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Sin una ópera formal, el canto lírico guayaquileño se esparce

Sin una ópera formal, el canto lírico guayaquileño se esparce
05 de febrero de 2012 - 00:00

“No es fácil, porque manejar una técnica vocal es algo complicado, hay que ir despacio; en esta carrera no se corre, sino que se va a paso seguro, porque al fin vas a llegar a la meta”, comenta Mildred Burgos, soprano lírica apenas graduada del Conservatorio Nacional de Música Antonio Neumane. Ella es una de los 3 graduandos de una especialidad musical que en el mismo conservatorio reunió a  más de 240 personas en 2011, para el respectivo proceso de audición. Sin embargo, los espacios para desenvolverse en la profesión aún son pocos, ya que no hay una compañía de ópera formal en recoveco alguno de Guayaquil.

Burgos añade que ya formado -ella estudió alrededor de 7 años en el conservatorio Neumane- un cantante lírico puede ser intérprete, profesor o integrante de uno de los coros guayaquileños, lo que ayuda a uno a desenvolverse mejor en la vida diaria, a ser más creativo. Ella y un grupo de compañeros del Área de Canto del conservatorio Neumane, dirigida por la soprano Yasmine Yaselga, incluidos otros 2 graduandos varones, dieron un recital el 1 de febrero en el Museo Presley Norton. Ella se dedicó al canto lírico porque sabe que en este arte se puede descubrir la línea, la perfección de la técnica vocal, el romanticismo de sus compositores, que al momento de estar frente al público o en una interpretación juega con muchos elementos como la expresividad.

Burgos recuerda que en los duros años de estudio alcanzó sus agudos y la maestra -en su caso estudió con Gioconda Castro y Yasmine Yaselga- le fue dando indicaciones para marcarle su tesitura de acuerdo al color de su voz. Para ella el canto lírico es disciplina a montón -concentración durante un examen, no gritar, no tomar líquidos helados-, mientras que en el canto popular hay una mayor libertad de hacer lo que uno quiera, y lo que necesitan quienes lo estudian es la perseverancia.

05-02-12-cultura-opera2Andrés Vivar, otro graduando del Neumane, dice que inició en el canto de forma académica a los 16 años sin saber mucho de qué se trataba y ahora a sus 26 años aún se admira de cómo los cantantes líricos manejan la voz en cuestiones volumen y expresividad, que son atractivas a nivel de todo tipo de cultura y que son utilizables, hasta cierto punto, en todo tipo de género musical. Su carrera de ingeniería agronómica y el trabajo le impidieron tener los años de estudio continuos, luego dejó la agronomía y se inició como profesor de canto, descubriendo que la mayoría, en especial los adolescentes de 15 y 16 años, quieren estudiar canto popular, a lo que accedió porque es lo que el público pide.

Vivar regresó a estudiar en el conservatorio Neumane al retorno de Yaselga, luego de sus estudios de especialización en Ucrania, aunque no es el tipo de canto que él quiera de verdad, sí es una muy buena guía. Ahora entiende la belleza de este canto, no solo siguiendo un género que le agrada, sino que puede encontrar música en toda la historia de la humanidad y la humanidad dentro de ese estilo o género con muchos años de antigüedad, además de hallarse a uno mismo en la música.

El graduando se ejercita en el canto lírico, dependiendo de lo que quiera cantar, en recepciones, bodas, cantando música sacra en iglesias, en ceremonias de incorporación que es más solemne y puede cantar música popular con estilo lírico, como lo hace Il Divo. Su compañero graduando Jorge Mazzon, dice que practicará su canto lírico aprendido en 7 años con ciertos cortes en la congregación de judíos sefarditas a la que pertenece, sin descartar el Coro Festiva de la Orquesta Sinfónica de Guayaquil o las graduaciones y bodas como lugar de trabajo.

Él ha sido parte de los montajes de la zarzuela La del manojo de rosas, a cargo de la Fundación Beatriz Parra Durango y el Conservatorio María Callas, como el aviador enamorado de la protagonista  y en la opereta Katiuska. En cierto modo siente que el que las canciones líricas estén en otros idiomas puede ser un impedimento, pero también una gran ventaja ya que, incluso porque los compositores de zarzuela ya combinaron las técnicas del canto lírico con el canto en español, se expresa a plenitud sentimientos, emociones, situaciones de la vida.

Los alumnos de Beatriz Parra

A través de su fundación homónima y del Conservatorio María Callas, que es en parte su casa, la soprano Beatriz Parra Durango comparte todo lo que aprendió en su formación en la ex Unión Soviética, en el Conservatorio Tchaikovsky, formando no solo cantantes sino intérpretes de obras líricas, óperas y un coro lírico a cargo de ella y otros músicos experimentados. Su estudiante de cuarto año de canto, Priscila Aguilera -estudia gestión empresarial por las noches, 3 clases de canto a la semana y los sábados pasa de 07:00 a 19:00 fuera de casa por la música- es asistente de cátedra y dicta cursos a los niños durante los vacacionales del conservatorio.

05-02-12-cultura-opera3Aguilera indica que el hecho de haber estudiado antes en el Conservatorio Chopin y ahora en el María Callas que se especializa más en el canto, le ha ayudado por su participación en los montajes de operetas, zarzuelas y otras obras líricas cortas que realiza la entidad para desarrollar también su lado actoral. Disfruta de ser profesora de los niños, lo que hace desde el año pasado, porque le abrió las puertas para ser una instructora en el reality Escuela de Famosos y le encanta tanto como le fascinan los niños. Señala que es gracioso el como se inició en el canto lírico, porque lo hizo para cantar como la vocalista del grupo de metal sinfónico Nightwish, lo que aún anhela por su testarudez natural.

Aguilera se siente atraída por la música y no cesará hasta ser cantante de ópera luego de seguir un posgrado en Alemania, aunque aún es difícil sobrevivir solo con lo lírico ya que no hay un público, a menos que se hicieran equipos con los cantantes de Quito, Cuenca y Guayaquil. Cree que otros campos de ejercicio son las clases, otros géneros que se pueden cantar en eventos como bodas, los musicales -ella participó en La Cenicienta de Danzas Jazz-, pero es consciente de que en una zarzuela se respeta mucho más la partitura y en el teatro musical uno puede hablar algo escrito para ser cantado.

Aguilera pasó de mezzosoprano a soprano lírica para terminar como soprano ligera en sus diversos roles. su compañero en el conservatorio Callas, Édgar Lama, lleva poco tiempo en el canto lírico, como tenor, luego de haber cantado salsa y rock argentino por afición, haber sido seducido para estudiar canto por el teatro musical y haber seguido clases de canto popular para descubrir el gustillo por lo lírico. Apenas graduado de colegio hace un mes, se alista para desde septiembre ir a España a estudiar leyes y seguir sus estudios de canto como complemento. En su opinión el canto lírico no es una carrera de la que se puede vivir en Guayaquil, pero sí requiere mucha preparación y el gusto por la música para ser opción de vida.

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