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El restaurante de ‘El Gato’ invita a comer bien y hablar de fútbol

El restaurante de ‘El Gato’ invita a comer bien y hablar de fútbol
25 de enero de 2014 - 00:00

Quienes lo conocen lo saludan con cariño, quienes no lo ubican se preguntan a qué se debe el decorado del establecimiento, cuyas paredes lucen cubiertas de fotografías de antiguos y nuevos futbolistas. En medio del olor a mariscos, cebollas, limón y coco, el exarquero Fernando ‘El Gato’ Maldonado ayuda a servir los platos de su restaurante DFernando, ubicado en la playa Las Palmas de Esmeraldas.

Aunque la edad le va quitando la agilidad que le valió el sobrenombre de ‘Gato’, para ser un hombre de 69 años Maldonado se mueve rápido en medio de las mesas. Su buen estado físico lo atribuye al deporte, desde que se retiró del fútbol se dedicó a entrenar a clubes profesionales y a divisiones formativas.

Amable y con mucho sentido del humor, ‘El Gato’ entrega el menú a cuatro comensales que se encuentran en el local. Uno de ellos se detiene a observar las fotografías, luego mira a Fernando, intenta comprobar si es la misma persona que aparece en un retrato en blanco y negro. Ese es uno de los tantos recuerdos impresos con los que cuenta Maldonado, pero no tan interesantes como la colección de anécdotas que proyecta a través de sus interesantes relatos.

Apellido ilustre
Nacido en Salinas (Santa Elena) el 12 de enero de 1945, el exportero asegura ser descendiente del científico riobambeño Pedro Vicente Maldonado, de quien su padre, Gilbert Amadeo Maldonado Cabrera, fue nieto.

Se siente orgulloso por la ‘salud de hierro’ que heredó de sus ancestros; cuenta que su progenitor tiene 94 años y no necesita lentes para leer. Una agudeza visual similar le sirvió a Fernando para atajar en su época, la que comenzó a los 15 años en Barcelona, nada más y nada menos que junto a Pablo Ansaldo y al brasileño Helihno, con quienes terminó su formación en el primer equipo.

A los 17 años, luego de 3 meses de conscripción, se vincula a El Nacional. “Antes jugué por el Batallón Quinto Guayas, ahí me di a conocer. Un día me engañaron, fueron a la casa a buscarme para un partido, pero me llevaron al cuartel que queda cerca a la Politécnica del Litoral. Mi papá intentó sacarme porque no tenía la edad, pero le informaron que iba para El Nacional”.

Fernando ‘El Gato’ Maldonado tuvo como compañero de selección al goleador Alberto Spencer.

Las añoranzas en el club ‘criollo’ lo ponen nostálgico. Tanto a él como a otros compañeros les dieron rango militar, así podían cobrar un sueldo como jugadores y otro como agentes del orden. De esa manera los exponentes ganaban bien y sus ingresos se equiparaban con los de otros elencos. Cada 4 años realizaban los cursos de ascenso. Maldonado se jubiló como sargento segundo. Pertenecer a la institución armada le reportaba muchas ventajas: artículos a precios bajos en el comisariato del Ejército, pasajes de avión a mitad de costo en Tame, seguro social militar, etc.

Después de una leve pausa, ‘El Gato’ suelta una carcajada. Recuerda que cuando Tom Rodríguez se incorporó a El Nacional se negó a cortarse el esponjado y gigantesco afro que tenía, pues aseguraba poder taparse el pelo con la gorra. Al apretarse la cachucha, los extremos de su cabello formaron una especie de orejas, parecidas a las de Mickey Mouse. Los oficiales que lo observaron se encerraron en una oficina para desahogar sus risas.

Tom fue uno de los protagonistas del títuto de 1967, el primero en la historia de El Nacional y que rompió la hegemonía de los equipos de Guayas en el campeonato ecuatoriano. Cada que Fernado lo ve se lo imagina con las protuberantes orejas.

El Nacional también le dio la oportunidad de jugar Copa Libertadores, la Recopa Sudamericana de Clubes y ser convocado a la Selección Ecuatoriana, en la que figuró por 10 años.

A nivel de clubes formó parte de la plantilla que en 1970 accedió a la final de la Recopa Sudamericana, en la que participaban los elencos que quedaban en los terceros puestos de sus correspondientes campeonatos nacionales. Su adversario fue el Mariscal Santa Cruz de Bolivia, que lo doblegó 2-0 en La Paz tras empatar sin goles en Quito. Posteriormente Maldonado fichó por el Carmen Mora de Encalada, de Machala (El Oro), que pertenecía a la familia Encalada-Mora, dueña de una bananera.

La blusa de la ‘Tricolor’ la vistió entre 1964 y 1974. Estuvo en las Eliminatorias Sudamericanas de los mundiales Inglaterra 66, México 70 y Alemania 74.

Excelentes reflejos
Los hermanos Gonzalo y Eduardo Benavides, quienes conocieron a Maldonado en su etapa de futbolista activo, coinciden en calificarlo como uno de los mejores porteros nacionales de los años 60.

El exvolante izquierdo Gonzalo ‘Chicho’ Benavides (72 años), su compañero en El Nacional campeón de 1967, menciona que Fernando, además de buena persona, era un meta muy técnico. “Un arquerazo, completo, muy ágil, vivía el partido. Era muy seguro, bloqueador del juego rival”.

Reseña que en el equipo campeón también estuvieron Eulogio Quinteros, Horacio Prado, Roosvelt Castillo, Marcelo Salazar, Santiago Cheme, Marcelo Cabezas, Óscar Alcívar, Simón Rangel, Tom Rodríguez y Fausto Correa.

“Habíamos sido campeones una fecha antes, le ganamos 3-1 al América en Quito. Jugamos el último partido del torneo en Ambato contra Macará, que nos derrotó 1-0, pero el título estaba asegurado”.

Fernando Maldonado fue convocado, por una década, al arco de la Selección Ecuatoriana. Foto: Fernando Sandoval

Eduardo Benavides (70 años), quien se desempeñaba como centrodelantero en el Juventud Italiana de Manta, uno de los adversarios del representativo ‘militar’ en aquella competición, considera que Maldonado era difícil de vencer. “Volaba bien para los 2 costados, salía bien a cortar las bolas y era acertado en la entrega. Él siempre buscaba que la pelota llegue a la media cancha para comenzar una jugada ofensiva”.

Añade que, en general, los goleros de esos tiempos actuaban en condiciones más difíciles, ya que los balones eran más duros y resbalosos y las canchas no tenían buen mantenimiento. A eso se sumaba que no todos utilizaban guantes.

Para Juan Donoso, general en servicio pasivo, que en aquel año era gerente de El Nacional, Maldonado fue apodado ‘El Gato’ por la rapidez de sus desplazamientos a cualquiera de las 4 esquinas del arco. Por eso, al retirarse de la actividad, el club lo contrató como preparador de arqueros. Con él se forjaron Carlos Delgado y Milton Rodríguez.

El entrenador que formó a varios ‘extraterrestres’
Retirado del fútbol como jugador en 1980, Maldonado emprendió su carrera de director técnico.

“Vine con un contrato de la Federación Deportiva de Esmeraldas. Después dirigí a Centro Juvenil Deportivo, con el que me coroné 4 veces campeón de la provincia en el fútbol profesional de segunda: 1982, 1983, 1984 y 1985, cuando firmé con Esmeraldas Petrolero”.

En este combinado, Maldonado realizó una campaña memorable, logrando el cuarto lugar, por encima de equipos como Emelec, Liga de Quito y El Nacional. Esa temporada Barcelona y Deportivo Quito se coronaron campeón y vicecampeón.

Mientras se rasca la cabeza, Fernando nombra a varios exponentes del cuadro petrolero: Fausto Matamba, Édgar ‘El Gato’ González, Duval Altafuya, Wilson Nieves, José Carita Ballesteros, Pullman Camacho y Manuel Rivadeneira.

En 1986 el exgolero se incorpora al Macará de Ambato y en 1991 retorna a la preparación de arqueros en El Nacional. Al año siguiente, junto al director técnico Ernesto Guerra, el combinado de las Fuerzas Armadas consigue su décima estrella en el estadio Monumental de Guayaquil. El empate 1-1 con Barcelona le permitió dar la vuelta olímpica.

“Eso me valió para que la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF) tomara en cuenta mi nombre. Me dediqué a buscar talentos de 14 y 15 años de edad, tenía que prepararlos de cara al Mundial Sub-17 que organizó Ecuador en 1995”.

En 1999, cuando el timonel uruguayo Fernando Rodríguez Riolfo asume la dirección técnica de Emelec, Maldonado ficha para ese club. Como los conocía, convence a varios jugadores de la Selección Sub 17 de 1995 para que se unan al conjunto ‘millonario’. Entre estos recuerda a Moisés Candelario, Carlos Hidalgo, Luis Moreira y Jean Carlos Ramos, conocidos después como los ‘extraterrestres’.

Con el ‘Ballet’, en 8 años de militancia, Fernando vivió experiencias inolvidables, las más añoradas son el bicampeonato 2001-2002 y la clasificación a la final de la Copa Merconorte de 2001, que perdieron en Guayaquil contra Millonarios de Colombia. Desvinculado del cuadro ‘azul’, ‘El Gato’ se muda a Esmeraldas, donde se enfoca en adiestrar a chicos de las divisiones formativas. En la actualidad entrena en la Fundación Amiga.

Su esposa, Janeth Hunter (53 años), con quien convive desde hace 33 años, se siente feliz con la vida que lleva. No le agradaba el fútbol, pero con Fernando aprendió a apreciarlo. Lo que no le gusta de él es su exagerada entrega al trabajo en el balompié, al cual muchas veces le dedica más tiempo que a la familia.

Maldonado, quien siempre tiene una sonrisa lista para ofrecer, agradece a la vida las oportunidades de superarse gracias al balompié. Ahora, debido a que 6 de sus 7 hijos formaron sus propios hogares, reside junto a Janeth y Ashley (14 años), la menor de sus retoños.

El aroma a arroz marinero, cebiche y encocado hipnotiza a los transeúntes que pasan por la Avenida Caribe, en el malecón de Las Palmas. Al ingresar, algunos observan las fotos. El lugar invita a comer bien y a conversar de fútbol.

Datos

Fernando Maldonado cuenta que los primeros guantes que utilizó eran fabricados con piel de antílope y tenían pegados cauchos parecidos a los de las raquetas de tenis de mesa.

Durante su carrera ‘El Gato’ sufrió lesiones en los meniscos, ligamentos, clavículas y en el tabique, por lo que fue sometido a varias cirugías. Al rompérsele el tabique, le retiraron el cartílago inferior de la nariz.

Los golpes más graves fueron en la cabeza, padeció 10 conmociones cerebrales. El impacto más fuerte lo recibió en 1971 en un partido El Nacional-Macará, en el estadio Bellavista de Ambato. Sin mala intención, Ítalo Estupiñán, que en ese entonces jugaba en Macará, le propinó un golpe que lo dejó 4 días inconsciente.

En 1984 obtuvo el título de entrenador FIFA. Entre sus compañeros en la capacitación estuvieron Carlos Sevilla, Polo Carrera y el colombiano Leonel Montoya.

A criterio de Maldonado, los mejores arqueros en la historia del fútbol nacional son Pablo Ansaldo, Carlos Delgado, Carlos Morales y José Francisco Cevallos.

Entre los amigos que lo han visitado en el restaurante constan Óscar Alcívar, Perdomo Véliz Jare, Carlos Ron, Horacio Prado, Eulogio Quinteros, Chalmeta Pérez, Eduardo Enríquez (+), Tom Rodríguez, Fausto ‘Camión’ Correa, Fabián Pazmiño, etc.

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