los bienes culturales, y prohíben los saqueos y actos de vandalismo contra ellos.

Cuando se atenta contra la cultura de un pueblo, se agrede también a sus costumbres y su educación. Intentar destruir su memoria cultural es borrar sus historias de heroísmo sobre las cuales se construyó su identidad. (O)

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