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El uruguayo estuvo en guayaquil para dictar un seminario en el itae

“La educación verdadera mejora al individuo”

El trabajo del autor está enfocado en la pedagogía. Sus obras son condescendientes con esta lógica. Foto: tatidonneys
El trabajo del autor está enfocado en la pedagogía. Sus obras son condescendientes con esta lógica. Foto: tatidonneys
07 de octubre de 2015 - 00:00 - Redacción Cultura

El artista uruguayo Luis Camnitzer considera que el sistema corrompido del mercado del arte responde a una lógica que toma partida en un sistema de educación caduco. Camnitzer se ha declarado un escéptico de las academias de arte y no en vano su trabajo central gira en torno a la pedagogía de esta rama.

En Guayaquil dictó un seminario en el Instituto Tecnológico de Artes del Ecuador (ITAE). Allí trabajó con al menos seis grupos a partir de la discusión de los proyectos desde el problema que están tratando de solucionar y la solución que tienen. El método es conocido. “No es alguien que acepte los caminos trillados. Ve la obra de arte como una solución a los problemas”, decía Katrin Steffen, comisaria de la Colección Daros, en la cual el uruguayo reúne varios de los trabajos más importantes de artistas latinoamericanos.

La idea de plantear un problema y una solución se considera para evitar que el artista caiga en la autoindulgencia. “En lugar de trabajar para su placer individual y posiblemente su terapia, lo llevamos a mirar su entorno social y enfocar en la comunicación”, dijo el artista.

“En ese entorno radica el problema de una universidad de arte que, por un lado, está creando una carrera profesional de poco rendimiento económico para la mayoría de la gente que entra ahí. Eso no quiere decir que no deba existir, pero sí quiere decir que el acento no debe estar en desarrollo artesanal, sino que tiene que estar en desarrollo conceptual, elemental”, manifestó Camnitzer en una entrevista con este diario.

La enseñanza de arte para el desarrollo de lo elemental contribuye, según el uruguayo, al desarrollo de la creatividad del individuo, de tal forma que pueda aplicarla a cualquier cosa que haga y no solamente a la producción de obras de arte. “En cierto modo la carrera artística debiera preocuparse por la flexibilidad de las conexiones y no por la habilidad de hacer cosas”.

El camino a seguir para cambiar el sistema de arte desde la enseñanza no es corto ni inmediato. En una entrevista, María Acaso, docente de la Facultad de Bellas Artes en la Universidad Complutense de Madrid, opinó: “El problema es que las artes visuales están relacionadas con el conocimiento, y la educación, todo lo pedagógico, se ha relacionado siempre con otro tipo de conceptos. Si preguntas a la gente qué es la educación artística, dirán que es niños pintando. El tema es la infantilización, tiene mucho que ver con el desarrollo de técnicas sin finalidad, tiene que ver con la producción objetual para el Día de la Madre… y ese es el imaginario”.

Para Camnitzer, el cambio en la pedagogía del arte debe iniciar por la “concienciación y ajustar todo el proceso educativo, no solo el del arte sino cómo pensamos sobre la educación en general. Integrar el pensamiento artístico a todas las ramas que se estudian, el equipar a todo el mundo con la posibilidad de imaginar y especular sin límites, tener derecho a pensar en la fantasía no lógica y absurda, al mismo tiempo que en la parte funcional lógica y correcta. Usar ambas para fertilizarse y lentamente escoger lo que sirve para la práctica y no, pero que me enriquece en un nivel. Y eso no tiene por qué ser clasista”.

Para Acaso, el cambio en la pedagogía y la producción de arte iniciaría con el análisis de las imágenes, en lugar de la simple producción. Se trata de descolonizar la mirada. Camnitzer cree en el arte comunicativo, atado actualmente a una lógica de mercado. La producción de arte, de forma general, de acuerdo al crítico, se hace en referencia a otro arte. “Requiere una base de información, que no puede tener todo el mundo, en la medida en que ese juego entre arte hecho y arte por hacerse se va fusionando, se vuelve más elitista porque cada vez hay más referencias que juegan y hay menos gente que las conoce. El arte, tal como lo entendemos en términos galerías y museos, es un arte clasista”, expresó Camnitzer.

Su planteamiento es mejorar el nivel ético de la sociedad. Considera que todo el sistema educativo en este momento está diseñado para entrenar a la gente en alguna profesión, para darle información ya conocida, para que funcione dentro de una sociedad supuestamente estable y estática. “Con eso, supuestamente, se garantiza que la universidad funcione mejor y para lograrlo hay filtros que seleccionan a la gente que promete funcionar bien y se descarta a los que funcionan mal”.

En la educación, en general, se aplica la teoría de Darwin, la evolución de los más fuertes. La ideología subyacente, aparte de la competitividad en el mercado, también es el triunfo nacional en competencia con otras naciones. “Para mí, la educación verdadera no trata de seleccionar al mejor, sino de mejorar al individuo. Entonces, claro que requiere más esfuerzo el mejorar al que no tiene capacidad que elegir al que la tiene, pero ahí es donde está una responsabilidad ética del sistema educativo. Dentro de eso, lo que creo que hay que hacer es tratar de generar un buen ciudadano, que es aquel que cuestiona, el que no toma las cosas como son dadas, sino que las critica e intenta mejorarlas para el bien común”, concluyó el artista. (I)

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