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El Telégrafo
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Entrevista / Daniel Rojas Pachas / Máster en Ciencias de la Comunicación. Profesor de literatura, escritor y editor

‘Los escritores aprovechamos nuestra instancia fronteriza para movilizarnos’

Foto: Álvaro Pérez / El Telégrafo
Foto: Álvaro Pérez / El Telégrafo
24 de julio de 2015 - 00:00 - Luis Fonseca Leon

Las fronteras entre países son un territorio en que las identidades confluyen. La mayoría de las veces, estos lugares suelen pertenecer a las periferias, pero el poeta Daniel Rojas Pachas (Lima, 1983) decidió instalar, en Arica (Chile), el epicentro de la publicación de 62 títulos, 4 de los cuales registran las ediciones del “festival transfronterizo” Tea party que ya ha reunido la obra de 7 autores ecuatorianos, entre los nombres de poetas de Latinoamérica.

En Arequipa, la ciudad peruana que también está cerca de la línea que Rojas ha eliminado a través de sus páginas (escribe, edita, es comunicador y da clases de literatura a universitarios), tomó un avión hacia Quito, acompañado de su esposa peruana, Milvia, y su hija de 8 años, quien también tiene un nombre colorido: Blue.

Catorce poetas, de Bolivia, Colombia y el país leyeron sus versos en la presentación de Cinosargo Ediciones que Daniel hizo, la noche del miércoles pasado.

Antes de ese evento, el promotor cultural conversó con este diario. Llevaba bajo el brazo la novela Random (Punto aparte, 2014), con la cual ganó la Beca de creación literaria profesional del Fondo Nacional del libro y la lectura, en Chile.

¿Qué identifica a los escritores latinos que edita Cinosargo?

El riesgo. Tratamos de publicar autores que tengan una propuesta innovadora, que estén experimentando con el lenguaje, tratamos de trabajar con autores emergentes, o los clásicos que han sido postergados, tenemos una política contracultural en ese sentido y, al ser una editorial independiente, no nos interesa trabajar con quienes ya tienen grandes plataformas en editoriales transnacionales.

Publicar primeros libros de ciertos escritores ha tenido su repercusión: varios de nuestros autores, de 2009 o 2010, han llegado a consolidarse como narradores y poetas.

El tiempo nos ha dado la razón. Lo que nos interesa ahora es conectar Chile con Ecuador.

¿Qué viene luego de haber editado 62 libros transfronterizos?

El título 63 ya está en imprenta, es de un narrador peruano que vive en Nueva York (EE.UU.), Alexis Iparraguirre, y que presentaremos en agosto, en la Fundación Neruda.

Luego, empezaremos a trabajar de lleno en la postproducción de la antología de 22 poetas ecuatorianos Caballo sea la noche (que antologó el poeta Andrés Villalba Becdach y que se publicará en noviembre), el libro 64 tomó el título de un verso de Roy Sigüenza («Iré qué importa / caballo sea / la noche») y será una genealogía de la poesía ecuatoriana actual.

Como autor, usted también ha diluido la frontera que separa la poesía de la narrativa...

Mi inclinación siempre fue hacia la narrativa. Mis poemarios son bastante prosaicos, textos híbridos: juego con determinados tipos de discursos y la poesía también se inserta en mi novelística.

No escribo cuentos aunque, en realidad, ahora me siento mucho más cómodo escribiendo solo narrativa. Estoy más holgado escribiendo una tercera novela, se llamará Video Killed The Radio Star, como la canción del grupo alternativo Presidents of USA.

El escritor Fernando Escobar Páez ha definido a Random como una “novela rocker”, ¿es así?

Sí tiene una onda con el rock porque la estructura está construida como un play list (una lista de canciones): los recuerdos de la voz que narra se van dando en función de las canciones desordenadas que van saliendo de un equipo de sonido.

Hay mucho de la infancia: si bien tengo papeles chilenos, yo nací en Lima, viví hasta los 11 años en Perú y me tocó vivir finales del 80 y parte del 90 durante el gobierno de Alan García y toda la violencia del terrorismo.

Hay un poco de eso en la novela y, luego, se introduce en el mundo de la literatura, en personajes como un escritor frustrado que va despotricando en contra del mundillo literario y que viaja, también tiene un tinte generacional esta historia.

Hay unos cortes que interrumpen la narrativa, quizá, la parte central de lo narrado e introducen metahistorias de ciencia ficción, gore, pulp... que están inacabadas: empiezan con puntos suspensivos y dejan al lector ahí, en medio, de forma muy fragmentada.

Usted ha cruzado muchos límites...

Cinosargo editores es binacional: imprimimos en Perú, ahí está la bodega; y todo el aparataje legal, el registro de propiedad intelectual, está en Chile, donde tenemos una librería, desde allí distribuimos a Argentina; y, desde Perú enviamos textos hacia Bolivia o México.

Aprovechamos esa instancia fronteriza que tenemos para movilizarnos. Luego, nos juntamos en algún punto en la frontera y ahí empieza el festival Tea Party.

Después de su partida, Rojas Pachas volverá a Chile, viajará a la XX Feria Internacional del Libro de La Paz, en Bolivia, y visitará México. (I)

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