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Los niños no deben ver películas de terror

Los niños no deben ver películas de terror
24 de octubre de 2016 - 00:00 - Redacción de7en7

Aquellos niños con miedo a las arañas, a los muñecos o a la sangre seguramente vieron las películas de terror El ataque de las arañas, Chucky, el muñeco diabólico o Viernes 13. Y es que las películas además de entretener, afectan emocionalmente a los televidentes sin que ellos lo perciban, peor aún si se trata del público infantil.

Aunque la mayoría de padres evitan que sus hijos vean filmes que no son adecuados para su edad, otros aseguran que sus hijos son los suficientemente inteligentes como para dejarse engañar por una película de ficción. “No se confíen, las consecuencias aparecen enseguida o años después”, dice Édgar Reyna, psicólogo clínico de Servi Terapias.

Ningún niño —explica el especialista— está apto o capacitado para ver cosas fuera de su madurez emocional, la psiquis de los menores aún es inmadura. Todo lo que su mente no pueda entender, no lo debe ver, y es que hay imágenes que la mente de los niños aún no puede digerir.

Según el sitio de Internet lamenteesmaravillosa.com, las películas de terror afectan al cuerpo fisiológicamente, incrementando el ritmo cardíaco, y en personas con enfermedades coronarias pueden aumentar el dolor de pecho y la presión arterial; también pueden causar un aumento en los niveles de adrenalina y cortisol, y lo que es peor, pueden desencadenar recuerdos de eventos traumáticos que se han experimentado.

Miedo y ansiedad son los principales efectos de este tipo de películas en los niños. Según Reyna, se pueden producir también terrores nocturnos, pesadillas, inseguridad, sueños sobresaltados, etc. A estos efectos la psicóloga infantil Marcela Tello agrega la alteración en el apetito: comen demasiado por la ansiedad o dejan de comer.

De acuerdo con Tello, los niños de hasta los 7 años no ven claramente la diferencia entre realidad y fantasía debido al desarrollo de su pensamiento.  De ahí los filmes de terror pueden causar varios impactos y consecuencias negativas en su mente. Algunos llegan a tener temores tan fuertes que se convierten en traumas, en fobias descontroladas.

El trauma es el impacto, el shock, del miedo intenso que le provocó alguna película. Pero también se podría generar un estrés postraumático. Frente a algún evento, un sonido, personas o cualquier situación que conecte al niño con ese recuerdo, reviven ese mismo trauma, el mismo temor.  Según Tello, cuando esto sucede los niños necesitan terapia porque estas consecuencias son atemporales, pueden seguir por mucho tiempo.

 El estrés permanente deteriora la calidad de vida del menor, neurológicamente afecta las funciones psicológicas, la atención, la memoria, los menores se vuelven hiperactivos, muy inquietos. “Cuando los niños ven ese tipo de películas, se vuelven sensibles, estresados, y esto se va acumulando”.

Una de las características del estrés postraumático es la hipersensibilidad, un estado de alerta permanente. Los niños se hacen muy sensibles, lloran por cualquier motivo, se vuelven muy frágiles emocionalmente. Así como pueden volverse introvertidos también podrían hacerse agresivos porque están a la defensiva.

Si esto no se trata a tiempo, estos niños serán adultos miedosos, inseguros, nerviosos, y no podrán tomar decisiones solos porque tienen miedo. Estos traumas son la explicación del porqué se tienen fobias y miedos en la adultez. Y es que cada ser humano tiene una constitución neuronal única, de ahí que cada persona reacciona de diferente forma a los impactos y a las sorpresas.

La psicóloga Silvia Álava, en el portal Guía Infantil, explica que un miedo se convierte en un problema cuando el niño deja de hacer determinadas cosas, cuando su nivel de angustia o de ansiedad ya empieza a ser muy elevado, que por mucho que se le diga: ‘No, tienes que dormir tú solito en tu habitación’, él no puede hacerlo porque realmente se pone mal o se queda paralizado.   

Algunos niños dicen que sí ven películas de terror y no les pasa nada, aseguran entender que es actuación. Según Reyna eso es falso. “Si no te pasa ahora, te va a pasar cuando seas adolescente o adulto”.

Explica que el inconsciente absorbe todo y lo guarda, los temores se pueden activar posteriormente. El cerebro es tan perfecto que hace su propia higiene, así que estas emociones guardadas en el inconsciente en algún momento van a salir, en algunos casos se convierten en psicopatologías. 

“Los padres están para corregir y disciplinar, deben decirles qué pueden ver y qué no”, comenta Reyna y hace un llamado a cuidar la psiquis de los niños.

Según Tello, los padres siempre deben tomar en cuenta la clasificación de las películas, la edad permitida para verlas, deben respetar esos parámetros por beneficio de los niños. 

Para sanar estos efectos negativos en la psiquis de los niños es necesario que asista a terapia psicológica en la que se trabaje la parte reflexiva cognitiva para que el menor diferencie la realidad de la fantasía, también se trabajan las emociones intensas como miedo, angustia y ansiedad. La terapia les ayuda a confrontar y a desensibilizarse.

Recuerde

Los niños son muy influenciables y su mente puede ser tan rápida que se imaginan muchas más cosas de las que pueden ver.

Los menores de 7 u 8 años no identifican la diferencia entre realidad o ficción y es fácil que junten ambos mundos y piensen que lo que ven y les produce miedo les está pasando a ellos.

Si están viendo una película de terror en familia, los padres no deben asustarse, porque los niños los imitarán.

www.guiaparapadres.com

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