La vieja frase dice que todos los caminos conducen a Roma. Con el amor sucede algo parecido, pero en reversa —por una feliz coincidencia, ambas son material de palíndromo porque escritas al revés se escriben igual—: todos los caminos del amor tienen un único destino, la cópula. No importa cómo se vaya tejiendo una relación, la conquista, o el coqueteo: cada cosa es un ladrillo más en la construcción de un destino inevitable: la pequeña muerte. Un matrimonio solo se puede consumar de una manera: con el ayuntamiento, como le llama el Deuteronomio.

Atándonos a las coyunturas, es inevitable pensar que el día del amor se trata de una excusa para llegar a ese destino, para consumar. Y por supuesto, para hablar de la pulsión. El material es abundante y las narraciones pueden ser exquisitas, como sabe expresar la escritora Mónica Ojeda, que ha enlistado diez libros pornoeróticos —que no es lo mismo que decir pornográficos o eróticos, se trata de una no-categoría—, un grupo de obras cuyos detalles alcanzan “para vibrar”. Esta compilación acude a escenas transgresoras, que se atreven a asumir lo prohibido como vehículo del placer, tema que también roza Christian León al hablar de sexualidad en el cine ecuatoriano y ensayar hasta dónde los tabús de nuestra sociedad ejercen presión —silenciosa pero presión— al momento de representar el erotismo, lo que se hace casi siempre desde una mirada heteronormada, con excepciones contadas (aunque cada vez más frecuentes). Con esta mirada, continuamos nuestro abordaje de la cinematografía ecuatoriana (en el marco de los diez años de la Ley de Cine), durante todo el mes de febrero.

Y además, traemos una papa que está caliente desde hace una década: ¿qué hay de homoerótico en las letras de Rubén_Darío? Según una carta, mucho. Según un escritor que no tenía idea existencia de la carta, también mucho. A la edición 224 de CartóNPiedra se le suman colaboraciones de Juan Manuel Granja (con un ensayo sobre el cine basado en hechos reales), Yuliana Marcillo (sobre la angustia exquisita de la novela La Paloma, de Süskind) y los colombianos Juan Cárdenas (que habla de imágenes que piensan) e Iván Rodrigo Mendizábal, con una reseña sobre Tiemp∞, el último libro de Abdón Ubidia.