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En Cuerpo Presente
Las neuronas del placer, en estudio
Las neuronas cumplen múltiples funciones. Entre las más destacables está la recepción de estímulos y la conducción del impulso nervioso. En otras palabras, las neuronas recogen los impulsos nerviosos y los envía a los órganos, después estos impulsos son enviados al cerebro para que haya una respuesta.
En definitiva, la neurona es una célula altamente especializada que se encarga de transmitir información. Estas células también son responsables de la generación de placer. Después de estudiar varias regiones cerebrales, los científicos han constatado que el cerebro busca recompensas. Por ejemplo, el alcanzar un orgasmo activa una señal neuronal que converge en un pequeño grupo de áreas cerebrales interconectadas, situadas cerca de la base del cerebro. Son esos pequeños grupos de neuronas los que conforman el circuito de recompensas, donde los humanos experimentan placer.
Por otro lado, los seres humanos necesitamos sentir algún tipo de recompensa para poder sobrevivir y reproducirnos. Según Rafael Maldonado experto en farmacología de la Universitat Pompeu Fabra, el placer es un motivador esencial para el aprendizaje de determinados comportamientos esenciales para la supervivencia. Según este investigador, citado por el diario La Vanguardia, hay 3 situaciones naturales que activan el botón del placer: el sexo, la comida y las relaciones sociales.
Este circuito de recompensa, basado en buena medida en la dopamina y refinado a lo largo de miles de años de evolución, puede también activarse con acciones como el deporte o la meditación, y también con sustancias psicoactivas que comportan un riesgo grave de adicción, como la heroína, la cocaína, la nicotina o el alcohol. Los investigadores también han centrado su atención en estudiar el denominado circuito del placer o de recompensa y han llegado a la conclusión de que al cerebro le gusta el placer. En realidad, este es básicamente una respuesta adaptativa que nos genera la necesidad de repetir conductas placenteras como son beber, comer, o tener sexo, básicas para la perpetuidad de la especie.
Este sistema no es exclusivo del ser humano, es un sistema primitivo que también poseen la mayoría de las especies. Pero presenta, asimismo, sus problemas: funciona tanto con sustancias naturales como artificiales, y puede pasar de ser un mecanismo de protección para el mantenimiento y la generación de vida, a ser destructivo, como es el caso de las adicciones.
Según el blog de la psicóloga María Isabel López, el circuito del placer está formado por distintas estructuras cerebrales y el neurotransmisor clave es la dopamina. Un neurotransmisor es una sustancia que transmite información de neurona a neurona, así es como “hablan”, pasan la información de una neurona a la siguiente, a través de estas sustancias.
Este paso de información es lo que se conoce como sinapsis. La dopamina es uno de los neurotransmisores más importantes y participa, por ejemplo, en la actividad locomotora, las emociones y procesos cognitivos, regulación endocrina, ingesta de alimentos y de líquidos, en la función cardíaca y renal, entre otros.
El hecho más sorprendente es que cuando algo nos aporta placer, se libera dopamina desde la neurona al espacio que hay entre ella y la siguiente neurona, es lo que se llama espacio presináptico.
Es en ese momento cuando se estimulan los receptores de la siguiente neurona, la neurona postsináptica, y sigue de esta forma de neurona a neurona, activando las distintas áreas cerebrales implicadas en este circuito.
Por otro lado, la dopamina que sobra se revierte de nuevo a la neurona de origen.
Este circuito del placer, activa también las mismas áreas cerebrales que se ponen en funcionamiento en la toma de decisiones, y cuando se tiene delante la tentación, estas áreas sopesan las ventajas e inconvenientes a largo plazo y a corto plazo. Algunos individuos son incapaces de resistirse a los beneficios de la recompensa inmediata aun siendo conscientes de los perjuicios. Esto parece indicar que estas personas tienen un sistema de recompensa sobreestimulado. Algunos lo describen como un cerebro adicto, porque la secreción de dopamina provoca la alegría del placer y las ganas de más.
En el cerebro
Los científicos saben que el orgasmo ocurre en la cabeza y no en la entrepierna. Aunque el método para llegar a él es la estimulación del clítoris en la mujer, y del pene en los hombres, hay quienes pueden tener uno solo con estimulación de otras zonas erógenas.
Cuando alguien nos atrae o a quien queremos nos toca, el sistema límbico recibe una estimulación sensorial a la que asocia un valor positivo y una sensación placentera.
El placer intenso y breve da paso a una sensación persistente de bienestar, que los expertos consideran básica. Y de ello es responsable la oxitocina, encargada también de los vínculos sociales.
Los circuitos del placer también se activan con las relaciones sociales, por ejemplo, cuando somos generosos y altruistas.