El museo del Jeu de Pomme de París muestra, a  través de veinte pantallas y más de 500 imágenes, la primera gran  exposición que la capital francesa dedica al artista y disidente chino  Ai Weiwei, en régimen de libertad controlada en Pekín desde el pasado  mes de junio.
 "Ai Weiwei. Entrelacs", presentada hoy y que  podrá visitarse desde mañana hasta el próximo 29 de abril, recorre el  trabajo fotográfico de un creador multiforme que arremete con ironía  contra el poder autoritario de China a partir de imágenes esencialmente  conceptuales.
 Entre éstas se cuenta su serie "Estudio de  perspectiva", epígrafe que inauguró en 1995 con una foto de la plaza de  Tiananmen presidida por su irreverente dedo anular y que después ha  completado con imágenes de otras capitales, entre ellas París y su torre  Eiffel.
 "Es un gesto simple que dice mucho de la perspectiva  del artista sobre la autoridad y el derecho autónomo del individuo a la  libertad de expresión", explican los responsables de la muestra en el  museo que dirige la española Marta Gili.
 Esa actitud  contestataria que ha convertido a Ai Weiwei (Pekín, 1957) en un símbolo  de la disidencia china, también le ha acarreado la antipatía de las  autoridades de su país, adonde regresó en 1993 tras haber estado diez  años viviendo en Nueva York.
 Sus incisivas reflexiones sobre  las transformaciones que se están produciendo en su país, como sus  trabajos sobre la desaparición de los tradicionales callejones  denominados "hutongs" o las áridas fotografías de espacios absorbidos  por el cemento inmobiliario, le hicieron terminar en prisión el pasado  abril.
 Transcurridos 81 días de confinamiento en un lugar  secreto (durante los que se produjo una gran movilización a la que se  sumaron instituciones culturales como el Museo Guggenheim de Nueva York o  el propio Jeu de Pomme de París), Ai Weiwei fue liberado.
 Acusado de supuesto fraude fiscal y pornografía y sometido a una  estrecha vigilancia, el artista ha adoptado desde entonces un perfil más  discreto, aunque continúa difundiendo su trabajo a través de las redes  sociales.
 El Gobierno chino, que en 2009 cerró su blog -un año  después de haber participado en la concepción del "Nido", el estadio  olímpico de Pekín- y que destruyó su estudio de Shanghai, ha mermado su  capacidad de actuación.
 "Lo que les preocupa son los  intercambios con los medios de comunicación extranjeros y mis  actividades en internet", explica el artista desde Pekín a "Le Monde",  periódico que le eligió como personalidad más importante del 2011,  sucediendo al fundador de WikiLeaks, Julien Assange, y antes al  presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva.
 La muestra  que París dedica a Ai Weiwei se detiene (siempre en vertiente como  fotógrafo o videoartista) en cada una de esas irónicas miradas con las  que el creador lacera la negación del individualismo, la militarización  del Estado o la omnipresencia del poder establecido.
 Posando  con aire inocente y mostrando su ropa interior ante la imagen del  histórico líder comunista chino Mao Zedong que domina la entrada a la  Ciudad Prohibida de Pekín, la también artista y esposa de Ai Weiwei, Lu  Qing, protagoniza otra de sus fotografías más características, tomada en  1994.
 "Le pedí a Lu Qing que hiciera con su falda como  Marilyn, con esa voluntad de liberación, que es lo que simboliza",  comenta a "Le Monde" el artista, que recuerda que tuvieron que hacer la  foto muy rápido porque estaban rodeados de policías vestidos con ropa  civil.
 Ai Weiwei se fija en 1.001 compatriotas suyos que  soñaban con traspasar las fronteras chinas en "Retratos de un cuento de  hadas", un trabajo colectivo y participativo que articuló por internet,  medio que también le serviría en 2009 para investigar las desapariciones  de niños en la provincia de Sichuán, en la frontera tibetana.
 "Me he convertido en una personalidad simbólica de la red. Los jóvenes  pensaban que yo era capaz de poner en marcha ese tipo de movimientos,  que tenía la capacidad de movilizar a la gente, de estimular el  individualismo", señala.
 Ai Weiwei "es un artista conceptual  comprometido. Por eso el Jeu de Pomme, que a menudo presenta a artistas  que ofrecen una mirada crítica sobre la sociedad, ha considerado  interesante invitarle", explica la directora de este centro de arte.
 Desde el cierre de su blog en 2009, el creador suele difundir a  través de su cuenta de Twitter (@aiww) sus fotografías, a menudo tomadas  simplemente con la cámara que incorpora su teléfono móvil. 
