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'Expresiones de mi tierra' recrea con notas los enigmas de la naturaleza

La compositora guayaquileña Blanca Layana Gómez es máster en Bellas Artes, con especialidad en composición, del Conservatorio Nacional Piotr Ilich Chaikovsky, de Kiev, Ucrania.
La compositora guayaquileña Blanca Layana Gómez es máster en Bellas Artes, con especialidad en composición, del Conservatorio Nacional Piotr Ilich Chaikovsky, de Kiev, Ucrania.
Foto: Lylibeth Coloma / El Telégrafo
14 de enero de 2019 - 00:00 - Giselle Hidalgo Villagómez

Lleva la música hasta en su nombre: Blanca. Como si hubiese estado predestinada a transitar el pentagrama al igual que esa figura que le da pulso a una melodía.

En el ritmo rápido de su hablar se percibe su don artístico que la ha inspirado a ponerle notas a algún episodio infantil, también a ciertos amorfinos, y hasta los relatos de su hijo biólogo, David, sobre la Amazonía y los animales en peligro de extinción.

Blanca Layana Gómez es una reconocida compositora guayaquileña, a quien se le atribuye la creación de las dos primeras óperas infantiles ecuatorianas: “La luna de los niños” (1997) y “Juan Burrolón artista” (1999).

Estos temas constan en su segunda entrega de piezas inéditas Expresiones de mi tierra, que ganó la Convocatoria Pública para Proyectos Artísticos y Culturales 2017-2018, impulsada por el Instituto de Fomento de las Artes, Innovación y Creatividades del Ministerio de Cultura de Ecuador.

Libro de memorias musicales

El sobrio diseño de tapa azul ilustrado con el rostro de cuatro pequeñines de distintas razas es la portada de este libro didáctico que contiene 45 partituras, de canciones infantiles y populares, coros y música de cámara.

Una obra que refleja en gran parte su vocación artística impartida a cientos de pupilos que ha formado en Lenguaje Musical, Armonía, Historia de la Música y Dictado en varios conservatorios y colegios de Guayaquil.

Baladas, boleros y hasta rock, entre otros, son los géneros pensados para las canciones infantiles y populares, cada una narrando diversas situaciones como “Hoy me siento feliz”, “El niño shuar y el guacamayo”, “Mi gatita se enfermó” y otras más.

El libro contiene canciones que compuso en su adolescencia, como “Qué es lo que pasa contigo”, una balada que considera “chévere y juvenil”.

Pero también aparecen piezas nuevas que va mostrando a medida que repasa las hojas de esta obra que celebró su lanzamiento en el Museo de la Música Popular Julio Jaramillo, el 10 de junio de 2018.

No se queda con las ganas y prefiere mover sus dedos entre las negras y blancas del piano para cantar uno en particular: “Cuando canto amorfinos, se me aviva la emoción, sírvanme una caña brava con la miel de su pasión”.

Se trata de “Alza, Amorfinos”, que dice haber creado al tomar ciertos escritos de internet y editarlos a su gusto.

De los relatos que su hijo David le ha contado sobre especies amenazadas, menciona otro que le apasiona: “El tapir del bosque seco”, una suave armonía en la que el fagot coquetea con el piano y recrea la cruel situación que vive este animal al momento en que sus verdugos lo atrapan.

“A mí me encanta cómo suena el fagot e hice una canción para ese instrumento, entonces me acordé del tapir. Si escuchas, es como ver a este animalito, pobrecito, solito. Cuando entra el piano profundiza en los cazadores persiguiendo al animal”, expresa la maestra.

Para “Flamingo” utilizó el oboe por su sonido exótico, manifestando el estilo y andar de este animal; mientras que en “El paseo del ganso del parque” agregó arreglos del clarinete al estilo de jazz, por su caminar.

La obra también recoge fragmentos de su infancia, como “El perro Gasparín”, que recuerda a la mascota que la acompañó en su niñez.

Precisamente esa etapa de su vida dice que marcó su carácter, llenándola de confianza e ilusión. Valores que menciona en su prólogo y que sugiere cultivar con alegría en los niños, al igual que el amor, generosidad y respeto.

“Aunque la realidad suele ser muy cruel, la vida siempre es esperanzadora. Es la razón principal de mi libro”, señala en el libro la máster en Bellas Artes del Conservatorio Chaikovski de Kiev, Ucrania.

El gusto por los géneros nacionales de sus raíces también suenan en varios temas, como “Ilusión indígena”, un yaraví para orquesta de cuerdas, al igual que el sanjuanito “El poncho” y el pasillo “Semilla del alma”, entre otros, donde destaca su estilo costeño en tonos alegres.

Una vida de reconocimientos

A lo largo de su carrera ha obtenido varias distinciones, entre ellas, medallas de la Benemérita Sociedad Filantrópica del Guayas como destacada alumna del Conservatorio Antonio Neumane (1973, 1974).

De su participación en distintos concursos de composición musical, logró menciones de honor del Centro Municipal de Cultura (1973, 1974), primer premio “Himno del Maestro Ecuatoriano”, Antena Pedagógica (1975), primer premio otorgado por el

Centro Municipal de Cultura (1977) y primer y segundo premios de la M.I. Municipalidad de Guayaquil (1977, 1984). (I)

Publicación
Edición literaria
Esta obra fue editada en mayo de 2018  por la escritora María Paulina Briones, directora de Casa Morada. El concepto gráfico estuvo en manos de la diseñadora Andrea Fernández con las ilustraciones de Samuel Camino.

45 partituras tiene Expresiones de mi tierra, con canciones infantiles y populares, coros y música de cámara.

Memorias musicales
Entre las partituras que a lo largo de su vida la autora compuso están el pasillo “Obertura de Adrián” (1998) y el tema “Hermoso planeta” (2009), con arreglos para orquesta sinfónica. (I)

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