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La poesía en período de emergencia

La poesía en período de emergencia

La poesía en período de emergencia
21 de marzo de 2020 - 17:27 - Redacción Cultura

“Los lugares más oscuros del infierno están reservados para aquellos que mantienen su neutralidad en épocas de crisis moral”.

Así, con un verso, de Dante Alighieri en la Divina Comedia, uno de los poemas más definitorios del tránsito humano en la Tierra, se inicia Inferno, la novela de Dan Brown que narra cómo una pandemia, que parte de Italia, se extiende por el mundo y esteriliza a la humanidad.

Hoy, que es el día de la poesía, declarado hace 21 años por la Unesco, en una sesión en París, valdría preguntarse qué contiene la poesía en medio de una pandemia.

Para la poeta cuencana Issa Aguilar Jara, quien recientemente lanzó el poemario Poliamor Town, “la poesía siempre es un bálsamo, o por lo menos así ha funcionado para mí. No solo ahora, más bien siempre. Con bálsamo me refiero a que trato de leer por lo menos, un verso diario. Y sucede que la mayoría de veces me encuentro con algún tipo de coyuntura y alivio en ese verso. Es muy loco pero creo en esa magia, o quiero creer en ella”.

En la víspera de este día, compartió este verso del poeta y lingüista peruano, Mario Montalbetti:

“la nieve se acumula como sarro en las ventanas,

la tormenta ha erradicado los nervios molares

y la niebla sucia y amarilla

es anestesia barata

que adormece lo que me queda de valor

nunca ve nada el ciego

ni nada escucha siempre el sordo

sólo hay totalmente nada

en la bulla de las lenguas

imaginando cosas al mediodía”

“¿De dónde viene la poesía”, le preguntó éste Diario a Montalbetti. “De muchos lados. Eso depende del tipo de poeta que sea, del tipo de vidas que lleve... una serie de circunstancias. En mi caso, los poemas siempre vienen del lenguaje, de ciertos usos que me llaman la atención y que trato de explorar, de elaborar. Los poemas reflexionan dentro del poema mismo o pueden hacerlo, en todo caso. No veo una vía única hacia el poema”.

La poeta quiteña y radicada en Guayaquil Andrea Torres Armas cree que la palabra, no solo ahora, sino siempre, puede generar sentidos y develar las subjetividades que se van generando en medio de este tipo de crisis.

“Creo que la palabra, igual que los silencios, cuando son oportunos, dan cierta elocuencia a determinados temas. Yo creo que ahora mismo con este tema del corona virus hemos tenido una sobrecarga de información, estamos rodeados de fake news y gente que desafía a la ciencia con cosas absurdas mientras otros se mueren. Creo que la palabra puede generar sentidos, dar cuenta de las realidades que vamos creando y, dependiendo de la postura epistemológica, puede ser una forma de pensar la realidad, pero también de crearla”.

Torres comparte “Ontología”, un poema de su autoría, para pensar en este tiempo de emergencia:

"Nada de lo que aquí se dice

tiene que ver con el riñón que ha sido seccionado

              ni con el corazón más grande

                     ni tan siquiera con el útero afiebrado.

Esto:

                 registro de oquedades

                                                      ausencias

                                                                          sed

es un prontuario de mi cuerpo que habla,

del dedo que mueve la pluma,

de la punta del pie que late cuando alguien pronuncia

la palabra «nada».

Esta narración habla de mi cuerpo

corrompido por la enfermedad

y su lenguaje.

De por qué riñón en kichwa es el «corazón del agua»

y por qué de niña no entendía

qué algo que no puede tocarse existe,

pero no algo que no puede pensarse o decirse.

Cuando digo «silencio» su idea

deja de existir,

pero no se acaba la guerra cuando digo «paz»,

ni la palabra «luz» disipa las tinieblas.

Abro este paréntesis para aislar un hecho,

pero no encuentro un corchete lo suficientemente grande

para abarcarme entera,

salvo tu abrazo,

fenomenología de mí.

Mi voz trasciende el cuerpo,

pero no dilata mi existencia.

¿Qué pasará conmigo cuando al fin muera?"

En una entrevista pasada con este Diario el poeta quiteño César Eduardo Carrión, decía que “parecería que la poesía es una especie de territorio de disidencia. Su función no sea tal vez nombrar la realidad, sino de brindar una realidad alternativa, porque en el encanto con la palabra está el enamoramiento con la música, y con el ritmo”.

Para Carrión la poesía “es una especie de retroceso a una noción primitiva del lenguaje humano, como un balbuceo, un gemido animal, se parece más a eso que al de los políticos, los juristas, es una apelación al lenguaje más primitivo de los humanos, del lenguaje. La poesía se parece más a los ladridos, que a la autoridad”.  (I) et

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