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El país se llena de fe popular en el feriado

Quito es el único lugar en el mundo donde se realiza anualmente el Arrastre de Caudas.
Quito es el único lugar en el mundo donde se realiza anualmente el Arrastre de Caudas.
Foto: Carina Acosta / El Telégrafo
30 de marzo de 2018 - 08:13 - Redacción Ecuador Regional

Contrario a lo que ocurre regularmente en Viernes Santo, el demonio es el protagonista en La Merced (suroriente de Quito).

Los moradores de la parroquia rural quiteña invitan a los turistas nacionales a presenciar, desde las 09:00, la  procesión de los diablos.

Como todos los años, el patio de la capilla del barrio San Francisco, en el centro, recibe desde muy temprano a los participantes.

No faltan los personajes tradicionales de un evento de este tipo: Poncio Pilato, soldados romanos, verónicas, fariseos y cucuruchos (que usan bonetes de 9 metros de alto decorados con cintas).  

Sin embargo, los actores principales son, como siempre, los 24 diablos que asustan y molestan a los espectadores al paso de las escenas que representan los últimos días de la vida de Cristo

La presencia del ‘rey de las tinieblas’ en la actividad más importante de la Semana Santa es, según los vecinos de La Merced, una tradición muy antigua y una actividad tomada con seriedad.

Convertirse en uno de los diablos implica mucha responsabilidad, pues se trata de una tradición que se hereda. Quien decide interpretar el rol demoníaco cumple el papel 12 años continuos y cuando acaba su ciclo deja a alguien en su lugar.

Los participantes escogen, generalmente, a un hijo, sobrino o ahijado para que ocupe su puesto.

Antes de la procesión, los diablos cumplen un ritual. Se reúnen en la casa del capataz desde la madrugada y en el lugar reciben alimentación hasta el final del Domingo de Resurrección. Luego sahuman la máscara que usarán; el capataz les brinda un vaso de licor y les da un fuetazo con un cabestro (correa hecha con cuero de vaca).

La representación más importante es la de diablo-capataz, quien no solo se encarga de alimentar y dar de beber a sus ayudantes, sino que actúa, además, como líder durante la procesión.

Pero la intervención de los diablitos no se limita a los últimos días de la Semana Santa. Cada participante elabora su propia máscara. Algunas son hechas con materiales reciclados, como papel y cartón.

Para ser uno de los demonios se requiere de un carácter fuerte para no sufrir pesadillas. También debe gozar de buen estado físico, pues la máscara y las botas pesan y hay que recorrer toda la parroquia.

Quienes representan el vía crucis encabezan la caravana. Les siguen los pingulleros (ancianos que tocan instrumentos de viento y tambores) y el sacerdote que relata los pasajes de la pasión. Una de las travesuras de los diablos consiste en amagar con interrumpir al religioso.

En Alangasí, vecina de La Merced, se realizará la ceremonia de bendición del fuego, mañana desde las 18:00.

El rito representa la vigilia de los seguidores de Jesús a la espera de su resurrección.

“Gloria, gloria, gloria”, repite el sacerdote en una misa celebrada a oscuras. Al escuchar, los diablos huyen en medio de la chamiza encendida en la plaza central para representar el infierno. (I)

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