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El Telégrafo
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La sequía y los incendios forestales afectan a la cascada de Peguche

La situación de la casacada de Peguche preocupa a la ciudadanía, en especial por la importancia en el turismo local en la zona.
La situación de la casacada de Peguche preocupa a la ciudadanía, en especial por la importancia en el turismo local en la zona.
Foto: Captura de video
12 de septiembre de 2019 - 12:58 - Redacción Regional

Para Shiry Lema, la cascada de Peguche es vida, porque sus aguas "sanan y protegen". Lema, de 50 años y nativo de Otavalo, asegura que jamás ha visto a esta caída de agua en tan deplorable situación, prácticamente sin caudal.

El 11 de septiembre, la población de la zona se alarmó, porque por un desmoranamiento de tierra -durante tres horas- el agua en este monumento natural dejó de correr.

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del caudal en la cascada de Peguche

"Debido a la sequía que soporta la provincia de Imbabura la tierra se cuartea y los paredones y taludes caen, eso es lo que ocurrió en el caudal de la cascada", explicó a EL TELÉGRAFO Roberto Yamberla, subsecretario de la Secretarían Nacional del Agua (Senagua) en Imbabura.

Yamberla detalló que desde junio de 2019 no llueve en la zona de Otavalo, lo cual ha provocado varios incendios forestales.

"Hace 15 día en la zona alta del lago San Pablo, de donde se alimenta la cascada de Peguche, se quemaron más de 300 hectáreas de pajonales, que son reservas naturales de agua", contó el funcionario.

Hoy, otro incendio forestal afecta en cambio al cantón vecino de Cotacachi, donde hasta el momento ya se habían quemado más de 100 hectáreas de bosques.

Con la versión de Yamberla coincidió Hilda Gramal, dirigente de la comunidad de Peguche, quien contó que los incendios forestales son frecuentes en estos días en las zonas altas del cerro Imbabura.

"El calentamiento global nos está afectando feo en Imbabura", dijo la mujer, quien aseguró que durante el 12 de septiembre hará un recorrido por el río (Jatun Yaku) que alimenta la cascada para asegurarse que no hay desvío de la corriente.

Shiry Lema considera también que los comuneros, a lo largo de los 10 kilómetros del río desde San Pablo hasta la cascada, no hacen conciencia en el cuidado del recurso hídrico.

"Para ganar terreno, la gente rellena la orilla de la quebrada yeso nos afecta a todos", lamentó Lema, quien dedica gran parte su tiempo a la medicina ancestral. El ciudadano pide a las autoridades cantonales de Otavalo que controlen y eviten el daño ambiental con los rellenos de la orilla del río.

"Debemos sembrar árboles, porque los árboles traen lluvia y evitan el deterioro de la tierra", insistió. (I)

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