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La FIL replantea los modos de ver a Guayaquil

Una nueva generación de actores leyó nueve obras del dramaturgo Pipo Martínez Queirolo.
Una nueva generación de actores leyó nueve obras del dramaturgo Pipo Martínez Queirolo.
Foto: José Morán / El Telégrafo
11 de septiembre de 2017 - 00:00 - Redacción Cultura

A Pipo Martínez Queirolo le ofrecieron vivir en Estados Unidos pero no aceptó. El dramaturgo guayaquileño, quizás el más montado a nivel local, profesó un amor por la ciudad que sostuvo hasta su muerte y a quienes, como él, decidieron quedarse aún en época de gobiernos casi dictatoriales, dedicó su obra célebre Los que se quedan. Hasta la tarde de ayer, en el Centro de Convenciones de Guayaquil, una nueva generación de actores, y algunos que compartieron con él escenario y hasta padrinazgo, como Marina Salvarezza, interpretaron nueve de sus obras en una lectura que inició y terminó con la Feria Internacional del Libro (FIL), del miércoles hasta la tarde del domingo de ayer.

Queirolo decía que aceptar la residencia en Estados Unidos sería traicionar a su patria. Los siete actores que leyeron su dramaturgia, como lo hicieron en las ediciones anteriores de la FIL con Miguel de Cervantes y Shakespeare, creen que estas lecturas son una manera de reivindicar su trabajo frente a un público y un Guayaquil, en la mayoría de los casos, distinto al que Martínez Queirolo conoció.

Para Alma Franco, hay que pensar la FIL como una propuesta para la familia, en una ciudad en la que hay pocas actividades para hacer como grupo. Ella, quien con Gabriel Fandiño, dirige La Otra Fiesta y la propuesta del Pabellón Infantil, en el encuentro literario desde su primera edición, ideó el montaje de la zona dedicada a la historia del alfabeto occidental, el proceso de escritura en papiros y cómo la historia  de la palabra deviene en los modos de comunicarse en la era digital.

Ayer, el último día de la Feria Internacional del Libro de Guayaquil, el Centro de Convenciones estuvo copado, a diferencia de los dos primeros días del encuentro.  Las librerías comerciales más grandes afincadas en el lugar, como la Española, Mr. Books y Librimundi, no se daban abasto por la demanda. Esto, a pesar de que los precios, en la mayoría de los casos, no eran “de feria”. “Los libros cuestan $ 4 o $ 3 más de lo normal”, dijo una de las asistentes.

“La Feria de Guayaquil se ha vuelto un referente muy importante y dada nuestra experiencia de muchos años sabemos muy bien lo que exige el público lector. El de Guayaquil hoy se perfila como uno de los públicos más demandantes, un referente en cuanto a variedad de gustos. Los intereses lectores de Guayaquil cuadran muy bien con nuestro fondo y procuramos satisfacer esta demanda diversificando el material que tenemos y ajustándolo al contexto de las ferias”, dijo Kevin Wright, sobre la propuesta de Mr. Books en esta edición de la FIL, que tuvo el 15% de descuento en todo su fondo editorial.

La escritora Solange Rodríguez criticó la ausencia de la oferta editorial con autores invitados al encuentro como la argentina Luisa Valenzuela, de quien el primer día de esta tercera edición solo había 10 libros en el pabellón del país invitado, Argentina. “Me parece absurdo y no se sabe de quién es responsabilidad esta ausencia y ello limita mucho el conocimiento de los autores”, dijo Rodríguez y sugirió que debería haber un trabajo en conjunto entre las librerías y la organización.

A excepción de ello, Rodríguez considera positivo el sostenimiento de este encuentro que “si lo comparamos con la Feria del Libro de Quito, ha hecho un gran trabajo de selección de autores y por ahí escuché que hay un deseo de traer a otro Premio Nobel, como Mario Vargas Llosa”, expresó Rodríguez.

El escritor Leonardo Padura, uno de los asistentes estelares a este encuentro, dijo que esta es una Feria del Libro que está empezando. “Tiene muchas cosas que mejorar y lo hará aprendiendo de los errores que comete, a golpes”, dijo el autor de El hombre que amaba a los perros.

El encuentro, organizado por la empresa municipal de turismo y Expoplaza, duplicó el espacio de realización y este año preveía la asistencia de 28.000 personas, al menos el 10% más que en la última edición.

El Fakir editó la historia de Pancho Segura

El último lanzamiento de la Feria Internacional del Libro fue el relato que trabajó durante tres años la periodista inglesa Caroline Seebohm: Pancho Segura Cano, la vida de una leyenda del tenis.

En este libro Seebohm relata de manera completa la historia de un hombre que nació en la ruta Quevedo-Guayaquil, en un bus interprovincial y que fue el mejor jugador del mundo una vez que cogió por primera vez la raqueta de tenis, en el trabajo de su padre, en el prestigioso Tenis Club de Guayaquil. Seebohm recorre los escenarios de los 40 con este personaje. (I)

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