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“Una máquina para contar la sociedad”

“Una máquina para contar la sociedad”
22 de septiembre de 2012 - 00:00

Usted ejerció su profesión de contadora por diez años para luego huir, a través de la escritura, de ese mundo...

En realidad yo siempre escribí. Cuando terminé el colegio había que buscar una carrera. Bueno, igual en esa época, de la dictadura militar, cerraron carreras humanísticas. Lo que pensaba estudiar era sociología, que tampoco era escritura, pero, de alguna manera, lo que escribo tiene una mirada sociológica y es más cercana a lo que me interesa. Y nada, había que estudiar algo que luego me permitiera trabajar y terminé estudiando ciencias económicas, trabajando de eso y escribía paralelamente. Lo que a mí me costó es entender que escribir podía ser una profesión, que podía dedicarme a escribir. En mi familia no había escritores, artistas ni nada. Entonces para mí fue una cosa que se tenía que hacer aparte del trabajo.

¿Sirvió de algo para su escritura la experiencia con los números?

El hecho de tener esa profesión me permitía hacer unas actividades que me daban unos ingresos y podía seguir escribiendo. Y sí, como escritora, me dio disciplina.

Pasó por la novela infantil y rozó la erótica para situarse definitivamente en la novela policial, ¿qué la empujó?

No es que empezara por eso. Es que publicar novela infantil es más fácil. Fue lo primero que publiqué. Fíjate que hay un montón de escritores que dicen que empezaron con infantil y lo que en realidad pasa es que hay posibilidades de publicación allí. Lo de la novela erótica fue una casualidad. Yo estaba viajando a San Pablo a un trabajo que no tenía ganas de hacer y vi un aviso que decía: Editorial Tusquets, concurso de novela. Y me dije, cuando retorne me pido una licencia y escribo una novela porque, si no, me va a reventar la cabeza. Llegué a Buenos Aires, pedí la licencia y empecé a escribir la novela. En ese momento no fui a buscar las bases, pero cuando lo hice me di cuenta de que era de novela erótica y ya la tenía escrita. Y en cuanto a lo de policial, nunca lo hice pensando que eran policiales. Yo quería presentar los personajes, saber a dónde llegan en situaciones límite, qué decisiones tomaban. No fui consciente de lo policial en mis novelas. En “Betibú” ya lo tomé como una estructura para hacer.

Cuando dice que lo sociológico le interesa, hace referencia a lo que se cuenta en “Betibú” (novela que publicó este año): climas de violencia como las muertes que ocurren en Buenos Aires. ¿Esas realidades alimentan su obra?

Históricamente la novela policial ha estado muy pegada a lo que pasa. Yo creo que parte del éxito de la novela policial es que propone un retrato muy vívido y muy actual de lo que está pasando en la sociedad. Es como una máquina de contar lo que pasa en la sociedad. A mí me interesa que mis personajes salgan a la calle a ver qué les pasa, y les pasan cosas que me pasan a mí también. En general, en tiempo y espacio tiene mucho que ver con la Argentina, con el momento actual, etcétera.

“Betibú” también refleja esta pelea actual medios/gobierno que sucede en el mundo...

Yo creo que pasa en todos lados. Cuando fui conversar en España, se sintió igual; también lo sienten en Italia, cuando estaba Berlusconi. Hay una cuestión muy marcada entre los gobiernos y la empresas periodísticas. Estas empresas no necesariamente son el periodismo, o los periodistas.

Federico Andahazi dice que la novela policial como género no existe por sí misma, es más bien un tono o una estructura...

No, como género creo que sí existe. Lo que  es cierto es que la estructura es importante, quizá en otro género se note menos, pero en el policial hay un enigma, una búsqueda de la verdad y la estructura te lleva a ese lugar.

Una característica de la novela policial es la de ubicar escenarios donde el lector pone a prueba su imaginación y su deducción, aunque  ahora prima la descripción de la sociedad en sus partes más oscuras y sus personajes, ¿qué reflexión le suscita?

Esta novela es donde el lector es más cómplice que en cualquier otra. Es como que siempre el lector está apoyado en el hombro del escritor para descubrir lo que el narrador va a decir. Ahora, a mí me interesa más la novela que se hace cargo de la sociedad.  También creo que es una cuestión de paso del tiempo. La novela policial que era muy deductiva, el que va y averigua qué hay en un cuarto cerrado y ve solamente lo que está sucediendo allí pasó un poco de moda. Hoy, toda la novela policial, después de haber pasado por lo negro, tiene una connotación sociológica. Fíjate en los suecos y en la novela latinoamericana, mucho también. No puedes explicar el crimen si no explicas la sociedad donde ocurre.

Usted también conoce la TV, ¿qué reflexión le surge de series con estructura del policial como “CSI”, “La ley y el orden”, entre otras, que son fenómenos con grandes audiencias, numerosas temporadas y con franquicias en varios países?

Si ves “House” también tiene una estructura  policial. No sé realmente los motivos, pero el policial siempre ha estado, ha tenido éxito y me parece que también tiene que ver con esta cosa deductiva y también con el entretenimiento. Algunos dicen que tiene auge porque la sociedad está violenta, y no creo que sea por eso. Creo que tiene que ver con otros mecanismos que van en cómo te atrapa un relato, como se configuran los personajes. Si estas series no tuvieran eso creo que no interesarían tanto.

En Argentina pasó lo mismo...

Allí hay una tradición de lo policial que se da hasta en el periodismo.

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