La matanza en la discoteca Pulse de Orlando ha sido la segunda masacre más mortífera de Estados Unidos, luego del 11 de septiembre. Y el origen de este ataque ha sido vinculado con un grupo terrorista islámico. Occidente lo entiende así, casi con alivio, porque ‘uno de los nuestros no sería capaz de algo así’. Pero ¿uno de los nuestros lo lamenta? o peor: ¿uno de los nuestros lo piensa?

Ocupados como estamos en hablar de las pistas que vinculan al atentado con ISIS, tenemos problemas con la forma en que estamos viendo esto: hay demasiado peso sobre la relación entre el asesino, Omar Mateen, y miembros de ISIS, y casi nada sobre la homofobia que existe en este lado del mundo. Después de todo, el entorno cultural en el que creció Mateen es el de EE.UU., y pudo comprar un arma porque las leyes de EE.UU. se lo permitían. En ese sentido, es significativo el silencio que guardan dos de los personajes más actuales del partido republicano de Estados Unidos: Donald Trump y Ted Cruz (que, de paso, son grandes defensores de las armas). En el ínterin de las primarias republicanas aparecían oscuros personajes con influencia política y religiosa (cristiana) que defienden los valores de Occidente, pero que igual dicen que la ley debería castigar, como en Uganda, a la homosexualidad con la muerte.

Un par de semanas después de la masacre, se conmemora el 28 de junio, día del Orgullo Gay, y en CartóNPiedra hablamos de la diversidad sexual, que intenta —como la economía occidental— florecer en un mundo que a medida que da pasos en la dirección gay-friendly, se va poniendo también más violento: traemos un ensayo sobre el financiamiento de la homofobia, una entrevista a un académico queer, una reflexión sobre cómo enfrentar el miedo (de parte de Diego Falconí, ganador del premio Casa de las Américas por un ensayo sobre las disidencias sexuales en la literatura andina), y una mirada hacia el homoerotismo en la obra de uno de los mayores poetas ecuatorianos vivos, Roy Sigüenza; y para no olvidar que muchos son los colores y los pensamientos, incluimos un cuento del Subcomandante Marcos, La historia de los colores.