Conseguir su número celular es fácil. No lo ha cambiado desde que llegó para dirigir a la Selección ecuatoriana en septiembre de 2010, pero lograr que en lugar del tono se escuche su voz es toda una odisea.

Para conseguir aquello, este Diario, en 48 horas, realizó al menos 30 llamadas, envió 10 mensajes de texto y dejó igual número de mensajes de voz. Al undécimo mensaje su casillero se saturó y las esperanzas de que se concretase la entrevista eran casi nulas. Un último intento y al fin el acento del colombiano entrenador, Reinaldo Rueda, sonó como música en los oídos. -“Voy a estar en el C.C. de Miravalle, ahí la espero”, dijo. Presurosos acudimos a la cita y solo al ver la figura del estratega caleño, la tranquilidad se apoderó del equipo de redacción. 

En una charla amena, el DT de 55 años confesó a FANÁTICO los sinsabores, las tensiones de los primeros meses, y la alegría que hoy le invade. Es católico, de aquellos que todos los días se confiesan ante Dios y poco con los sacerdotes. Tiene un rosario, una cadena con la imagen de María Auxiliadora y reza durante los encuentros. Trata de ir a misa casi todos los domingos y de visitar iglesias en la Semana Mayor.         

¿Por qué fue complicado lograr empatía desde un inicio con los seleccionados?
Como toda relación necesitó de tiempo. Fue cuestión de conocimiento, de ir poco a poco. Es normal que tanto ellos como nosotros necesitemos convivencia para aceptarnos mutuamente y así entender la cultura, los gustos y aficiones que nos diferencian.

La Copa América de Argentina 2011, ¿marcó un antes y un después en esa relación?
Puede ser, creo que sí fue un punto de quiebre donde se hubiera podido terminar el proyecto. Ahí se habló con los jugadores, se les dijo que necesitamos el compromiso de ellos y por fortuna se dio esa lealtad, ese apoyo. A partir de ahí nuestra convivencia ha sido normal y después de cada concentración siento que nos conocemos y aceptamos más.

¿En qué consistió el pacto de caballeros que acordaron tras la eliminación de la Copa América en la fase inicial de su proceso?
Todo pasa por el trabajo, por el respeto al espacio de la selección, al compromiso que adquirieron con ellos mismos como grupo. Saben que no se puede dejar pasar esta oportunidad que tenemos de ir a un Mundial, esa fue la esencia de ese acuerdo.

¿En ese momento  fue recurrente evocar al goleador histórico Agustín Delgado?  Usted mencionó que era necesario hacer un proceso de transición, lo hizo y el resultado ha sido rápido...
Ojalá Dios quiera que lo logremos. Solo clasificando al mundial se podrá aceptar eso, porque la raza nuestra es así, noble, agradecida con sus héroes y el hecho de que esas generaciones hayan logrado participar en dos mundiales los convirtió para siempre en hombres importantes. Jugadores como el “Tin”, Aguinaga, Kaviedes, Iván, Ulises, serán bien recordados cuando no se obtenga los logros que ellos ya brindaron. Pero hoy la realidad es distinta y la idea es igualarlos y ojalá repetir lo que hicieron. Por fortuna los nombres de Felipe, Jefferson y Antonio están en la retina y hay que potenciarlos. Todos saben que aún tienen mucho por dar para su beneficio personal y el de la elección.    
 
Julio y agosto del 2011, ¿fueron quizá los más estresantes?
Pues sí, en agosto volvimos a reunir al grupo después de dos meses de la eliminación en Copa América y era como un reinicio para el partido ante Costa Rica, una selección competitiva, dura y difícil. Se habló y se dialogó y creo que hubo una respuesta de mucha lealtad, de compromiso hacia nuestro trabajo y también de aceptarnos como cuerpo técnico. Luego, en septiembre, llegó el comienzo de la ronda de clasificación y por fortuna todo ha salido bien para Ecuador.

¿Recuerda la frase “Fuera Rueda”, que luego fue sustituida por “La “Tri” ahora sí Rueda”?
Así es el fútbol, los momentos, la pasión que envuelve este deporte. Ahora solo espero que mantengamos este lindo momento por mucho tiempo y que logremos cumplir las metas que nos hemos propuesto.   

¿Qué pensaba tras la eliminación de la Copa América?
Estaba tranquilo, yo hice mi trabajo, pero el futuro no dependía exclusivamente de mí. Con el cuerpo técnico hablábamos, habíamos estado en Copa América con Colombia con un grupo alterno de sub 23 y juveniles y quedamos cuartos. La aspiración nuestra con Ecuador era llegar a una final y no haberlo logrado nos hacía pensar que no era el momento  y que debíamos marcharnos. Pero Dios, el fútbol y los directivos quisieron que nos quedáramos aquí y bueno empezamos a hacer un nuevo camino.

¿Estaban listas las maletas para regresar a Colombia?
Sí, tenía todo empacado porque de verdad, con toda la expectativa con la que llegamos y todo el ambiente que se formó con un  entorno negativo  posterior,  pensé que no se iba a dar, pero después cambió todo. El grupo  modificó esa  situación y por eso estoy agradecido.

¿Por eso decidió también acercarse más  a los medios de comunicación?  
En los primeros nueve meses desde que asumí (septiembre 2010) era poco el contacto con los medios, siempre había sido a través de conferencias de prensa o con cita previa, siguiendo los canales regulares de la FEF. Creí que  con todo lo que había evolucionado Ecuador, con la experiencia de dos mundiales, de tener una cultura futbolística, era mejor manejarse así, pero me di cuenta luego de que estaba equivocado. Acá era necesario visitar las emisoras, los canales, los periódicos. Había que aceptarles  entrevistas a todos porque quieren exclusividad.

Usted dijo antes del inicio de las eliminatorias que el partido inicial contra Venezuela sería una “prueba de fuego”. ¿Lo fue?
Así lo tomé. Pero no solo fue ese partido sino también el anterior, contra Costa Rica. Si esos dos cotejos no se hubieran logrado ganar, creo que no estuviera aquí en este momento. 

Usted es un hombre parco, que ríe poco y recién en estos últimos partidos se lo ha visto celebrar goles. ¿Los consejos que usted da van mas allá de lo futbolístico?
Sí, uno con todos los años de recorrido en esto siempre quiere lo mejor para ellos en la parte profesional, humana, biológica. Les doy recomendaciones en el orden financiero y muchas otras cosas. Algunos las asimilarán, las tomarán y otros no harán caso. A veces el mensaje es general, todas las mañanas hacemos trabajo teórico de 90 minutos con análisis táctico, estratégico, de videos, pero también hay mucha parte humana, histórica y social porque ellos tienen un compromiso con la gente y sobre todo con quienes ven en ellos un ejemplo a seguir.

¿Festejó con los jugadores la goleada contra Paraguay o se mantuvo parco?
No hubo mucha euforia, todos estuvieron tranquilos y conscientes de que fue un buen partido, pero debemos seguir con esa tónica de humildad. Hay que potenciar la colectividad que hemos ganado, demostrando que los jugadores viven diferentes momentos, pero todos tienen nivel para actuar.

¿Cómo ha logrado que sus conocimientos hayan incidido en el nivel de los jugadores?   
Al final se hará una evaluación. En el partido con Colombia todos los jugadores vinieron a abrazarme. Con Honduras en Guayaquil pasó lo mismo; eso quiere decir que uno deja una huella como ser humano y como técnico. Con la clasificación al Mundial muchos se proyectarán a nivel internacional. Cuando uno recibe esas muestras de afecto comprende que los mensajes se están asimilando. Las relaciones de amistad con algunos jugadores continúan, pese a que ya no están en el proceso.  

¿Acá tiene alguna relación de amistad con los jugadores?
Difícil, pero con el capitán Walter Ayoví mantengo una relación más directa. Alexander es un ser especial también, Luis Fernando igual. Ellos tienen poco tiempo, por eso no me gusta molestarlos cuando están en sus clubes, no me gusta interferir en su trabajo. Todos los muchachos son buenos, nobles. Hay algunos que se dan más para el diálogo como Máximo, que habla sobre su familia.        

¿Durante la concentración conversa con ellos en las habitaciones?
Algunas veces. No me gusta mucho y menos ser inoportuno. Por ahí en algún momento mando a buscar a alguno y cuando no está yo mismo lo busco, o si alguno tiene alguna molestia, dolencia, congestión o está lastimado, ahí voy y lo visito en su habitación, en el departamento médico o en la zona social. 

¿Es ahora más efectivo el aporte de los futbolistas que juegan en el exterior?      
En las convocatorias hemos tenido un porcentaje alto de jugadores del torneo ecuatoriano, pero naturalmente que los que están en el exterior tienen un nivel importante de trabajo, de entrenamiento, un mejor nivel competitivo por estar en esas ligas. Creo que eso sucede en toda Sudamérica. En Colombia 11 de los seleccionados juegan en el exterior, lo mismo pasa con Argentina, que tiene a todos sus titulares en Europa. Todas las selecciones latinoamericanas ya pasaron ese umbral. Ecuador está en ese proceso de internacionalización y ya tiene un buen porcentaje de jugadores afuera.  

¿En qué cambiaron los jugadores en estos dos años bajo su mando?
 Van mejorando en el compromiso y la maduración, en el respeto por el trabajo y la colectividad. Son jóvenes y tienen que seguir mejorando. No podemos conformarnos con lo que hemos conseguido hasta hoy, creo que siempre hay que exigirse más en todos los campos. Eso es algo inherente al ser humano y  en lo que insistimos a diario.

¿Es un logro que la selección no dependa de uno o dos elementos?
Por fortuna es así, hay alternativas en todos los puestos y eso hace bien a la selección y sobre todo a nuestro trabajo. Es mejor tener de dónde escoger que limitarnos a uno y complicarnos. Lo importante es que los jugadores crean en sus condiciones tanto físicas como mentales. Me sorprenden todos los días, pero sigo sosteniendo que el Manchester United, por ejemplo, no es el techo de Antonio Valencia, creo que puede dar más. Renato debe acompañar su velocidad con mayor masa muscular y solo lo logrará con más tiempo en el gimnasio, como lo hace Valencia.