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Editorial

Sobre la ciencia ficción y su fabulación del futuro

Sobre la ciencia ficción y su fabulación del futuro
28 de diciembre de 2015 - 00:00 - Editoriales

Un maestro jedi es como un padre: sus aprendices, los padawan, viven en un eterno complejo de Edipo. Al menos eso es lo que ha mostrado Star Wars, que acaba de volver a las salas de cine con su recién estrenada The Force Awakens (la primera película de esta saga cuyo orden de salida, séptimo, coincide con el número del episodio, VII). Así como en el pasado vimos las rivalidades entre Anakin Skywalker y Obi Wan Kenobi, Luke Skywalker y Darth Vader, el conde Dooku y el maestro Yoda..., el nuevo filme mantiene ese tema.

Toda la vida, la ciencia ficción ha presentado escenarios intergalácticos o motivos futuristas para explorar las emociones y las reacciones de los seres humanos, que son universales: Isaac Asimov, por ejemplo, exploró a fondo la relación entre la gente y los robots, que en algún momento empezaron a querer ser gente. “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?”, se pregunta Philip K. Dick en el título de la novela que inspiró a la aclamada película Blade Runner. Y como ellos hay muchísimos más. Incluso hubo uno que habló de un arma de destrucción masiva que funcionaba casi de la misma forma que la bomba atómica en una historia que fue publicada quince meses antes del ataque sobre Hiroshima y Nagasaki. Siempre el género ha tenido ese halo profético: a través de la investigación científica, los autores han elaborado inventos ficticios que finalmente se convirtieron en realidad.

Ahora que Star Wars —la saga más famosa del género— ha lanzado su nueva película, dedicamos esta edición de CartóNPiedra a hablar de uno de los géneros literarios y cinematográficos más exitosos del siglo XX, a través de obras que influyeron en la creación de generaciones posteriores (no por nada, Asimov publicó una serie de dieciséis novelas llamada Saga de la Fundación). Paradójicamente, una de las películas más influyentes de ciencia ficción fue una que ni siquiera llegó a filmarse. En 1984, David Lynch estrenó Dune, basada en la novela homónima de 1965 escrita por Frank Herbert. Pero antes de Lynch, Alejandro Jodorowsky había intentado hacer su propia versión de Dune. El proyecto no prosperó, pero su storyboard fue una fuente infinita de recursos para muchos filmes posteriores de ese género.

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