Ninguno de quienes lo vieron en el podio de los Juegos Juveniles Parapanamericanos habría adivinado que, cuando nació, los médicos le pronosticaron invalidez para caminar y que pasaría el resto de su vida recostado en una cama.

Cuando Nubia Pazmiño recuerda eso, sonríe. Aquel diagnóstico quedó atrás, el tesón de su hijo pudo más y ahora es uno de los mejores exponentes ecuatorianos de la natación adaptada. A sus 15 años, Piero Molina conquistó cuatro veces el oro continental en Buenos Aires y sumó una medalla de bronce.

De su país natal, Piero conoce muy poco, pero se siente feliz al representarlo. Cuando lo convocaron a la delegación ‘tricolor’ no tardó en contárselo a su madre. Nubia no lo olvida, llegó a casa con un semblante diferente, el Comité Paralímpico Ecuatoriano (CPE) le daría la oportunidad de competir internacionalmente.

Fue hace cinco meses, durante el verano. Al recibir la noticia, Nubia se convenció aún más de que salir de Ecuador fue lo correcto.

Piero Molina Pazmiño nació en el hospital Delfina Torres, de Esmeraldas, el 14 de noviembre de 1998. Su presencia en el mundo trajo alegría y a la vez tristeza a sus progenitores. Tenía malformaciones, sus piernas eran muy pequeñas y en ambas le faltaba la tibia y peroné.

En Ecuador los pronósticos médicos eran desalentadores, él siempre sería un inválido, nunca dejaría de depender de sus padres.

Hace 13 años, con la mente puesta en encontrar los recursos para mejorar la condición de su hijo, Gustavo Molina viajó a España. Nubia y Piero le siguieron seis meses después, radicándose en Palma de Mallorca.

Los primeros análisis abrieron una esperanza. Con terapias y mucha constancia, Piero podría tener movilidad en sus extremidades inferiores. Nubia se imaginó a su pequeño desplazándose por sí mismo con muletas o en silla de ruedas.

El tratamiento le deparó algo mejor: tras cumplir dos años y medio le amputaron las piernas. Fue necesario para acondicionarle unas prótesis que las usó un año después.

En la natación
En el caso de Piero bien cabe la analogía de que sus prótesis son los ‘neumáticos’ que le permiten deslizarse y la natación constituye el ‘motor’ de su existencia, ya que, hasta ahora, el deporte solo le ha traído beneficios.

Todo empezó con una conversación informal. En el anterior colegio de Piero, una madre de familia le preguntó a Nubia si deseaba que su hijo incursionara en la natación junto con otros niños que también tenían discapacidad. Nubia no dudó en responder afirmativamente; el chico debía pasar una prueba.

El día de la valoración fue inolvidable: Xavi Torres, dueño de 16 medallas paralímpicas, se encargó de evaluar al ecuatoriano y darle el visto bueno. Nubia quedó impresionada, no solo por conocer a Torres, sino también por lo bien que lució su hijo dentro del agua. Y no era para menos, Piero no sabía nadar.

Pronto, su desempeño lo llevó más lejos, ahora estudia en un centro de tecnificación deportiva que le brinda educación académica y perfeccionamiento en natación. Su entrenador es Toni Pomar.

Sin embargo, eso no fue todo lo que Torres hizo por Piero. Nubia comentó que el plusmarquista mundial también intercedió para que Piero tenga la oportunidad de competir por Ecuador. Un contacto con el CPE ayudó a concretar el pedido. Torres quería motivar al adolescente, quien, tras varios años en la actividad, demostró un enorme talento en certámenes locales.

La prueba de que Torres tenía razón no tardó en evidenciarse. En los Juegos Juveniles Parapanamericanos de 2013, que se cumplieron del 13 al 20 de octubre en Buenos Aires, Piero Molina se adjudicó cuatro preseas de oro en los 100 m espalda, 100 m libre, 400 m libre y 50 m libre. Y la medalla de bronce en los 50 m mariposa.

Cada que vez que lo cuenta, Nubia se entusiasma; no solo por los títulos, sino por entender que su lucha y la de su esposo alegran la vida de su primogénito. La natación le ha dado a Piero, además de galardones, un estado de salud óptimo.

Debido al esfuerzo físico que realizan al caminar, las personas que usan prótesis suelen padecer malestares de espalda y cadera.

La natación ayudó a que Piero fortaleciera estas partes y se olvide de los tormentosos dolores. Eso sin contar que logró bajar de peso, pues quienes usan piezas ortopédicas, al no cubrir grandes distancias a pie, no queman las calorías necesarias lo cual ocasiona sobrepeso.

El deporte, sin duda, cambió la vida del atleta esmeraldeño. Sus metas a mediano plazo son convertirse en un exponente de alto rendimiento, terminar el colegio e ingresar a la universidad (cursa el penúltimo ciclo); tiene afinidad con la fotografía y la cinematografía.

El país de hierro
En Esmeraldas, María Méndez y Milton Pazmiño, abuelos de Piero, lo esperan con ansias. La última vez que lo vieron tenía 11 años.

Para doña María (73 años), Piero es un ejemplo de la perseverancia y amor paternos, armas que le permitieron reciclar la desgracia y convertirla en una senda al éxito.

María y Milton, quienes viven en el sector Aire Libre, esperan que Nubia, Gustavo, Piero y Laura (hermana) visiten Esmeraldas y que el nadador conozca el país en donde nació.

El 26 de diciembre, en la ceremonia de premiación a los deportistas paralímpicos más destacados de 2013, la audiencia no pudo conocerlo personalmente para aplaudirlo y tuvo que conformarse con la mención de sus logros.

Datos

Nubia Pazmiño (39 años) trabaja en la sección de embutidos de uno de los locales que tiene en Palma de Mallorca la cadena de comisariatos Mercadona.

Gustavo Molina (40 años) labora como responsable de la seguridad física en una compañía inmobiliaria.

Las malformaciones de Piero no solo comprometieron sus extremidades, también afectaron su mano derecha, la cual carece de dos dedos.

Molina es miembro del club Swim Teams de Mallorca (España), institución dedicada a personas con discapacidad.