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Bailar con zapatillas de puntas puede generar lesiones

Bailar con zapatillas de puntas puede generar lesiones
16 de julio de 2016 - 00:00 - Redacción de7en7

Sus dedos se apoyan en una estructura rígida que a primera vista parece difícil de tolerar. Tras 2 años de bailar con zapatillas de puntas, Carolina Andrade consiguió dominar esta técnica.

Al principio, bailar con este calzado fue una tortura, porque después de una hora de clases —cuenta ella— sentía un dolor persistente en los dedos. En una ocasión, incluso uno de sus dedos sangró, pero al cubrirlo con una esponja especial superé la molestia.

Por lo general, la presión que las zapatillas de punta ejercen sobre los dedos puede causar un daño considerable a las uñas. En algunas ocasiones, estas se tiñen de color morado oscuro con hematomas.

Para evitar estas lesiones, también ayudan las tapas o protectores a las zapatillas, porque amortiguan y alivian la presión.

La ecuatoriana Jaqueline Rosero, directora de la Academia de Ballet Sabina, explica que la molestia más frecuente son las ampollas, porque la piel tiene que endurarse. “Los dedos también pueden sangrar cuando no se utilizan de forma adecuada los protectores de las zapatillas de ballet”, explica.

La profesora precisa, además, que cuando no hay un buen calentamiento, las bailarinas al momento de descuartizarse pueden romperse los ligamentos.

Por esta razón, enfatiza en la necesidad de realizar un calentamiento adecuado de los músculos que solo se consigue con la práctica, casi diaria, de este tipo de danza.

Por otro lado, para evitar que las chicas y chicos que practican ballet sufran lesiones, Jaqueline procura que los alumnos permanezcan varios meses en entrenamiento con zapatillas sin puntas para luego avanzar hacia el calzado más avanzado. De esta manera, los huesos se forman y se fortalecen.

Según el fisioterapista ecuatoriano Andrés Arcos, el bailar en zapatillas de punta puede tensar al dedo gordo de varias maneras e incluso puede provocar condiciones severas. Es común que los bailarines desarrollen juanetes, un crecimiento del hueso en la articulación del dedo gordo que se genera por el doblez interior. En ciertas condiciones, el dedo gordo puede también sufrir una fractura por estrés.

Según la revista Danza Ballet, el trabajo de puntas es el más tradicional distintivo de las bailarinas clásicas. Las puntas son el secreto de su gracia y su encanto. En pocas palabras, el papel de la bailarina en el ballet no podría entenderse sin la presencia de las puntas. El uso de las puntas dio comienzo en el siglo XIX con el auge de los ballets románticos, siendo la genial María Taglioni quien las utilizó por primera vez. El fin que se buscaba era alcanzar el máximo refinamiento y sutileza de movimiento, tal como lo requería el romanticismo, obsesionado por seres espirituales, hadas y espectros, con quienes las puntas adquirían especial protagonismo.

En los inicios del ballet no existían las zapatillas de punta, por lo que las bailarinas rellenaban las puntas de los zapatos con algodón.

 En Australia, las profesoras de danza se dieron cuenta de la importancia de ofrecer a cada alumna una evaluación individualizada antes de progresar en punta. La mejor bailarina de la clase puede que no sea la que tenga los pies más fuertes y, de hecho, puede esconder muchos puntos débiles. Por este motivo, las profesoras sugieren a cada estudiante someterse a una evaluación con un fisioterapeuta especializado en danza quien les realiza pruebas para evitar futuras lesiones.

 Luego de la evaluación inicial, se le enseña a la bailarina ejercicios especiales sobre fuerza y movilidad para fortalecer cualquier punto débil en sus pies, tobillos, caderas y músculos estabilizadores para ayudarle con las exigencias que requiere el trabajo de puntas.

Luego de más de 2 décadas de trabajar con bailarinas de punta, Lisa Howell, reconocida fisioterapista, y una de las autoras de la publicación El Libro de La Perfecta Punta, sostiene que ha visto niñas que a los 10 años ya estaban listas para empezar usar el calzado en punta, mientras que otras con 16 años no lo estaban, por la estructura del pie.

“Desgraciadamente algunos pies no están hechos para este tipo de calzado. Algunas personas aconsejan que las chicas deberían hacerse una radiografía antes de empezar con la punta para comprobar que las placas de crecimiento de sus pies estén cerradas. No creo que sea necesario para todas las jóvenes, porque considero más importante que desarrollen la fuerza necesaria antes de empezar a utilizar este tipo de calzado”, indica la experta en esta publicación. Cuando las jóvenes empiezan a bailar en punta, la cantidad de presión en los dedos eleva el riesgo de padecer juanetes.

Por este motivo, los fisioterapistas recomiendan fortalecer los pies antes de progresar en punta.

Si la alumna no tiene suficiente fuerza para sostenerse hacia arriba en las zapatillas, las zapatillas doblarán su pie, lo que provocará que el dedo gordo se tuerza aumentando la tensión en la articulación. 

En puntas

Si las jóvenes consideran seriamente tener una carrera como bailarinas, hay que esperar hasta que los huesos estén completamente juntos a los 16-18 años.

Los especialistas recomiendan esperar hasta que los huesos hayan alcanzado un 75% de unión, lo que ocurre, por lo general, a los 11 o 12 años.

Si la caja de la zapatilla es demasiado grande y su pie se acaba deslizando hacia abajo cada vez que está en punta, entonces, le puede salir una ampolla.

Además, si su pie suda mucho en las zapatillas, la humedad puede provocar una mayor fricción con la piel y provocar ampollas.

Lo más recomendable es utilizar siempre sus zapatillas y no las de una amiga, porque cada una se amolda al pie que lo calza.

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