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Dopaje, entre la ignorancia, la ingenuidad y la audacia

Dopaje, entre la ignorancia, la ingenuidad y la audacia
04 de febrero de 2013 - 00:00

El desconocimiento sobre las sustancias que contienen los medicamentos contribuye notablemente a que se susciten casos de dopaje entre  los  deportistas ecuatorianos.     
 El médico deportólogo Óscar Concha, quien tiene 10 años de experiencia en pruebas antidoping en clubes de fútbol, ratifica  aquello.  

El último caso con resultado positivo en un control  se registró la semana pasada. El fisicoculturista Freddy Obando perdió el campeonato mundial de la categoría 65 kilos por utilizar diuréticos. Según el exponente, ignoraba que un fármaco para quemar grasa, que   utilizó  en la última parte de su entrenamiento,  estaba prohibido por la Agencia Mundial Antidopaje (AMA).

De acuerdo con la experiencia de Concha, quien ha trabajado incluso  con exponentes como el montañista Iván Vallejo, la presión por conseguir triunfos “empuja” a los deportistas a escuchar consejos de “amigos” o buscar por su cuenta productos para mejorar su rendimiento.

Oír a un compañero, un ex deportista o un ex entrenador sobre tal o cual sustancia para optimizar sus condiciones competitivas o calmar algún dolor  puede llevar al atleta a consumir sustancias dopantes. Eso, sumado a la falta de asesoramiento  de un médico deportólogo, conlleva a que el atleta eche a perder su entrenamiento.

Pero como la “ignorancia” no exculpa al atleta, si da positivo en un control antidopaje, es posible que su carrera sea afectada por alguna suspensión. Concha destaca  la ligereza con la que, pese a ser aconsejados por los médicos, los jugadores de los clubes de balompié adquieren  suplementos energizantes recomendados por personas no calificadas.  

“Si eso pasa en equipos profesionales que cuentan con un médico permanente, no quiero ni pensar lo que ocurre en atletismo, ciclismo, natación, disciplinas en las  que, a veces,   no existe  ni siquiera un galeno asignado”, reflexiona. 

Alrededor  de  esta  problemática  se evidencian otros factores: la falta de capacitación integral del deportista desde las divisiones formativas, la ausencia de una ley que regule la venta de ciertos fármacos y el desinterés de atletas, entrenadores y dirigentes.

La instrucción de un deportista va más allá de la preparación física y técnica. También cuentan las lecciones sobre ética, la educación intelectual y la información sobre las repercusiones  que conlleva el uso de sustancias prohibidas.

Para  controlar  el expendio de esas sustancias urge una normativa parecida a la que aplica el Consejo Nacional de Control de Sustancias Psicotrópicas y Estupefacientes (CONSEP). Este organismo, por ejemplo,   prohíbe  la venta de licor y cigarrillos a menores de 18 años. 

Pero eso no ocurre en lo que respecta a fármacos. Menores de edad pueden comprar sin prescripción médica esteroides anabólicos (promueven el crecimiento del músculo esquelético) o estimulantes.

Según Concha, en el deporte ecuatoriano existe “desinterés de los involucrados en todos los niveles deportivos.  La voluntad  por  actualizarse, informarse sobre  nuevos fármacos o métodos, hará  que la educación se convierta en el mejor sistema antidoping”.  

Información

Para Oswaldo Valencia, coordinador del Departamento Médico de Concentración Deportiva de Pichincha (CDP), una de las claves en la lucha contra el dopaje es la información. En CDP los metodólogos recomiendan constantemente a los entrenadores hablar con los deportistas acerca del doping y los riesgos que tiene la automedicación.         

No se trata de formar expertos en farmacología, pero sí atletas que no consuman ninguna sustancia sin la autorización del deportólogo. Se les indica a los deportistas revisar constantemente noticias en la página web de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), que anualmente publica un listado de sustancias prohibidas.

En CDP, los  seminarios de actualización sobre productos dopantes se organizan por lo menos una vez al año. Es necesario que dirigentes, técnicos, preparadores físicos, psicólogos deportivos, fisioterapistas, trabajadores sociales y árbitros amplíen sus conocimientos en este ámbito.

La matriz de la actividad física provincial cuenta además con un programa de entrega de medicamentos a los deportistas. Los fármacos los provee una farmacia con la que se firmó un convenio. Esto impide que los exponentes compren medicinas en otros lugares o a personas particulares. CDP paga las cuentas y sabe qué  sustancias ingieren o se aplican   los atletas.  

Estos procedimientos se aplican con todas las categorías. La institución trabaja con chicos de 7 años (categorías escolar y prejuvenil), adolescentes (categoría juvenil), sub 23, sénior o élite y máster.  

En las categorías menores a los  18 años  se les  recomienda a los padres de familia cuidar que los jóvenes no adquieran medicamentos por su cuenta.   

Control

Jorge Troya, entrenador del fisicoculturista Freddy Obando, defiende la ética de su “pupilo”. Está convencido de que no  tuvo la intención de hacer trampa para ganar.  Su  error,  afirma, fue  comprar   fármacos  y  no consultarle   a nadie si  era  conveniente o no utilizarlos.  

Obando, quien admitió que  usó   diuréticos tres días antes del Campeonato Mundial (noviembre de 2012), reveló que el producto se lo vendió un amigo que llegó de los Estados Unidos.

Troya, sin embargo, cuestiona la falta de control y la venta libre en tiendas y a través de Internet.

Con  esa   apreciación  concuerdan Óscar  Concha   y   Oswaldo  Valencia. Es necesaria una regulación más rigurosa a la venta de fármacos. Hay productos como los estimulantes y los esteroides anabólicos que no pueden expenderse sin prescripción médica en farmacias.  

Los grupos de sustancias dopantes más conocidos son los estimulantes, los esteroides anabólicos, los corticoides y  los diuréticos.

Los estimulantes actúan directamente en el sistema nervioso central para activar el cerebro y el cuerpo. Un estimulante natural del organismo es la adrenalina, que se produce para aumentar la atención, reducir el dolor y elevar la agresividad y competitividad.

Los esteroides anabólicos son sustancias sintéticas relacionadas con las hormonas sexuales masculinas. Provocan el crecimiento del músculo esquelético (músculos estriados que están unidos al esqueleto).

Los corticoides tienen efecto antiinflamatorio, alivian el dolor. Los diuréticos provocan la pérdida de líquidos a través de la orina. Se utilizan para obtener una rápida reducción del peso corporal (en deportes con categorías de peso) y para bajar la concentración de sustancias dopantes o para esconder  la presencia de otras sustancias ilegales. 

¿Pero cuáles de estas sustancias son las que más “golpean” a los deportistas ecuatorianos? Concha dice que por costos los más asequibles son los esteroides anabólicos y los estimulantes, que cuestan entre 20 y 30 dólares.  

Sustancias extremadamente más costosas son la hormona del crecimiento o la Epo, que mejora el rendimiento del exponente en actividades aeróbicas, es decir, aumenta la resistencia al ejercicio físico. Para tener resultados óptimos estas sustancias no se usan por dosis sino por “programas” (varias dosis). El precio de un programa de suministro puede superar los 10.000 dólares.

Autoestima

“Un deportista refleja lo que es en la vida. Si cree en sus posibilidades no necesitará sustancias dopantes”, expresa el ciclista Juan Carlos Bosmediano, quien ha visto de cerca tres casos de dopaje. Ninguno fue por desconocimiento, asegura, todos querían sacar ventaja al suministrarse elementos farmacológicos.

Está convencido de que en  ciclismo de élite, como en cualquier deporte  de alto rendimiento, los exponentes saben sobre la ley antidopaje y saben que no deben consumir sustancias prohibidas. También que pueden ser seleccionados para un control antidopaje. Si un atleta de ese nivel no conoce estas condicionantes, simplemente no puede ser llamado deportista de alto rendimiento.

Añade que si bien existe la presión  por ganar, obtener o mantener algún auspicio, los exponentes que se dopan solo demuestran “inseguridad, falta de confianza en sus propias capacidades”. Desde su experiencia precisa que un buen plan de entrenamiento, una buena nutrición, descansar bien y seguir las indicaciones del entrenador y el deportólogo garantizan los  resultados.

Bosmediano, de 42 años, primer ecuatoriano clasificado a los Juegos Olímpicos Máster que se celebrarán en agosto de este año en Torino (Italia), califica como decisivos en el desempeño de un deportista el aporte y unión familiar, desde donde nacen los valores que se aplican en cualquier campo de la vida.

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