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El Telégrafo
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Fútbol y fiesta fueron sinónimos

Fútbol y fiesta fueron sinónimos
03 de mayo de 2013 - 00:00

No importó ni el día ni la hora, ayer el “clásico” Mejía-Montúfar llevó a  más de 25.000 personas al estadio olímpico Atahualpa. La final del Campeonato Intercolegial de Fútbol Sub-18 de Quito “vistió de fiesta”  a un día cualquiera.

Sin las restricciones horarias de la FIFA ni las condiciones de algún canal de televisión, como suele ocurrir con el balompié profesional, los adolescentes de cinco colegios de la ciudad vivieron una mañana llena de color y deporte. Caras pintadas, banderas como capa, sombreros de formas curiosas, globos y serpentinas, completaban los uniformes de los adolescentes.

Las columnas para ingresar al escenario comenzaron a nutrirse desde las 08:00. Alumnos de las instituciones finalistas, y de los planteles invitados: Fernández Madrid, 24 de Mayo y Simón Bolívar, eran orientados por docentes de sus establecimientos, quienes los guiaban hacia las localidades  asignadas por la Federación Deportiva Provincial Estudiantil de Pichincha.

La idea era que no haya contacto entre los chicos de los colegios finalistas, cuya rivalidad provocó enfrentamientos en años anteriores. “A nosotros nos dijeron que salgamos antes de que se acabe el partido, por si acaso se producían desmanes”, contaba “Maité”, estudiante del 24 de Mayo.

Los controles en los accesos eran coordinados por policías  montados, quienes con sus caballos intentaban evitar aglomeraciones en las puertas. Otros policías, personal de la Federación Estudiantil y de la Asociación de Fútbol No Amateur de Pichincha (AFNA), revisaban que los jóvenes no ingresaran con objetos contundentes o cortopunzantes.

Algunos adolescentes llegaban acompañados de sus padres, que sin saberlo integraban un grupo no oficial de control a los estudiantes. El ingreso por algunas puertas, especialmente la 13, 14 y 15 de la general sur, se dificultó por la cantidad de personas que llegaron en horas similares.

Las demoras como estas eran “celebradas” en silencio por los vendedores de helados o bebidas que deambulaban en los exteriores del estadio. El  sol y la impaciencia “contagiaron” de sed a los “eslabones” de las filas. Una soda, agua o un helado ayudaban a mitigar la espera.

3-5-13-deportes--policiaRecuerdos

Diez para las 11:00, varios ex futbolistas profesionales arribaron en grupo a la tribuna del estadio Atahualpa. Faltaba poco para que comenzaran las acciones de la final del Campeonato Intercolegial de Fútbol Sub-18 de Quito. A dos de ellos la grama de la cancha les trajo recuerdos, no cuando ejercían como futbolistas profesionales, sino de sus inicios en los torneos estudiantiles.

Veinticinco  años atrás lucían como los adolescentes que copaban las gradas o, mejor, como aquellos que a las 11:00 saltaban al campo de juego. Fabián Cubero (42 años) que jugó por el Santiago de Guayaquil, pero se graduó en el Mejía, evidenció su nostalgia por las competencias juveniles.

Campeón intercolegial 2 veces con el Santiago de Guayaquil  reconoció que su desempeño con el combinado de ese plantel lo llevó a convertirse en futbolista profesional. Fue volante de Deportivo Quito, Espoli, Técnico Universitario y la Selección Ecuatoriana.

Jhony Pérez (38 años), ex alumno del Montúfar y campeón intercolegial con esa divisa, también “resucitó” algunas remembranzas. Según él, la secundaria no únicamente le sirvió para mostrarse, aprendió además a defender con pasión la institución por representar. Con esa consigna se enfundó  las camisetas de El Nacional, Aucas, Deportivo Quito, Deportivo Cuenca y Técnico Universitario.

Junto con ellos, Carlos “Cocoa” Pazmiño (43 años)  felicitó la aplicación del operativo de seguridad. En su opinión  los torneos intercolegiales y barriales son semilleros que, con atención y apoyo, nunca deberían perder su misión recreativa y servir a la vez como vitrinas de buenos deportistas. “Cocoa” prestó sus servicios en Espoli, Liga de Loja y la Selección Ecuatoriana.

3-5-13-deportes-estadioPaz

Vestidas de gala, las integrantes de la banda de paz del colegio 24 de Mayo animaron a los presentes. Lo mismo hicieron las adolescentes del colegio Simón Bolívar al formar letreros humanos que instaban a la unidad  de  los estudiantes.

Otros que transmitieron mensajes de hermandad fueron los miembros del grupo de pop Chaucha Kings, que luego de su presentación artística anunciaron el aterrizaje de  4 paracaidistas del Grupo de Intervención y Rescate (GIR).

Los paracaidistas cayeron en la cancha con las banderas de Ecuador, Policía Nacional, Instituto Nacional Mejía y colegio Montúfar. El ministro del Deporte, José Francisco Cevallos; la rectora del Montúfar, Fanny Rodríguez; y el rector del Mejía, Jorge Andrade, recibieron los estandartes.

Lo siguiente al acto protocolario puso la piel de gallina a la mayoría de concurrentes: los árbitros y las selecciones finalistas saltaron a la cancha, el partido esperado estaba por comenzar.

UN RESULTADO AMPLIO PARA UN PARTIDO QUE FUE MUY TRABADO

Un marco realmente esplendoroso adornó ayer la final del Campeonato Intercolegial de Fútbol Sub-18 que disputaron los primeros planteles de los colegios Mejía y Juan Pío Montúfar, ante alrededor de 25 mil espectadores presentes en el estadio Olímpico Atahualpa.

El “Patrón” Mejía, como se lo conoce al centenario centro educativo de Quito, sometió a su ya tradicional adversario por un contundente 5-1 y se proclamó campeón ante el delirio de sus seguidores, quienes dieron rienda suelta a una desbordante alegría tan pronto sonó el silbato final del juez Ronys Zambrano.

Un fútbol práctico, con mejores ideas, prevaleció en el conjunto de la calle Vargas. Cerca del primer cuarto de hora, Josué Martínez, con medido golpe de cabeza a una proyección de Carlos Lasso, inauguró la cuenta y prendió el entusiasmo en la barra oro y azul.

El cotejo cobró mayor dinámica luego de la reacción de los “señores” del Montúfar y fue Émerson Hurtado el que logró la transitoria igualdad  a los 44’ al ejecutar estupendamente un tiro libre.

Mientras tanto, en los graderíos, los estudiantes animaban a sus equipos. La segunda fracción fue expedita para la practicidad del fútbol de los del Mejía; Jhonatan Puga desniveló cifras con certero frentazo a un envío aéreo de Luis Cóndor en el minuto 55.

Aquel tanto fue un golpe anímico propinado a su rival; el goleador del campeón, Richard Estrella, amplió la diferencia a los 62’; Josué Martínez subió la cuenta mediante un lanzamiento penalti a los 69’ y el mismo Estrella selló la victoria a los 81’.

Fue, sin duda, una final que será recordada por todos los ingredientes que pusieron mucho sabor a una inolvidable fiesta deportiva.

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