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Una fotonovela se inspira en la vida de César Dávila

Christian Oquendo Sánchez es escritor, documentalista, consultor en comunicación y profesor universitario.
Christian Oquendo Sánchez es escritor, documentalista, consultor en comunicación y profesor universitario.
Foto: christianoquendo.com
22 de diciembre de 2017 - 00:00 - Redacción Cultura

En la primera obra de ficción de Christian Oquendo Sánchez, el autor usa el formato de la fotonovela para narrar la historia del Mago Jefa y del Faquir, ambos inspirados en dos personajes reales de la literatura ecuatoriana: Jorge Elías Adoum y César Dávila Andrade. El primero fue escritor, curandero, reconocido esoterista originario de Líbano y padre del poeta Jorge Enrique Adoum, y el segundo fue uno de los mayores poetas y cuentistas de Ecuador.

A partir de sus historias, Christian recrea en la fotonovela Faquir (El detective místico de la conciencia) un relato ficcional que se inspira, sobre todo, en la obra cuentística, en los ensayos esotéricos y en la vida interior de César Dávila Andrade, quien fue amigo de Jorge Elías Adoum gracias al hijo de este último, que los presentó.

Las fotografías de este trabajo fueron hechas por Sebastián Oquendo Sánchez, hermano de Christian, encargado del concepto y del libreto de la obra. Esta intención por experimentar  con el texto más allá del formato típico del libro se remite a dos trabajos previos de Christian. 

En 2014, el autor publicó con Trama Ediciones el libro de aforismos y microensayos Comunicar es más que persuadir y, en 2015, presentó en el Festival de Cine Documental su película Ciudad de tiza. Ciudad de lluvia, basado en el cuento La carta inconclusa, del quiteño Javier Vásconez.

“La obra de César Dávila Andrade tiene, más allá de su cristalizado Boletín y Elegía de las Mitas o de su obra poética más accesible, material esotérico. A través de las ediciones completas que el Banco Central publicó sobre su obra conocí sus ensayos esotéricos”, dice Christian, y añade: “Otro factor que me fascinó fue que su cuentística es muy visual; él plantea  unos contrastes dramáticos existenciales, situados en un Ecuador de los años cuarenta, muy andino, aislado y lleno  de sufrimiento interior”. 

Varios capítulos de la fotonovela –que fue publicada por el programa editorial de la M.I. Municipalidad de Santiago de Guayaquil– toman ideas de los cuentos del Fakir, con k, como era el verdadero sobrenombre de Dávila Andrade, de quien en 2018 se celebrará el centenario de su nacimiento.

 “El Fakir era un especie de Charlie Parker, desconectado de lo material, un ángel desvalido, que nunca terminaba de encajar en el mundo de la formalidad, de la rutina. Era un buscador. Creo que no hay que saber de literatura ecuatoriana para entender este libro. No hay condicionamientos de lectura ni por el personaje, ni por el esoterismo. La idea era contar una historia inspirada por este hombre. No tuve la intención de hacer una biografía ilustrada”, apunta Christian.

La intención de hacer una obra en este formato surge del gusto que el autor tiene por las fotonovelas mexicanas de los años setenta, las cuales colecciona. Al respecto, señala críticamente: “Los latinoamericanos no hicimos con la fotonovela lo que los norteamericanos sí hicieron con el cómic. En un momento de la historia, Neil Gaiman o Alan Moore miran el potencial filosófico, narrativo y estético del cómic, y dicen que puede ser algo más que ilustraciones para niños”. 

Otro de sus más recientes trabajos fue la obra de humor teatral Foto Circo Sonoro de los Hermanos Saz, en la cual involucró música, actuación y fotografía. Las propuestas de Christian se definen por la intertextualidad. (I) 

Fotonovela

La obra fue publicada por el programa editorial de la M.I. Municipalidad de Guayaquil.

 

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