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El esmeraldeño José Maschietto gana premios y dirige orquestas

El esmeraldeño José Maschietto gana premios y dirige orquestas
17 de septiembre de 2013 - 00:00

José Miguel Maschietto es el único latinoamericano que ha recibido el prestigioso Oscar Europeo de la Cultura (ganó el León de Oro en el reciente Festival de Venecia por la música en la cinta Gravity). Su primer recuerdo es un viaje de avión que lo alejaba de su lugar de nacimiento hacia un nuevo hogar, una nueva existencia, con apenas dos años de vida. Si su vida fuese un cuento comenzaría con la legendaria frase “érase una vez”…

Pero esta es la vida real. Una vida que conmueve y maravilla, y que por eso requiere ser contada. José Miguel Maschietto nace en Esmeraldas en 1984 y, con dos años, es adoptado por una familia italiana de Venecia.

Cuando tenía tres años, mientras paseaba por las calles de la ciudad de los canales, se detiene a mirar el escaparate de una tienda de instrumentos musicales. Su madre adoptiva le pregunta que si quiere entrar, él asiente. Entran y José Miguel se sienta al piano. Un piano de cola del que no volverá a prescindir en los años sucesivos. El sonido que se difunde cuando aprieta con sus pequeños dedos las teclas, lo captura desde ese momento y para siempre.

Comienza así y ahí, en la mágica Venecia, el extenso recorrido y los interminables estudios que José Miguel tendrá que afrontar a lo largo de su carrera. Esa carrera que él mismo decidió emprender con tan solo tres años y que sigue amando con obediencia y respeto. Un dato que atestigua su determinación, su fuerza de voluntad y su amor  por la música, cualidades que, unidas a un talento nato, lo llevaron a  la excelencia.

Su primer maestro, cuando todavía le colgaban los pies en la silla de pianista, fue Vitale Fano. Más tarde entraría al Conservatorio Benedetto Marcello de Venecia para luego trasladarse a Milán donde tuvo el mérito de ser el único alumno del gran maestro Maurizio Pollini.

Pollini exige tocar sin partitura, aprender de memoria la música, estudiar, estudiar, estudiar. José Miguel, alumno disciplinado y consciente del privilegio que significa tener un maestro como Pollini, consigue su licenciatura en piano. “Soy de la vieja escuela -dice el maestro Maschietto cuando le preguntamos qué se requiere para llegar a tocar sin partitura-. “El maestro Pollini era muy rígido en eso, justamente. Porque es cierto que la partitura ayuda, pero para tocar se necesita mucha de tu propia energía, esa que tienes que poner en el sonido, en la técnica, en las teclas. Así como es necesario concentrarse en el color de cada  nota”.

Se licencia en Composición con los maestros Colonna y De Blach y en Dirección de Orquesta en el Conservatorio Giuseppe Verdi de Milán guiado por los maestros Ruzzini y Dei Rossi. Sin perder de vista sus estudios, consigue licenciarse también en Filología Musical en la  Universidad Estatal de Milán.

Maestro Maschietto, -le pregunto- ¿qué se necesita para alcanzar tanto siendo tan joven, mucho talento o mucho esfuerzo? Y responde: Creo que las dos cosas. La vida del músico puede parecer   fascinante desde afuera, pero es una vida muy difícil, llena de sacrificios, de esfuerzos, de estudios. No puedes decir soy muy listo, no es así. Se necesita una vida entera, y no alcanzaría, para poder decir yo conozco o sé algo de música. Tienes que estudiar día tras día, profundizar la música, afinar la técnica.

Él gana una dura competición y consigue entrar en la prestigiosa Royal Academy of Music de Londres donde consigue su primer Máster Internacional de Dirección de Orquesta y llega a dirigir las mejores orquestas del mundo académico. Tras su fructífero período en Gran Bretaña, regresa a Italia para hacer el servicio militar en Roma y aprovecha   ese tiempo para estudiar en la Academia Nacional de Santa Cecilia donde perfecciona la técnica de dirección de orquesta.

De regreso a Milán, su ciudad artística de adopción, se le abren las puertas del Teatro alla Scala y colabora con prestigiosos directores para poner en escena importantes obras sinfónicas y operísticas como Nabuco, Don Giovanni, La Traviata, Requiem de Verdi, Rigoletto, etc.

Viene llamado para participar en programas culturales de la televisión y para dar Lectio Magistralis en varias universidades de Europa. Entre los conciertos más importantes, está el recital en honor a Su Santidad Giovanni Paolo II en el Vaticano y el Concierto  para la Cruz Roja Internacional, en Milán.

En 2009 dirige la Orquesta Filarmónica Checa y de ahí entra al Teatro Nacional de Praga donde dirige el Ballet y ahora es director titular y asistente musical.

Una larga serie de eventos contribuyó a soldar su relación con las instituciones locales participando en significativos eventos, como el que realizó en la Embajada italiana de Praga ante un prestigioso parterre compuesto por autoridades políticas y diplomáticas internacionales.

Nombrado director artístico del Festival Ítalo-Checo de Praga, el maestro José Miguel Maschietto ha sido asistente musical del Umbria Music Fest, director artístico del Umbria Jazz y supervisor artístico del Festival de Espoleto.

Ahora él es director artístico de Venice Prague-International Culture Festival  de la ciudad de Praga, titular en la Filarmónica Nacional y el Teatro Nacional de Praga Narodni Divadlo, director invitado de la Ópera Nacional de París, director invitado para el ballet del Teatro Bolshoi de Moscú y profesor en la Academia Internacional of performing Art y de la ciudad de Pesaro, Italia.

Le pregunto: maestro, ¿cuántas horas tienen sus días? Unas cincuenta por lo menos (ríe). No necesito muchas horas para descansar. Duermo solo tres o cuatro horas por noche y ya estoy listo. El próximo año creo que voy a dirigir también la Orquesta Sinfónica de Berlín.

Y por si fuera poco lleva años componiendo música para bandas sonoras de películas, cortometrajes, documentales, anuncios publicitarios, etc. Cabe destacar sus colaboraciones, en este ámbito, con celebridades como Ennio Morricone, Ludovico Einaudi, Giuseppe Krlug y Michael Nimman.

En 2011 obtuvo una nominación para los Grammy Classic Awards por la grabación de las 9 sinfonías con I Wiener Philharmoniker, Grammy que se adjudicó su gran amigo Gustavo Dudamel. “Lo ganó porque es más guapo que yo, porque tiene mucho pelo”, bromea el maestro Maschietto, añadiendo que “Dudamel es un excelente maestro y un excelente concertista”.

Pero José Miguel  rebosa de premios y reconocimientos honoríficos, además de ser señalado por los críticos especializados como “simplemente brillante” o “un elemento de continuidad y conexión entre el estilo clásico y la evolución artística”.

No cabría enumerar aquí todos sus premios, pero hay que recordar el recientemente conseguido León de Oro que se adjudicó por la orquestación de la banda sonora de Gravity del director mexicano Alfonso Cuarón, protagonizada por Sandra Bullock y George Clooney, película que inauguró la 70ª edición del Festival de Cine de Venecia.

Cuando le preguntamos si se hace algo para acercar a los jóvenes a la música clásica, Maschietto recuerda que el Gobierno de Ecuador, por ejemplo, ha puesto en marcha la Universidad de las Artes, en la que hay un departamento de música donde los músicos de alto nivel reciben la especialización. Y aconseja que antes de ir a la universidad  hay que pasar por los conservatorios y estudiar con empeño unas 4 ó 5 horas al día.

El pasado 12 de septiembre, el Consulado General de Ecuador en Milán  organizó un concierto en el que el maestro Ph.D. José Miguel Maschietto deleitó a los afortunados invitados con once temas compuestos por él. Bajo el título Diario de un soñador de viaje, sentado ante su  piano de cola, llevó al público a bordo de sus notas musicales en un recorrido con un tren de poniente, hacia sus recuerdos desenfocados, por las mañanas, por las calles de Buenos Aires, París, Quito o Esmeraldas.

Sin duda  hay un lazo estrecho con su Ecuador natal que el maestro sigue cultivando y que transciende en su música, a pesar de haber transcurrido la mayoría de su vida en Italia.

“A Quito fui por vez primera cuando Rafael Correa me invitó para su posesión como presidente. Ese viaje me dejó emociones que me quedaron adentro y que de algún modo tenía que transmitir”, dice.

“El tema Esmeraldas surgió hace un año. Nunca he vuelto a Esmeraldas. Siento una cosa hacia Esmeraldas que oscila entre la nostalgia y la esperanza. El deseo de regresar a mis orígenes para ver lo que se quedó allá”, reflexiona.

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