Tricolores reman a Río de Janeiro, con la mirada en los Bolivarianos
Ecuador tiene su selección de remos conformada. Quince deportistas entrenan todos los días en el Estero Salado de Guayaquil para participar en el Campeonato Sudamericano de esta disciplina, a desarrollarse en octubre, en Río de Janeiro (Brasil).
Para competir en este certamen internacional, los ecuatorianos han entrenado durante cuatro meses, seis horas diarias, bajo la dirección del cubano Gustavo Madero. “Intentaremos tener una presentación digna en Brasil. Pero nuestro objetivo principal son los Juegos Bolivarianos de Trujillo (Perú)”, indicó Madero, quien está a cargo del seleccionado nacional desde hace ocho meses.
Los remeros practican de lunes a sábado desde las 08:00 hasta 10:00. En la primera hora trabajan con el remoergómetro (una máquina que simula los movimientos que se realizan al remar) y en la siguiente lo hacen sobre el agua.
“Desde que contamos con el apoyo del Ministerio del Deporte puedo decir que tenemos más tiempo para prepararnos de cara al evento”, dijo el adiestrador nacional que confesó haber llegado al Ecuador “con la idea de reforzar la técnica del remero”.
Al parecer, los deportistas ecuatorianos tienen el potencial, pero en lo que respecta a la técnica del remo, cometen algunos errores. Con la experiencia de Madero, Ecuador aspira a ser protagonista en los Juegos Bolivarianos, donde tendrá la dura tarea de superar a Venezuela, Chile, Panamá y Colombia, potencias en el remo sudamericano.
De entre los remeros que constan en el selecto grupo de los 278 atletas nacionales están: Gabriel Solá y Julio Arévalo; ambos pertenecientes a la categoría “E” y donde perciben un sueldo básico unificado ($ 318).
“Estamos optimistas, con miras a los Bolivarianos, es allá donde apuntamos. Este torneo Sudamericano en Río de Janeiro servirá para foguear y tener la planificación antes de viajar a Trujillo”, manifestó Arévalo.
Este remero de 32 años es el más experimentado del grupo (lleva ocho años en el deporte) y considera que el Ecuador está en plena evolución en esta disciplina. “Hemos mejorado bastante y creo que ya es hora de pelear por el podio en los Bolivarianos y la clasificación al Mundial”, aseguró Arévalo.
Solá viajará a Río con ese mismo optimismo. Él, al igual que Julio, también es becado por el programa de Alto Rendimiento y gracias a ese apoyo se dedica por completo al deporte.
Pero no solo los becados se entrenan para mantenerse en el alto rendimiento. También hay quienes aspiran entrar entre los atletas del plan que impulsa el Ministerio del Deporte. John Guala es otro remero que confía en que este año pueda ingresar a la beca “E”.
“Somos conscientes de que ahora en el deporte nos respaldan; ante eso se puede decir que los que estamos en el remo nos entregamos por completo porque, ahora no hay la excusa de que no nos apoyan”, señaló Guala, aspirante que anhela la beca del Alto Rendimiento y que se perfila a llegar al Sudamericano con ese “plus” previo para remar en los Bolivarianos. Para los tres remeros, ese Sudamericano en Brasil será el “aliciente” que les dará la confianza para afrontar los Juegos de Trujillo, que marcará el inicio del Ciclo Olímpico.
Para María Laura Ruiz, esta ocasión será su “renacer” en el deporte nacional, ya que dejó a un lado el atletismo para dedicarse al remo. Todo luego de haber conversado con el entrenador Madero, quien confesó haberla visto correr, pero luego de notar su gran resistencia física, la llamó para ofrecerle un puesto en la selección ecuatoriana de remo.
“De no haber sido por el profesor no hubiese venido acá, a un deporte que me gusta y en el que me siento mejor y mucho más cómoda”, mencionó Laura, de 21 años, que confesó gustarle el remo porque en esta disciplina “se ejercitan todos los músculos del cuerpo. ¡Es completo!”.
Aunque Laura aseguró que no se arrepiente de haber practicado por años en los 100 y 200 metros planos, en 400 vallas, salto largo, lanzamiento de la jabalina y más, piensa que con el remo puede empezar una carrera como atleta profesional.
La joven deportista dijo que cuando recién se subió al remoergómetro (máquina para simular la acción de remar) le encantó, ya que ese movimiento requiere de mucho esfuerzo. “El hecho de necesitar gran desgaste físico, me gusta”.
“Cuando el ‘profe’ Madero me vio entrenando, se me acercó y me preguntó si quería hacer remo; lo pensé un poco y me decidí”, recordó Laura, quien empezó como velocista y después fue vallista en el atletismo.
“En todos los Juegos Nacionales estuve, además de los campeonatos en representación de Guayas”, acotó la guayaquileña que en los últimos seis meses estuvo entrenando heptatlón con un nuevo profesor del que aprendió a lanzar el martillo y también la bala. Ella considera que esa preparación aportó para darse cuenta de que aprende rápido.
Pero la llegada de María Laura a la selección ecuatoriana de remo no ha sido fácil. Su adaptación le costó un poco ya que cuando fue el primer día a entrenar se dio cuenta de que es la única mujer en el combinado.
“Me sentí un poquito rara al inicio cuando comencé a entrenar. Empecé en las prácticas con otra chica, pero al parecer ella se ha apartado de la concentración. A pesar de ser solo una, los chicos me tratan bien; no se portan diferente. Me tratan como un varón más”, aseguró Ruiz.
María Laura se describe como una señorita luchadora, no le gusta que la traten delicadamente; ella se pone al mismo nivel que sus compañeros, con quienes comparte la mayor parte de la semana.
Algo que confesó la nueva remera es que no sabe nadar muy bien, pero cree que con las clases básicas que recibió de pequeña, le basta; al menos hasta el momento porque no se ha encontrado en situaciones graves como cuando se voltea un bote y se queda atrapada bajo el agua.
“No nado como Michael Phelps, pero me defiendo... Hasta ahora no me he volteado (en el bote) sola, mis compañeros han estado allí para hacer de salvavidas. Igual, me preparo en caso de que el bote un día se me voltee, como ya me ha sucedido en dos prácticas”, indicó la remera nacional que aspira en su primera participación internacional (Sudamericano) hacer un gran papel para ir motivada a los Juegos Bolivarianos.