Las obras de Le Corbusier fueron declaradas, el domingo pasado, Patrimonio Mundial por la Unesco en su 40ª reunión, celebrada desde el pasado 10 de julio en Estambul y que fue suspendida el sábado por el intento de golpe de Estado en Turquía. Que hayan sido tantos edificios, en lugares tan distantes como Bélgica y Japón, otras obras de las más famosas, pero también varias de las menos conocidas, las que hayan sido consideradas prototípicas de su trabajo y seminales de la nueva arquitectura, sitúan al suizo a la cabeza de la modernidad.
Las 17 obras abren también una vía de protección para la arquitectura moderna que la organización internacional, que defiende la documentación y conservación del Movimiento Moderno (Docomomo), lleva años reclamando con sus programas para denunciar la desprotección de ese patrimonio. (I)