La Fiesta de la Fruta y de las Flores (FFF), celebración que año tras año tiene lugar entre la última semana de enero y la primera de febrero, es la festividad más importante de los ambateños. Su primera edición tuvo lugar en 1950, un año después del fatídico terremoto en el que murieron más de 5 mil personas de la región.

Pese a que la FFF tomó fuerza desde esta fecha, hay quienes afirman que desde mucho antes ya se vivía una verdadera celebración en cada febrero, época de la cosecha anual de frutas andinas, no solo en Ambato sino en todos los cantones de Tungurahua. Esto a fin de dar gracias a Dios y a la naturaleza por las abundantes cosechas del año y el inicio de una nueva temporada de siembra.

En las productivas parcelas de Mocha, Píllaro, Quero, Cevallos, Tisaleo, Patate, Pelileo, Baños, con alturas que van desde los 1.850 y hasta los casi 3.000 m s.n.m., germinan productos como manzanas, claudias, duraznos, peras, moras, aguacates, tomates, granadillas, chirimoyas, capulíes y la fruta insigne de la capital tungurahuense: el guaytambo, entre otras.

Si bien una gran variedad de vegetales, hortalizas, tubérculos y cereales como la zanahoria, acelga, papa y cebada son sembrados y cosechados a lo largo de todo el año, las frutas son las que hicieron famosa a Ambato y a urbes vecinas, al punto de ser nombrada la ciudad ‘jardín’ del Ecuador.

Tras períodos de siembra, riego y poda de 6 meses, dependiendo del producto, la época de cosecha anual se realiza entre la primera semana de enero y la segunda de febrero. Se trata del florecimiento y maduración de las frutas que llenan los huertos de color y aromas inconfundibles.

Además de los frutos, el cultivo y exportación de rosas, claveles, azucenas, cartuchos, entre otras variedades florícolas, destacan en Tungurahua. La colecta anual de estas especies ornamentales y aromáticas inicia en los primeros días de diciembre y finaliza en enero.

Esta explosión de tonalidades y fragancias en huertos e invernaderos de los 9 cantones convoca a miles de agricultores a la cosecha, lo que la hace una de las épocas más alegres, productivas y coloridas del año en Ambato y Tungurahua.

Pedro Reino, cronista oficial de Ambato, sostiene que si bien esto ha quedado registrado en pocos textos antiguos, la colecta anual de frutas y flores es una festividad en honor a la fertilidad, juventud y naturaleza.

“Históricamente, entre noviembre y febrero, el veranillo seco está presente en Ambato. En esta época las nubes están ausentes y la exposición solar dura casi todo el día, lo que incrementa la temperatura del campo y favorece el florecimiento y fructificación de los árboles y plantas de manzana, pera, claudia y otros productos andinos. Desde hace muchos siglos cada agricultor convoca a sus hijos, nietos y sobrinos a los huertos, formándose un ambiente de alegría y juventud mezclado con el color de las flores y frutas”, dice Reino.

Toda esta producción está destinada al consumo interno, comercialización a escala nacional y ornato de las alegorías y carrozas que participan en el Desfile de la Confraternidad.

Los sectores de Ambato que son famosos por producir frutas de altísima calidad son Huachi Grande, Huachi Chico y Huachi El Belén, ubicados al sur de la urbe. Además, en la ciudad se destacan huertos como los de Pinllo, Izamba, Unamuncho, El Pisque, La Florida, Quisapincha, Tilulún, La Península y Santa Rosa.

Los 3 Huachis mencionados, que hace algunas décadas eran una sola extensión, son los más famosos vergeles de la capital tungurahuense, designación que se mantiene hasta la actualidad por la riqueza del suelo y clima favorable para la siembra de frutas de climas fríos.

El producto con mayor presencia es la manzana. Los árboles de la mayoría de variedades de fruta no superan un metro y medio de altura, sin embargo, en enero muchas de sus ramas llegan a romperse por la cantidad de fruta que germina.

“El suelo es rico en sales minerales y posee un excelente grado de humedad, debido a la presencia diaria de rocío, factores que favorecen el cultivo. Pese a que el potencial de los años 50 y 60, considerados la época dorada de la manzana en Ambato, ha disminuido, hoy continuamos siendo los huertos más destacados de Ambato”, dice Víctor Sánchez, agricultor de 80 años.

En el otro extremo de la ciudad, las frutas más sembradas son la claudia y la pera. Los propietarios de parcelas en Izamba, Unamuncho, El Pisque y La Florida, aún conservan la tradición de sus padres y abuelos, de sembrar esta fruta.

Cada año, cientos de toneladas salen de estas localidades del norte de Ambato hacia mercados del cantón y otras provincias. La Península, barrio ubicado en la zona centro-norte, caracterizado por tener huertos regados por aguas de vertientes naturales, se destaca por producir chirimoya, tomate, aguacate, granadilla, uva, mora y capulí.

Los terrenos de la parte baja están protegidos del viento por varias elevaciones, factor que ha favorecido en los últimos años a la implantación de huertos de invernadero. Por el excelente clima y cercanía al río Ambato allí también se da la mayoría de variedades de melocotón, como durazno, peladillo, abridor y guaytambo. Pese que esta última variedad frutal, la cual hizo famosa a Ambato, se siembra y florece en parcelas de la capital tungurahuense, su producción se ha ido reduciendo en los últimos años y extendiendo hacia otro cantón.

Patate, nombrado el ‘valle de la eterna primavera’, pues la mayoría del año tiene sol y su clima no baja de los 25 °C, es en la actualidad el último huerto de guaytambos. Allí, 1.300 hectáreas de las 2.130 de su extensión total están cultivadas con guaytambo.

Además, en la zona hay invernaderos en los que se producen rosas de exportación. Otras zonas se destacan por la producción de granadilla, frutilla, fresa y mora.

Además de expenderse para el consumo, las frutas y flores de Ambato se usan para adornar los carros alegóricos del Desfile de la Confraternidad de la FFF. Alrededor de 18 carros desfilan cada año por la avenida Cevallos y Bolívar, principales avenidas del casco urbano. Las diferentes tonalidades, tamaños y formas de los frutos y flores, engalanan las gigantes figuras que cada carroza porta.