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Los escritores de méxico se movilizan por lo ocurrido con los 43 normalistas desaparecidos

Las protestas renuevan consignas poéticas

Los grafitis con los que se manifiesta el descontento por la situación de violencia en el país azteca son parte de las nuevas consignas. Foto tomada de espaciolibreméxico.
Los grafitis con los que se manifiesta el descontento por la situación de violencia en el país azteca son parte de las nuevas consignas. Foto tomada de espaciolibreméxico.
09 de diciembre de 2014 - 00:00 - Redacción Cultura

Las protestas son una forma de sobrevivir a la violencia y despegarse de la repetición de casos mediáticos que la vuelven cotidiana. México no ha parado de intentarlo. Las calles retumban al unísono del conteo: 1, 2, 3, 4. La frase se repite hasta llegar a 43 y gritar sin temores: ¡Justicia! ‘¿Qué cosecha un país que siembra cuerpos?’, dice un cartel en manos de una joven que lo repite sin cansarse. La acompañan una serie de manos levantadas pintadas de rojo y que retoman la misma secuencia.

Los protagonistas del nuevo escenario que viven las calles del Distrito Federal de México son en gran parte estudiantes. Varios de ellos conforman el movimiento Yo soy 132, como Sandino Bucio, el poeta que fue retenido durante seis horas por agentes policiales, que posteriormente fueron suspendidos por su actuación.

Para quienes han participado junto a Bucio en performances y lecturas poéticas en la capital, Sinaloa y Quintana Roo, “se apresaba a una de las voces que debería enorgullecer al país”. “Porque hablamos de que persiguen a la poesía, porque la poesía tiene el poder de regresarle el habla a una sociedad que la ha perdido por el miedo, por la desaparición forzada, la censura y el abuso de poder; y con hablar no nos referimos a la instrumentalización del lenguaje, no al lenguaje que persigue algo, sino al sentido que tiene el lenguaje sobre el mundo y las cosas: su capacidad de descubrir lo real”, escribía Yaxkin Melchy, uno de los amigos de Bucio y uno de los escritores que visitó el país en 2010 para la Feria del Libro de Guayaquil.

Para Yaxkin, “en las protestas se ha gestado un uso del lenguaje muy cercano a lo poético. No es casual. Esto renueva las consignas que eran de otra época. Está generando un nuevo discurso para un mundo que ha cambiado, a un tipo de vida que te insensibiliza como ser humano”.

Y es cuando las manifestaciones callejeras empiezan a sumar voces de quienes, fieles al lenguaje, le dan sentido a los sucesos. Entonces, en las protestas se recitan poemas y se reparten fanzines que salen de manifestaciones en las redes sociales, en exposiciones, en lecturas.

El Cubo Abierto del Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca está teñido de negro, se encuentra intervenido por los versos del poeta mexicano David Huerta, quien sentencia: “Solamente hay una vibración/Tupida de lágrimas/Un largo grito/Donde nos hemos confundido/Los vivos y los muertos”.

La nueva consigna poética también está en las calles y forma parte de la instalación ‘Ayotzinapa’, también firmada por los artistas plásticos Rubén Leyva, José Villalobos y Luis Zárate.

La FILde Guadalajara fue escenario de letras y lecturas de lo que ocurrió con los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa. El domingo, una vez más, hubo una maratón de poesía con la participación de al menos 60 personas que se movilizan y toman parte de este escenario.

Esta vez volvió a leer Sandino Bucio:“Fuimos convocados por el palpitar subterráqueo/ un sol verde que brilla en las selvas fosforescentes/llegaron poetas alados desde otros polos, otras altitudes, otras muertes/hacia el epicentro de un corazón que se mueve”.

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