“En tiempos difíciles —‘interesantes’, según la maldición china— el arte deja de lado su condición de entretenimiento para convertirse en una herramienta de cambio social, en un espejo en el que se reflejan los desafíos y peligros que atravesamos y en un campo de experimentación para que los creadores y el público dialoguen y reflexionen sobre el presente”, dice el escritor mexicano Jorge Volpi sobre las líneas temáticas que este año trabajará la 43 edición del Festival Cervantino, que él dirige.

El Festival, que se ha posicionado como uno de los principales escenarios para las artes escénicas y otras manifestaciones culturales, se realiza de forma tradicional en la ciudad mexicana de Guanajuato, pero este año llegará a las sedes de la Alianza Francesa ubicadas en América Latina, incluida la de Quito, a través de proyecciones en una pantalla grande. En el auditorio de la sede quiteña se transmitirá una selección de espectáculos cada miércoles, desde el 6 enero hasta el 10 de febrero, a partir de las 19:00, con entrada libre.

El encuentro vincula 2 temáticas que tradicionalmente se consideran distantes: la ciencia y el arte. Para ello habrá 2 secciones. La primera es ‘La ciencia del arte. El arte de la ciencia’, en la que se expondrán vinculaciones de la química y la física con propuestas de teatro y música. Mientras que en la sección ‘Transiciones’, se priorizarán —según Volpi— las transformaciones y mutaciones del cuerpo a través de propuestas artísticas, en concordancia con la época que vivimos.

La primera sección continúa con la tradición de propuestas como el Festival Starmus que, desde 2007, plantea una simbiosis entre astronomía, arte y música, y este año rendirá homenaje al científico Stephen Hawking.

En el Cervantino llega la experiencia del premio Nobel de Física George Fitzgerald Smoot, que se cuestionó desde niño la forma en que la luna lo seguía mientras viajaba con su familia en carro por Alabama. Fitzgerald, junto con el astrofísico y cosmólogo John C. Mather, no ha dejado de buscar respuestas de los fenómenos que ocurren en el cielo. Fitzgerald dialogará en el Cervantino sobre Mapas del Universo, su historia. Dos días después, otro premio Nobel, en su caso de química, Roald Hoffmann vinculará la noción de la ciencia que estudia con el arte.

A su vez, se reinterpretará la obra Fausto, dirigida por el director esloveno Tomaz Pandur. En su obra, el esloveno disecciona la psicología del protagonista del gran poema dramático de Goethe, donde un hombre vende su alma al diablo. El fin es hablar de la alienación del hombre moderno y su necesidad de llegar a un acuerdo consigo mismo y con la sociedad en la que vive.

Un homenaje a Cervantes

Con el propósito de rendir tributo al autor del cual se recuerdan 400 años de su muerte, se presentarán distintos espectáculos en la sección ‘Transiciones’. Estas son parte del cronograma que ha definido la Alianza Francesa de Quito para transmitir en una pantalla grande cada miércoles.

El Cervantino en Quito se inaugura con el artista visual y arquitecto Takami Nakamoto, y el baterista Sebastien Benoits. El percusionista acompaña al artista visual, con el objetivo de producir una atmósfera lumínica con resplandores estroboscópicos y lámparas LED, espectáculo al que han denominado Reflections. Se integra a la presentación el DJ norteamericano Nosaj Thing —seudónimo de Jason Chung—, quien desde la secundaria mezcla y genera pistas.

Entre las grandes propuestas de música de cámara y solistas se presenta la pianista germano-japonesa Alice Sara Ott, y el pianista luxemburgués Francesco Tristano. Juntos han sostenido desde hace un par de años una charla musical a 2 pianos en la que reconstruyen piezas de Ravel, Rimsky-Kórsakov y Stravinsky.

El miércoles 20 de enero la programación la ocupa Taraf de Haïdouks, una banda de gitanos de varias generaciones congregada por Stéphane Karo y Michael Winter desde Rumania. Su repertorio está cargado de baladas medievales, piezas de baile balcánicas con sabor turco y cantos con ecos gitanos provenientes de la India.

Para iniciar febrero y concluir con el festival se proyecta una serie de propuestas de Chile, Colombia y Perú, países que integran la alianza de El Pacífico. Son parte de este repertorio Flowers for Kazuo Ohno (and Leonard Cohen), ofrenda coreográfica que honra al padre del butoh, así como al ganador del Premio Príncipe de Asturias en 2011. (I)