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El filme se proyectará en la cartelera del ochoymedio durante enero

Aventurera: la moral está en los otros

En palabras de su director, la película “es una contemplación sobre la ambición”. El guion fue coescrito por la actriz Melanie Delloye.
En palabras de su director, la película “es una contemplación sobre la ambición”. El guion fue coescrito por la actriz Melanie Delloye.
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08 de enero de 2016 - 00:00 - Fausto Rivera Yánez

Aventurera, del argentino Leonardo D’Antoni, es una película sobre la falsa moral en el mundo del arte, en las decisiones cotidianas de cualquier persona. El éxito de su discurso fílmico y cultural radica en la distancia que toma del purismo con el que la sociedad suele asumir la vida, los sueños, los deseos.

¿Hay principios inalienables? ¿Hay caminos equivocados cuando estamos seguros, si es que lo estamos, de a dónde queremos llegar? ¿Dejamos de ser los mismos cuando atravesamos esa línea que alguna vez marcamos con fuego?

Aventurera es el retrato de una mujer, Bea (interpretada por Melanie Delloye), que sabe que para lograr lo que quiere, debe negociar con las normas del sistema, debe hablar con aquel sujeto peligroso que la mira desde las sombras, debe pagar un costo como cualquiera. No se resigna, no es ingenua, aunque luego, quizás, pueda arrepentirse. Es su derecho, es su pase para la felicidad que ella quiere conquistar.

Beatriz, Bea, es una colombiana que reside en Argentina. Su vida transcurre entre cuidar a una anciana para sobrevivir, para pagar la renta atrasada de un pequeño cuarto que comparte con otra migrante, y entre los ensayos de un grupo de teatro independiente que está próximo a estrenar Hedda Gabler, de Ibsen. Bea se convierte, en este contexto, en una alegoría moderna de Hedda.

Pero Bea es insaciable, no está satisfecha con lo que tiene, a pesar de que su actual vida le ha arrancado sonrisas francas, le ha regalado momentos dichosos. Bea quiere moverse, mejorar su situación actual sin renunciar a la posibilidad de convertirse en una gran actriz de la escena independiente. Es una mujer pragmática, sin que ello sea contradictorio a su formación afectiva, intelectual.

Y es aquí, a partir de una decisión suya, cuando sus amigos, su entorno, el propio espectador empiezan a interpelarla moralmente porque se desvía de ese camino “impoluto” del arte, se “vende” al mundo de la televisión comercial, canjea lo que se supone es prohibido. Además, el estigma que Bea cargará durante el filme se agudiza por ser mujer, pues la película, de alguna manera, también muestra los prejuicios a los que ellas están sometidas cuando toman decisiones autónomas sobre su cuerpo.

Aventurera, que está acompañada por música de Natalia Lafourcade (incluso el filme lleva el nombre de una canción que interpreta la mexicana junto a Alex Ferreira), deja en claro que la moral, siempre, está mediada por los otros.

Técnicamente, el uso de la cámara en mano, los insistentes ruidos que vienen de las calles de la ciudad, los colores de la tarde/noche que definen el impreciso y a ratos temeroso rostro de Bea, potencian los conflictos internos de los personajes. La fijación de la cámara por transitar por el delgado y pálido cuerpo de Bea es un ejemplo de ello, es una narración somática.

Hay que agradecer el esfuerzo de Tomás Astudillo y Pedro Orellana, quienes, a través de la distribuidora Vaivem, trajeron este filme a Ecuador, el cual será el primero de otras cuatro películas que se estrenarán durante 2016. (O)

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