Se dice que cuando el escritor Pablo Palacio (Loja, 1906- Guayaquil, 1947) tenía tres años sufrió una caída que le causó alrededor de 70 fracturas en el cuerpo. La más severa: una lesión en el cráneo del pequeño que, años más tarde, se convertiría en uno de los íconos de la vanguardia en Ecuador.

Esta singular historia, lejos de ser una leyenda, está registrada en varias crónicas de escritores como Benjamín Carrión, quien decía —entre la admiración y la ironía— que por esa cavidad había entrado toda la genialidad de Palacio.

Esa y muchas otras anécdotas sobre la vida y obra del escritor se encuentran ahora representadas en una serie radial titulada: Ahorcados: el iluminado alucinamiento de Pablo Palacio, una producción sonora creada por Christian Proaño (Circulación), María Elena López y Roberto Sánchez (Teatro Ojo de Agua); y en la que intervinieron 15 personas, entre sonido, actuación, libreto, investigación y dirección. ¿El resultado? 12 capítulos (de 15 minutos cada uno) en los que —a diferencia de otras producciones— los diálogos y efectos fueron grabados en locaciones exteriores (barrio San Marcos, sector La Marín, etc.) y no al interior de una cabina.

Roberto Sánchez Cazar, director general del proyecto, asegura que esa decisión fue parte de su objetivo de romper el discurso  hegemónico con el que hasta entonces había sido tratado el lenguaje radial. “Adecuamos los espacios, salimos a buscar ambientes, crear efectos, pero también hicimos participar a mucha gente”.

Parte de esa renovación fue el centrarse en la vida y obra de un escritor que, si bien ha sido reconocido como uno de los mejores autores ecuatorianos de todos los tiempos, ha mantenido un perfil bajo fuera de los círculos literarios. “De ahí nuestra necesidad de plantear una serie radial subjetiva, una interpretación libre en la que se juntan escenas reales que vivió Palacio, así como escenas de sus diferentes obras”, explica el director.  

Una deuda pendiente

La idea de crear algo distinto alrededor de la figura de Pablo Palacio  ya rondaba la mente de Roberto Sánchez hace mucho tiempo.

El también actor y dramaturgo recuerda que a los 12 años, luego de que un profesor lo castigara y enviara a la biblioteca, descubrió la obra completa de Palacio. Desde entonces —asegura— se enamoró de su escritura y de esa aura lúcida y marginal que lo envolvía.

Años más tarde, Roberto escribió una obra de teatro (aún inédita), pero fue cuando vio la convocatoria del Concurso Nacional para el Fomento de las Artes (2013-2014), que promovía el Ministerio de Cultura y Patrimonio, que se animó a participar.

El proyectó resultó ganador en la categoría Artes Narrativas y obtuvo $ 40 mil para su respectiva producción. Luego le tomó 5 meses terminarlo. “Estamos contentos con el resultado. No solo rescatamos la lucidez extrema de Palacio (su locura fue posterior a sus obras), sino que llegamos a más gente”, dice el director.

Actualmente, la serie forma parte de la programación de la red de radios comunitarias de Ecuador.