El Telégrafo
Ecuador / Sábado, 23 de Agosto de 2025
Deportes

El mejor ciclista rutero del país y el único de esta disciplina que estuvo en los Juegos Olímpicos del año anterior, Byron Guamá, será el representante ecuatoriano en el Circuito Latinoamericano de Short Track que se desarrollará en Colombia en el mes de diciembre.

Guamá, de 28 años, con una buena estrategia,  dejó que sus rivales tomen ventaja en el  inicio del circuito de 850 metros. Conservó el ritmo en las cuestas y aceleró en los trayectos planos. Fue preciso para tomar las cerradas curvas en las que los árboles servían de guía y así pudo superar al cabeza de grupo Érick Fierro,  quien debió conformarse con el tercer puesto.

Byron llegó a la meta sin complicaciones y con una diferencia aproximada de 20 segundos sobre su escolta Xavier Cevallos. Aprovechó su experiencia para sortear con éxito tramos artificiales que hicieron más complicada la prueba, como el ripio, las rocas y los troncos.

“Fue una prueba bastante exigente y muy técnica en la que la habillidad prima. Para mí fue importante porque me ayuda  en mi preparación para lo que será mi participación en la Vuelta a Boyacá (Colombia) que se desarrollará desde el 11 al 16 de septiembre”, puntualizó el ciclista que al momento entrena en Cayambe por el paro agrario  que se realiza en Colombia.

El circuito diseñado en el parque permitió que los aficionados puedan disfrutar de  cada una de las incidencias de la prueba, a diferencia de otras competencias en las que solo es posible observar la partida y la llegada.

“Esta es una nueva  forma de competencia que se está instaurando en el país para hacer más vistoso el espectáculo”, contó Pedro Rodríguez, organizador de la misma.
Los fuertes vientos veraniegos que priman en la capital ecuatoriana matizaron ayer el recorrido de cross country en el que participaron alrededor de 100 ciclistas. De ellos solo tres fueron mujeres.

La vencedora de esa categoría fue la quiteña Diana Espinoza, de 21 años, quien es la campeona nacional del cross country.

“El short track es una carrera muy intensa y exigente con piques en alto que se debe aprender a controlar para no tener problemas. Disfruté mucho de todo el trayecto bien diseñado”, refirió la ciclista que además estudia Nutrición en la Universidad Católica.  

Como es habitual en este tipo de recorridos los accidentes no faltaron por lo complicado del diseño de los tramos, pero la habilidad de los concursantes y sobre todo su deseo de concluir la prueba superaron cualquier inconveniente.

En cada una de las categorías la emoción no faltó, con duelos importantes que provocaron el delirio de los presentes. Cada uno de los participantes mostró  pericia con la bicicleta.
Los novatos en el descenso extremo, justo antes de terminar cada vuelta, prefirieron ir por el atajo de ripio, en el que un grueso tronco se movía con cada paso de las bicicletas, mientras los de mayor experiencia se inclinaron por seguir recto y saltar para pasar una zanja de al menos 50 centímetros de ancho.

Todos los ciclistas, previo al inicio de la prueba, se abastecieron de bebidas, pero pocos recurrieron a éstas en el transcurso de la misma para evitar que sus posiciones puedan alterarse por un descuido.
Por eso lo primero que hicieron tras concluir la prueba fue tomarse al menos medio litro de bebida hidratante.

El físico de los competidores se puso a prueba en cada ascenso. Por instantes debieron dejar de estar sentados y pararse para poner más fuerza en cada pedaleada.