Es la forma más frecuente de demencia, una enfermedad que conlleva el deterioro irreversible y progresivo de la capacidad mental, aquella que nos permite pensar, recordar y razonar. Aunque los científicos se esfuerzan por hallar el modo para revertir el alzhéimer, esta enfermedad parece ganarle la batalla a la ciencia. Si bien resulta difícil identificar qué inicia el proceso de la enfermedad, se constató que el daño cerebral comienza de 10 a 20 años antes de que se manifiesten los primeros síntomas.

Todos los días las personas experimentan olvidos que forman parte del proceso de envejecimiento, pero un individuo con la enfermedad de alzhéimer u otros tipos de demencia, encontrará estos síntomas cada vez más frecuentes y graves.

El próximo 21 de septiembre es el Día Mundial del Alzheimer y según el neurólogo Patricio Abad Herrera, médico del Hospital Metropolitano, esta es una fecha clave para concientizar a la población mundial sobre la importancia de comprender esta enfermedad mental.

¿Por qué no hay cura para el alzhéimer?

Hoy sabemos muchas cosas, por ejemplo, que hay una relación genética, pero, además, tenemos la certeza de que las personas pueden tener un diagnóstico con 20 años de anticipación, es decir, antes de que se presenten los síntomas. Si se hace una tomografía específica, se podría saber si hay indicios de esta enfermedad. Hay que indicar también que, por el momento, se desconoce la causa exacta del alzhéimer.

¿De qué le serviría a la persona saber que en el futuro padecerá esta enfermedad? ¿No sería mejor desconocer el diagnóstico?

Bueno, podría someterse a nuevos tratamientos médicos que puedan, en algún momento, mejorar su condición, porque si conoce su diagnóstico con una o dos décadas de anticipación, tiene la esperanza de que la ciencia desarrolle un nuevo tratamiento o descubra un nuevo fármaco en el transcurso de este tiempo.

¿Qué sustancias están involucradas en la aparición de esta enfermedad?

Es una proteína que se llama amiloide que invade el cerebro como si fuera una gelatina, por decirlo en un sentido casi metafórico. Esta proteína endurece el cerebro y al final este se asemeja a una piedra pómez. Cuando esta proteína se extiende por el cerebro, este lamentablemente no sirve para absolutamente nada.

¿Cuántas personas tienen hoy el riesgo de sufrir esta enfermedad?

Entre el 10% y el 15% de las personas después de los 85 años padecen esta enfermedad en el planeta. Lo que me pregunto es qué pasará con tantos pacientes con alzhéimer en Ecuador, porque el Estado  no dispone de programas específicos orientados a estas personas. Al momento, son muy costosos los centros que brindan ayuda a estos pacientes y tampoco están equipados y entrenados de manera adecuada para brindar esta asistencia. Hay que pensar que todos alguna vez vamos a tener a una paciente con alzhéimer en la casa; un papá, una mamá, un tío, un abuelito, una abuelita.

¿Hay tratamientos que puedan mejorar esta condición?

Este momento no hay tratamientos, todos los medicamentos que utilizamos ayudan a atenuar las primeras fases de la enfermedad, pero nada más.

¿Cuáles son los factores de riesgo que contribuyen a la aparición del alzhéimer?

La diabetes, el colesterol alto, la obesidad, el sueño inadecuado y otros.

¿Los estudios del cerebro han avanzado? ¿Qué se conoce del alzhéimer?

Claro, esta es la época del cerebro. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama ha invertido millones de dólares en un proyecto denominado ‘Brain’, dirigido por Rafael Yuste, un médico español que busca entender las conexiones del cerebro que quizás sean una ventana para comprender más sobre el alzhéimer y la epilepsia. Este proyecto se lanzó en 2013 y responde al nombre ‘Brain Research through Advancing Innovative Neurotechnologies’.

¿Entonces conocemos muy poco sobre el cerebro?

Sabemos que la corteza es lo que comanda todo el cerebro. Es un manto que si se lo extiende alcanza alrededor de 2 metros. Allí están todas las conexiones. Entendemos apenas cómo descargan estas neuronas; ahora intentamos comprender cómo se forman redes en el cerebro, como si se tratara de  grandes autopistas, pero es un tema complejo que, además, tomará muchos años de investigación.

¿Es posible que quienes están en las etapas más tempranas de esta enfermedad puedan darse cuenta que tienen alzhéimer?

Lo penoso es que casi nunca se dan cuenta. La mayoría de personas presentan cambios conductuales y pierden ciertas habilidades que ayudan en el diario vivir, como el hacer el nudo de la corbata. En realidad, son los familiares quienes empiezan a sospechar e identifican estos cambios, pero no son los afectados los que lo perciben. Por lo general, algún familiar cercano dice: “Algo le pasa al tío o al abuelito, no actúa igual”. Si esto ocurre ya es una señal de alarma y hay que buscar el apoyo de un médico especialista. En las etapas tempranas, los síntomas pueden ser muy sutiles y pueden parecerse a signos que muchas personas erróneamente le atribuyen al envejecimiento normal.

¿Cuáles son estos signos?

Entre los síntomas se encuentran la repetición constante de ciertos enunciados, la dificultad para recordar el nombre de objetos conocidos o de fechas importantes y cambios de personalidad. Las personas cercanas al paciente pueden ofrecer información valiosa sobre cómo ha cambiado su comportamiento; muchas veces, la familia y los amigos saben que algo anda mal aun antes de que los cambios sean evidentes.

¿Es posible prevenir esta enfermedad?

De algún modo, es posible prevenirla si las personas no tienen factores de riesgo que los predispongan, como hipertensión, diabetes o colesterol alto. Además es necesario tener el cerebro más desarrollado y enfocado.

¿Qué significa tener el cerebro más desarrollado y enfocado?

Sí, cultivar la parte académica, la lectura constante. Se ha comprobado que las personas que tienen una mayor formación académica tienen menos probabilidades de sufrir esta enfermedad que las personas que se han privado de esta formación, pero, de todas maneras, esto no quiere decir que un científico no desarrolle alzhéimer.

Hay quienes aseguran que hay alimentos y bebidas que pueden ayudar a evitar la aparición del alzhéimer. ¿Qué opina usted?

Hay muchos productos que prometen mejorar esta condición, entre ellos, el vino, y cada vez surgen nuevas cosas, pero nada está comprobado. Lo único que sabemos es que sabemos muy poco sobre esta enfermedad que afecta a personas de todo el planeta.

Hay  investigaciones que revelan que existe un vínculo entre contaminación y alzhéimer. ¿Puede existir una relación entre ambas?

Los factores ambientales, como la contaminación de los ríos, podrían  incidir en la aparición de esta enfermedad, por supuesto, pero habría que conocer con mayor profundidad el vínculo existente. Es revelador que la contaminación sea un factor de riesgo.

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Brain, el plan más ambicioso para estudiar el cerebro, buscará la cura para el alzhéimer

Para la comunidad científica el estudio del cerebro siempre será un reto. Aunque se han invertido ingentes recursos y tiempo en la búsqueda de nuevas pistas que ayuden a entenderlo mejor, se ha avanzado poco. Apenas se ha podido identificar cómo funcionan las neuronas de manera individual y cuál es su estructura celular y molecular; es poco lo que se sabe de los circuitos cerebrales humanos.

Estados Unidos anunció que invertiría $ 100 millones en una investigación que desarrollaría el mapa más completo que se haya conocido hasta hoy del cerebro humano. Fue la primera vez que el mundo escuchó sobre el proyecto ‘Brain’, acrónimo en inglés de ‘Brain Research Through Advancing Innovative Neurotechnologies’, es decir, Investigación del Cerebro a través del Avance de Neurotecnologías Innovadoras. Quien dirige este ambicioso proyecto es el científico español Rafael Yuste, neurobiólogo y catedrático de la Universidad de Columbia, (foto) considerado por la revista Nature uno de los científicos más influyentes del mundo.

‘Brain’ se desarrollará en los próximos 12 años y la comunidad científica confía en que servirá para encontrar la cura para enfermedades mentales y neurológicas, como el alzhéimer, e incluso abriría un campo en la posibilidad de modificar la mente humana. En una entrevista a Rafael Yuste, publicada en el diario colombiano El Espectador, el científico advierte que muchas de las enfermedades mentales y neurológicas no tienen cura, porque es difícil arreglar una máquina si no sabes cómo trabaja.

Al saberlo, será posible encontrar la solución a varias enfermedades: la esquizofrenia, el alzhéimer, el autismo, la depresión y la epilepsia, entre otras. Tal vez, esta es la parte de la medicina más desconocida, a pesar de los esfuerzos que hacen los psiquiatras y los neurólogos por ayudar a estos pacientes.  Tal como la decodificación genética, descifrar los códigos cerebrales implicará varios desafíos éticos y legales, para los cuales el gobierno de Obama ya anunció una comisión. “Somos científicos, pero también ciudadanos responsables. Tendrá un componente ético y legal, consistente con las reglas del juego de las sociedades modernas”, indica Yuste, quien cuenta con el apoyo de la Casa Blanca.

Sin memoria

*El mundo se enfrenta a una nueva epidemia de proporciones sin precedentes: como la gente vive más, la prevalencia de la enfermedad está creciendo.

*El desafío reside en detectar la enfermedad cuanto antes y en desarrollar drogas efectivas para utilizarlas desde la etapa inicial del padecimiento.

*El mayor costo directo (en dinero) o indirecto (en horas de cuidado) lo terminan pagando las familias. Es necesario crear programas de apoyo.

*Los factores de riesgo más importantes parecen estar vinculados a la dieta, especialmente el consumo de carne, dulces y productos lácteos.

La progresión es diferente en cada persona

Este es el tipo de demencia más común, un término general para denominar a las enfermedades que ocurren cuando el cerebro ya no funciona de manera correcta. Esta condición causa problemas de memoria, razonamiento y conducta. En la etapa temprana, los síntomas pueden ser mínimos, pero a medida que la enfermedad provoca más daño al cerebro, estos empeoran. El índice de progresión de la enfermedad es diferente en cada persona.