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Parásitos, microorganismo silenciosos que causan enfermedades

Parásitos, microorganismo silenciosos que causan enfermedades
31 de octubre de 2016 - 00:00 - Redacción de7en7

Sin saberlo, el cuerpo humano puede ser el hogar de un sin número de organismo microscópicos cuya supervivencia depende directamente del cuerpo donde  habitan. Se tratan de los parásitos.

Llegan al organismo de diversas formas, son de cualquier tamaño y pueden habitar en cualquier parte del cuerpo humano. No todos los parásitos son malos, pero los que lo son pueden causar una serie de enfermedades. Además, no siempre se los identifica con facilidad.

De acuerdo al portal web Salud y Bienestar, después de que los parásitos entren en el cuerpo, estos liberan ciertas toxinas que pueden causar varios tipos de infecciones y trastornos en la salud, por ejemplo, los parásitos que están presentes en el tracto intestinal pueden causar la inflamación del revestimiento interior o de la membrana mucosa de los intestinos. Las toxinas también pueden causar un mal funcionamiento de ciertos órganos como los riñones y el hígado.

Diarrea, fatiga, alergias, anemia, distensión abdominal, gases, estreñimiento, dolor articular y muscular, enfermedades en la piel, trastornos del sueño, el rechinar los dientes, desgaste muscular, disfunción del sistema inmunitario, alteración cognitiva, dificultades en la concentración y el nerviosismo son algunos de los síntomas que le indican que algo podría estar mal en su organismo debido a algún parásito.

En algunos casos, los parásitos en el cuerpo pueden ser potencialmente mortales y también pueden dañar el sistema inmune, identificarlos a tiempo es fundamental.

La lombriz intestinal, por ejemplo, es uno de los parásitos más comunes en los seres humanos. Llega a medir entre 15 y 35 centímetros de longitud y su origen se relaciona con la falta de higienes en la preparación de los alimentos y en las condiciones donde se los consume. Estos huevos entran al organismo por la boca.

Los huevos de las lombrices se encuentran en la tierra y en los alimentos, de ahí que comer los productos crudos, mal cocidos, mal lavados o no lavarse las manos antes de comer son factores de riesgo.

Los síntomas más comunes que causan las lombrices intestinales son la falta de apetito, dolores estomacales y de cabeza, náuseas, mareos, decaimientos, debilidad, rechinido de los dientes al dormir, comezón alrededor del ano y en ocasiones la persona puede sufrir de diarrea o estreñimiento.

Otro parásito que se transmite a través de alimentos infectados es la tenia, o también conocida como solitaria. Este gusano se aloja en el intestino y se agarra fuerte con los ganchos que tiene en su cabeza, de ahí que puede vivir en el organismo humano hasta 25 años y puede llegar a medir hasta 10 metros de longitud. 

Este parásito causa calambres intestinales, náuseas, trastornos en el apetito y en el tránsito intestinal, mareos, dolores de cabeza y picazón en la zona del ano.

Otro parásito de fácil propagación es el Wuchereria bancrofti. Lo trasmiten lo mosquitos liberando el parásito en el torrente sanguíneo del ser humano. Las larvas se trasladan a los nódulos linfáticos principalmente de las piernas y en la zona genital, en un año se convierten en gusano adulto. Estos son los responsables de la filariasis, una enfermedad que produce alteraciones del sistema linfático e hipertrofia anormal de algunas partes del cuerpo, causa dolor y discapacidades graves.

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), en la actualidad hay más de 947 millones de personas en 54 países amenazados por la filariasis linfática que requieren tratamiento profiláctico a gran escala, conocido también como quimioterapia preventiva, para detener la propagación de la enfermedad.  Este afección también es conocida como elefantiasis.

Algunos de los síntomas son fiebre, escalofríos, infecciones de la piel, dolor en los ganglios linfáticos, piel engrosada e hinchazón.

Otro parásito cuya propagación se le atribuye al gato es el toxoplasma gondii, que causa la toxoplasmosis. Sin embargo, de acuerdo al portal web Medline Plus, este organismo microscópico llega al cuerpo del ser humano por transfusiones de sangre o trasplante de órganos sólidos, por comer carne cruda o mal cocida (de cordero, cerdo o res) y, finalmente, por el manejo inadecuado de los excrementos de gato. La infección también se puede pasar de una madre infectada a su bebé en gestación a través de la placenta.

Según el portal médico, este parásito puede no causar síntomas, si los hay, suelen aparecer alrededor de 1 a 2 semanas después de haber estado en contacto con el parásito. La enfermedad puede afectar el cerebro, el pulmón, el corazón, los ojos o el hígado.

Para prevenir las infecciones por estos y otros parásitos es necesario mantener buenos hábitos de higiene, como lavarse las manos después de haber estado en la calle utilizando un desinfectante y después de usar el baño. Beber agua hervida, lavar las frutas y las verduras antes de consumirlas y cocer bien los alimentos son otras medidas de prevención.

Consejos

Para evitar tener parásitos en el organismo es fundamental cocer bien los alimentos, realizarse exámenes de laboratorio regularmente y hacer controles parasitarios a las mascotas.

Lavarse las manos después de haber estado en la calle y después de haber cogido algún animal, usar desinfectantes y tomar agua hervida son otras medidas.

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