“Y si he escrito esta carta tan larga, es porque no he tenido tiempo de hacerla más corta”, escribió alguna vez Blaise Pascal. Aquel problema que en el siglo XVII ya aquejaba al filósofo y matemático francés al momento de componer esa misiva nos persigue hasta hoy en otros ámbitos de comunicación, especialmente, en los mass media. Dentro del cronograma de producción de un medio (sobre todo si funciona día a día) no siempre está contemplado el tiempo que toma describir algo no solo con precisión y de forma concreta, sino también de forma comprensible. Este último factor falla, y no solamente por el apremio de terminar una nota, también fracasa cuando su autor pretende lucir su dominio sobre un tema usando un lenguaje técnico y palabras largas y aparatosas. El problema es que la grandilocuencia no ayuda a explicar nada.
Un artículo de The Paris Review, titulado ‘How to Write a Dance’ (‘Cómo escribir danza’), la escritora estadounidense Anna Heyward aborda los problemas de notación de la danza a través de la experiencia del coreógrafo Remy Charlip. Luego de años de dibujar una serie de complejos esquemas que muestran exactamente las posiciones del cuerpo en determinados momentos de la coreografía, Charlip encontró un método alternativo para describir cómo debía ser la danza: hablaba de imágenes, cielos nublados, lluvias intensas, que el bailarín debía interpretar según sus propias ideas, movimientos y habilidades. Es más o menos la misma idea de Plácido Domingo al explicar la diferencia de su voz con la de otros tenores: decir que su voz es espesa como el chocolate caliente. Aquella imagen, que no parte de ningún lenguaje técnico, es mucho más útil que una descripción de su rango vocal, y es la imagen con la que se quedó Roberto Herrscher, periodista argentino a quien entrevistamos en esta edición. Por el mismo camino va otro de nuestros personajes de este número: Wilfrido Corral, un crítico literario ecuatoriano que carga contra el lenguaje academicista que poco a poco se ha tomado a la crítica latinoamericana. Hoy nuestra propuesta es esta: entendámonos.