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La crónica es subjetiva, pero no imprecisa

La crónica es subjetiva, pero no imprecisa
29 de septiembre de 2013 - 00:00

La iniciativa Yasuní ITT -ya se sabe- es el tema estrella del debate político en este momento. La esfera pública está copada: hay manifestaciones a favor y en contra, hay analistas y abogados que se oponen y otros que están de acuerdo con la extracción y aparecen en entrevistas televisivas hablando del tema en las mañanas, o son citados por los diarios, o acuden a las radios, o publican en Internet.

Unos le llaman “Yasuní” y hablan de zonas intangibles, derechos ancestrales y grupos humanos en aislamiento voluntario. Para ello invocan a los Derechos Humanos, artículos de la Constitución, de donde destacan el número 57, para llamar “etnocidio” a una posible explotación del bloque ITT.

Otros le dicen solo “ITT” y aseguran que explotar el uno por mil del territorio no implicará la desaparición de los pueblos no contactados, que el yacimiento de petróleo está en riesgo de ser aprovechado por las compañías petroleras establecidas en Perú, o que si aparecen los no contactados en las zonas explotadas, las operaciones deberían paralizarse. En esta corriente hay hasta una tesis que indica que no explotar el bloque ITT es equivalente a morir de hambre.

En fin, mientras en el escenario se posan básicamente estos, los contenidos circulan, porque tienen que circular, en los mass media. El tema del ITT -ya se dijo- es la estrella. Como es evidente, no solo los medios tradicionales lo abordan.

Una de las plataformas de Internet que más ha abordado el tema en Guayaquil es GKillCity.com, proyecto que ha arribado ya a sus dos años -de hecho, se celebraron anoche- entre crónicas, opiniones y relatos, en un intento de construir la realidad desde distintas miradas.

Y en las páginas de GKillCity se han venido exponiendo esas distintas miradas en torno a la iniciativa Yasuní ITT y lo que quedó de ella, incluso desde antes de que el presidente de la República, Rafael Correa, anunciara la liquidación de los fondos de la iniciativa. Es decir, cuando se anunció que el petróleo del bloque sería explotado.

La mayoría de los textos en GKillCity (destacan las de la abogada Verónica Potes) han sido críticas y se oponen a la explotación del ITT.

Curiosamente, GKillCity recibió un tiro con chanfle hace dos semanas, cuando Roberto Aguilar escribió su crónica Yasuní: La Asamblea cubre sus espaldas.

En la columna La crónica de diario Hoy, Aguilar publica cada domingo un relato acerca de qué es lo que sucede en el escenario político del país. La mayoría de las crónicas que publica tratan sobre episodios que ve en la Asamblea Nacional, como el que escribió el 15 de septiembre. Un texto sobre la Comisión de la biodiversidad y el ITT.

Ahí se refería a Xavier Flores, asesor de la segunda vicepresidenta de la Asamblea, Marcela Aguiñaga, como una “rutilante estrella en ascenso del medio digital GKillCity, que reclama para sí la distinción de practicar un "periodismo contracultural y no huevadas". La crónica acaba con una imagen de Flores dando instrucciones a un asambleísta “sobre los recovecos jurídicos del caso”, y la frase final “esto es política contracultural y no huevadas”.

Flores, abogado guayaquileño, que suele estar involucrado en temas de Derechos Humanos, y que estuvo encargado de la redacción del informe para el primer debate sobre la declaratoria de interés nacional por la explotación de los bloques 31 y 43, subió el 20 de septiembre en su blog, xaflag.blogspot.com, una queja que había enviado a la defensora del lector de diario Hoy, Ana Angulo.

Ahí, Flores habla de una “imprecisa y tendenciosa asociación” que hace Aguilar entre su trabajo profesional y su participación en GkillCity.com. Lo que, tendría sentido -según el abogado- si su papel como asesor legislativo “estuviera en conflicto con mis opiniones vertidas en GkillCity.com sobre la explotación de campos petroleros en el parque nacional Yasuní”.

Desde 2008, Flores ha dicho en medios digitales que, en materia de protección ambiental, “no es cuestión de no intervenir en la naturaleza, sino de intervenir en ella de manera responsable”.

Pero además, Flores critica el hecho de que Aguilar nunca habló con él. Como iba a escribir sobre su postura, “pudo habérmela preguntado, si hubiera querido conocerla. Le habría comentado en detalle mi punto de vista”, escribe.

En su editorial La importancia de los matices, José María León, editor de GkillCity.com se refiere a la crónica de Aguilar, y dice que “GkillCity.com reconoce frontalmente que hace política. Pero no política partidista, sino política desde la ciudadanía”.

A mediados de la década pasada, Roberto Aguilar era la estrella de la crítica de televisión cuando escribía en El Universo. Su estilo radica en la búsqueda de paradojas, en un tono que no ha dejado de ser celebrado por un amplio público hasta hoy.

Actualmente, Aguilar -se sabe-, ahora editor de contenidos de Hoy, ha transitado a la crónica política.

En 2011, la asambleísta Rosana Alvarado hizo pública una carta que criticaba un texto de Aguilar (publicado en Expreso), donde ella y otras asambleístas eran llamadas “las chicas de Correa”.

“Si nosotras somos ‘las chicas de Correa’, usted ¿de quién es, señor Aguilar?”, escribía Alvarado.

Sobre ese episodio, Mediaciones -publicación de Ciespal- recordaba que la crónica es un relato periodístico que se puede definir como “un ejercicio del pensamiento donde confluyen, quizá más que en otros géneros, la observación empírica y la subjetividad del autor”.

Sin embargo, en el mismo texto, la misma Mediaciones anotaba que “por ello, uno de los géneros que demanda mayor solvencia en los valores de claridad, precisión y riqueza expresiva es la crónica”.

En ese sentido, Mediaciones se preguntaba: “¿De qué manera la crítica y la réplica pueden ayudar a identificar los valores y los límites de las narrativas periodísticas?”.

El domingo 22, Aguilar sacó otra crónica sobre la Asamblea, ahora sobre el primer debate para la declaratoria de Interés Nacional de la explotación de los bloques, titulada La invocación guerrera del correísmo.

“Once horas estamos en esta mierda! ¡Once horas!”, dice Aguilar que dijo el asambleísta Miguel Carvajal, que ha enviado otra queja al Hoy, pidiendo una “copia certificada de la entrevista” de donde lo citan, o “una copia certificada de la autorización judicial para interferir y grabar la presunta conversación privada” entre él y otra asambleísta.

Sobre eso, se cuestiona diario Hoy: “¿Todo lo que ocurre o se dice en el corredor de la Asamblea es privado?” Vale preguntar: ¿Es privado lo que dicen los funcionarios públicos en un edificio de la función pública? Pero ése es otro debate.

Datos

La crónica de Aguilar y la posterior queja de Flores desembocó en un debate entre este último y Carlos Andrés Vera, cada uno desde su blog personal (xaflag.blogspot.com y polificcion.wordpress.com).

En esa discusión, el debate se ha centrado en argumentaciones sobre la explotación, y ya no sobre práctica periodística.

Entre 2003 y 2005, Roberto Aguilar, actualmente editor de contenidos de Hoy, escribió críticas de televisión y otros artículos para diario El Universo.

Al salir, anunció que había tomado esa decisión porque uno de sus artículos fue censurado. El Universo dijo que Aguilar afirmaba que “dos canales de televisión estaban ‘vendidos’ al gobierno de Lucio Gutiérrez”, y por eso éste no fue publicado.

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