Desde su niñez el básquetbol atrapó en sus redes al español Javier Díaz Castroverde, técnico de largo recorrido, hoy al frente del representativo   ecuatoriano del Mavort en la sexta edición de la Liga de las Américas, cuyas primeras canastas se registraron la noche de ayer en el coliseo Julio César  Hidalgo.

Toda una vida ha estado involucrado con esta disciplina. Su carrera deportiva   tuvo como punto de partida las divisiones menores de equipos en su natal Coruña (España). En ellos cimentó las bases de los conocimientos que más tarde, después de su retiro, trasladó a clubes profesionales de ese país.  

Pero, como reza un conocido adagio, no fue profeta en su tierra. Partió a   Latinoamérica en el 2001. José Couto, director de deportes del club Regatas Lima de Perú recuerda que ese año un empresario español les ofreció los servicios del estratega.

Les urgía contratar a un nuevo técnico debido a que el cubano Alejandro Castañeria había decidido volver a su país.“Nos ofreció un gran proyecto y lo aceptamos inmediatamente. No nos equivocamos porque nos brindó grandes satisfacciones”, cuenta el dirigente.

Díaz guarda muy buenos recuerdos de su paso por el baloncesto peruano, el más antiguo de Latinoamérica. “Fue una etapa larga, en la que conseguimos muchos éxitos, como los cinco campeonatos peruanos que arrancaron en el 2001 y finalizaron en el 2006”, sostiene.

Cuatro ligas sudamericanas, una final de clubes campeones de Sudamérica, además de la formación de jugadores en equipos considerados pequeños, configuran su palmarés en Perú, su primera experiencia internacional.

De México, en donde dirigió por seis años, también tiene muy buenos recuerdos. El club Torreón fue el primero en requerir su concurso por tres años, tiempo en el que anuló el estigma de  equipo pequeño y de bajo nivel.

En la tercera temporada de la liga azteca de baloncesto jugó la semifinal y además ganó la Copa Bicentenario. Luego se integró al Monterrey, equipo con el que disputó los play-off de las dos temporadas.

Finalmente fue contratado por el Veracruz, en el que cumplió una similar tarea. Así cerró casi un lustro de éxitos en el básquetbol azteca, que ya había exportado jugadores para la NBA.

Trabajo y paciencia constituyen la filosofía que esgrime el técnico español en el equipo del Mavort. “Tratamos de hacer un juego muy alegre, donde los jugadores  y nosotros, así como el público, se diviertan y se sientan orgullosos de un equipo con mucho corazón y ganas en esta Liga de las Américas, en donde buscamos hacer un básquet moderno, que nos ayude a competir y estar lo más cerca posible de los “monstruos” de Puerto Rico, México, Brasil, Argentina, que por el momento están muy por delante del baloncesto ecuatoriano”, sostiene.

Se muestra muy ilusionado al frente del representativo nacional, porque se trata de un proceso en crecimiento, que inició en agosto del 2012.