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Los ecuatorianos de las nuevas generaciones son más altos

Los ecuatorianos de las nuevas generaciones son más altos
12 de marzo de 2016 - 00:00 - Andrea Rodríguez Burbano

Padres pequeños, hijos pequeños, así lo establece el ADN, el ‘código de barras’ con el que todos los seres humanos nacen. Si así lo determina la genética, es poco probable contradecirla, aunque en ocasiones este factor parece debilitarse. Cuando el hijo de una pareja de baja estatura, crece y supera con creces la altura de sus progenitores, ¿qué significa? Lo más probable es que ese joven exprese los genes de sus antepasados, es decir, alguien en la familia —un abuelo, un bisabuelo— fueron altos y esa característica se transmitió por generaciones.

Estos casos son excepcionales porque la estatura se hereda; la altura de los padres predice entre el 80% y 90% de la nuestra. Aunque el factor hereditario facilita la comprensión sobre la talla de los seres humanos, hay endocrinólogos que insisten en que lo más importante es no quedarse con la explicación facilista: la hija es bajita porque mamá es bajita, el hijo es gordo porque el papá es gordo.

Hoy se conoce que existen más de 500 variables genéticas que definen la estatura. A este estudio se suman otros que señalan que la talla de los individuos depende en 80% de factores hereditarios y 20% de aspectos relacionados con la alimentación y el ambiente.

En las últimas décadas, los científicos han constatado que la altura promedio en los países más desarrollados ha aumentado alrededor de 10 centímetros y son los holandeses quienes llevan la delantera.

En ese país, los hombres miden alrededor de 1,88 m y las mujeres 1,70 m. Ambas medidas representan un incremento de 20 cm frente a la altura de sus coterráneos en el siglo XIX. Para explicar este incremento hay estudios que sugieren que la fluctuación en la estatura está relacionada con la alimentación.

Si los niños no comen suficiente o no absorben los nutrientes de los alimentos, por la presencia de una enfermedad, las posibilidades de desarrollarse disminuyen, incluso si sus padres son altos, lo que revela que la alimentación es crucial. ¿Qué ocurre con los ecuatorianos? Fausto Orellana, médico endocrinólogo, especialista en nutrición, asegura que las últimas generaciones de ecuatorianos son más altas y pone un ejemplo: “esto se ve, sobre todo, en los oficiales de las Fuerzas Armadas.

Los ecuatorianos que viven en el área urbana siempre serán más altos que aquellos que nacieron y crecieron en las zonas rurales.

Hace 50 años, ellos medían 1,70 y usted ve que ahora tienen un promedio de 1,80 centímetros. Obviamente hay un incremento, pero hay que indicar que en las mujeres no ocurre lo mismo. “Las mujeres, siendo más altas que sus madres y abuelas, no son tan altas. Todavía hay muchas ecuatorianas que miden 1,50 m y 1,60 m”. Julio Urresta Ayala, máster en Endocrinología avanzada, concuerda con este criterio e indica que hay un indudable aumento en la talla de los jóvenes. Según explica, esto se debe, en especial, a los cambios nutricionales de muchos ecuatorianos.

En las poblaciones —dice— hay determinados cambios o modulaciones que se producen en el transcurso del tiempo. En una época las poblaciones tienden a aumentar de talla y luego bajan; esto se produce a escala mundial y puede ser que en Ecuador nos encontremos en esa fase.

Ambos médicos coinciden al establecer diferencias entre los ecuatorianos que viven en el área urbana y los que habitan en el sector rural, porque estos últimos suelen ser más pequeños. En la población indígena —precisa Orellana— la talla promedio oscila, en las mujeres, entre 1,40 y 1,50 m y en los hombres entre 1,45 m y 1,60 m.

“Nuestro indígena es pequeño porque hay un subdesarrollo de 500 años de desnutrición. La falta de alimentos adecuados ha producido un acortamiento de esta población, pero en otras etnias, como la afroecuatoriana, no sucede lo mismo”, puntualiza Orellana.

En general, estos hombres y mujeres son altos y entre ellos también hay diferencias en la dieta alimenticia.

Los afrodescendientes que hoy habitan en el Valle del Chota, en la provincia de Imbabura, no consumen el pescado de los esmeraldeños y aun así tienen tallas altas, porque hay un fuerte factor genético. Urresta cree fundamental establecer una diferenciación entre los niños de las zonas rurales de la Costa y de la Sierra, porque en ambos casos el aporte proteico no es similar. Por lo regular, los niños urbanos en Ecuador les pasan con 3 centímetros a sus pares rurales.

Una niña en el área urbana nace con una estatura de 49 centímetros y una niña de la zona rural alcanza máximo los 45 cm. En términos generales, el ser humano tiene un potencial de desarrollo muy importante. Orellana cita como ejemplo a los chinos.

“Los habitantes de China eran diminutos, pero los chinos que viven en Estados Unidos miden 1,80 m, porque tienen una gran cantidad de alimentos a su disposición y esos factores nutricionales, sumados al intenso ejercicio físico, hacen que los chinos sean más altos”.

Según el Orellana, los ecuatorianos pueden establecer comparaciones de estatura con ciudadanos de Perú, Colombia y Bolivia, pero con los habitantes del Cono Sur es más difícil, ya que en Chile, Uruguay y Argentina, la gente es más alta. “Un chico que nace y crece en estos países consume una libra de carne al día. Si los ecuatorianos llegamos a 300 gramos al día es mucho y el aporte de este tipo de proteínas es fundamental”.

La clave del crecimiento está en los músculos y en los huesos. Es por ello que para incentivar su crecimiento, es fundamental una dieta rica en calcio, fósforo y magnesio.

Las proteínas y los hidratos de carbono, como nutrientes más complejos, son también importantes para garantizar el crecimiento del organismo. Según Orellana, la infancia es una etapa crucial para identificar si el niño y la niña tienen posibilidades de alcanzar una buena estatura y de estimular su crecimiento. “La mujer crece hasta los 15 años y el varón hasta los 18. La mayoría de padres me visitan cuando las niñas ya presentan la menstruación, vello púbico y desarrollo de mamas. En esta fase, hay poco que hacer, lo ideal es que vengan apenas nacen”, precisa el médico.

Según los especialistas, el crecimiento de una persona a través de la vida da cuenta de la calidad del ambiente en el que está creciendo.

El crecimiento en Ecuador ha mejorado, en especial, porque la población comenzó a superar ciertos factores ambientales que no permitían que expresara su verdadero potencial genético.

Al mismo tiempo, la erradicación de la desnutrición y de los déficits nutricionales son los principales determinantes de la mejoría de la estatura en los últimos 40 años.

Cada vez surgen más evidencias que revelan que en la actualidad los niños están creciendo más y desarrollándose antes en todo el mundo. Eso está directamente vinculado a la edad de inicio de la pubertad y a la finalización del crecimiento.

LA ESTATURA PROMEDIO (Cifras en metros)

Según un artículo publicado en el diario chileno La Tercera, durante los últimos 200 años, la estatura y el peso de hombres y mujeres han aumentado, pero la edad del estirón de la pubertad, la edad en que se alcanza la talla final y la de la primera menstruación han disminuido. Por otro lado, la edad del estirón también cambia con el acceso a nutrición y mejor salud.

Según los científicos, una prueba de que la calidad de vida y las condiciones ambientales influyen en el crecimiento es que en todos los países industrializados los niños son hoy más altos y maduran antes que sus compatriotas de hace 100 años.

El médico español Jesús Treguerres, en una entrevista para el diario español La Vanguardia, dijo que el crecimiento es una función de lujo del organismo.

“No es esencial para la supervivencia, así que si tenemos suficiente cantidad de nutrientes crecemos y, si no, pues crecemos menos” porque el organismo dedica la energía que consigue a sobrevivir”.

Son muchos los factores que inciden en la talla y aunque los genes y la alimentación son fundamentales, también influyen las hormonas y una vez nacidos, la más importante es la denominada hormona del crecimiento”.

Se trata de una proteína producida durante toda la vida de una persona. Además, es necesaria para que el niño y la niña alcancen la talla adulta normal, pero también es importante para la regulación del metabolismo, tanto en menores como en adultos.

Sobre el tema de la estatura se ha investigado mucho. Varios autores han tratado de explicar por qué la talla de una persona varía con la geografía sin que, hasta el momento, haya unanimidad en las conclusiones. Viejas teorías ya desacreditadas, como la del zoólogo Carl Bergman, apuntaban a una estrecha relación entre los climas fríos y los cuerpos más grandes.

El médico holandés Hans van Wieringen atribuye el crecimiento a las mejores condiciones sanitarias y sociales. Este postulado se evidencia en Japón, donde sus habitantes empiezan a alcanzar a los estadounidenses en la media de estatura. La razón que esgrimen los científicos es que hoy en día los japoneses tienen una mejor calidad de vida y una alimentación equilibrada con muchos nutrientes.

Realmente la talla merece atención, porque es uno de los indicadores de buena salud. El mundo científico insiste hoy en asociar la estatura con la salud y el bienestar humano y por eso, van detrás de las pistas de la estatura.

Tallas

Con un promedio de 1,85 metros, los hombres de Holanda son los más altos del mundo. El pediatra Hans van Wieringen pronostica que aún pueden crecer otros 10 cm.

En la Amazonía brasileña, los hombres altos de la tribu mehinaku merecen respeto, mientras que los bajitos reciben un trato despectivo y apelativos como peritsi, similar a itsi (pene).

El antropólogo que lo descubrió hace décadas, Thomas Gregor, se lamentó de que la categoría humana pudiese calibrarse en centímetros.

El mercado ofrece opciones cada vez más singulares para compensar estaturas: implantes de cirugía estética, hasta triquiñuelas caseras de los asesores de imagen. También hay vitaminas que prometen ayudar en el crecimiento.

Especialista

“La nutrición juega un papel importante”

En realidad, hay un grupo de genes que determina la talla de los individuos; no es uno solo. También hay factores ambientales y externos como la nutrición que inciden en la talla. En este sentido, hay que indicar que existen enfermedades que demuestran que la talla es un problema genético específico, porque se daña un gen y la persona no crece.Por ejemplo, la ausencia de un cromosoma X, denominado Síndrome de Turner, determina una talla corta en las mujeres. César Paz y Miño, genetista.

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