Cuando no está haciendo su trabajo como curador o crítico, al estadounidense Dan Cameron le gusta convertirse en guía de las exposiciones que dirige. Cameron ya ha dicho que convertirse guiar al público será una especie de pasatiempo durante dos meses, a partir de octubre de 2016, cuando se abra la XIII Bienal de Cuenca, de la cual es el curador. Lograr el contacto con el espectador es —después de todo— el objetivo de una obra. Precisamente, en la pasada edición de la Bienal, la exhibición de cada pieza incluía una breve explicación —o un statement— sobre sus significados, sus intenciones, sus orígenes… Y por esa misma vía van los esfuerzos entre la Fundación Bienal de Cuenca y el Ministerio de Cultura para el año que viene: la mediación con el público.

El arte no tiene por qué ser difícil. Solo hace falta una gota de curiosidad: cada pieza artística es producto de la investigación, y a veces la única forma de entender una obra es conociendo su historia. Para eso, existen los guías —o los statements—. Y es pertinente formularse la pregunta: ¿Cómo hacer que el público regrese? Hay que hablar. En 2012, la curadora Lupe Álvarez dijo a EL TELÉGRAFO, que las principales barreras entre la gente y el arte son los prejuicios que tenemos porque “nos hemos formado con una noción de arte que se inclina a buscar significados. Desde la mitad del siglo XX para acá hay muchísimas facetas del arte que buscan experiencias y no significados, y asentar situaciones de malestar, preguntas, incomodidades, asombros…”. A veces estamos tan concentrados queriendo entender el discurso de una obra, que no nos damos cuenta de que en realidad nos está lanzando una pregunta.

En esta edición revisamos la obra de dos artistas ecuatorianos: Oswaldo Terreros, que desde el sarcasmo y la parodia cuestiona las formas de hacer política en América Latina desde hace décadas, y Óscar Santillán, que vive entre Holanda y Ecuador, un tránsito que le ha dado distancia para ver al país. O mejor dicho, volver a verlo. Además, el texto curatorial de la Bienal de Cuenca y un perfil de Dan Cameron, su curador, que ha escogido como tema para esta edición a la impermanencia, un concepto que es cada vez más popular en el arte, y que da lugar a las experiencias efímeras antes que a las expresiones perennes.