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Pautasso, la “Venadita” que dio vida a Ecuador

Una de las obras por la que más se recuerda a la argentina Susana Pautasso es La Venadita, escrita, dirigida y protagonizada por ella misma en 1999.
Una de las obras por la que más se recuerda a la argentina Susana Pautasso es La Venadita, escrita, dirigida y protagonizada por ella misma en 1999.
Fotos: cortesía de Nessa Terán
14 de agosto de 2018 - 00:00 - Redacción Cultura

Sobre un retazo verde del parque La Carolina, junto a un pequeño grupo de personas de diversas edades, era común ver a la artista argentina Susana Pautasso practicando el Falun Dafa, una disciplina espiritual basada en ejercicios físicos, cuyos cimientos son el zhen (verdad), shan (benevolencia) y ren (tolerancia).

Grácil y dulce, Pautasso llegó a Ecuador en 1976 huyendo de la agreste dictadura de su país y cultivó en el territorio andino una actividad escénica basada en la memoria y la ritualidad. 

Afectada por una enfermedad pulmonar, la actriz y directora falleció el pasado domingo a los 71 años, en Quito,  ciudad a la que llegó -desde su natal Córdoba- para morir la anterior semana.

Hizo y dio vida a Ecuador. Su presencia y producción artística en el país fue fundamental para el desarrollo de varias generaciones de actores y dramaturgos.

Pilar del teatro ecuatoriano
La presencia de las dictaduras que se vivían al sur del continente, en los años 80 y 90 del anterior siglo, habían disparado una militancia de izquierda en el quehacer escénico de América Latina.

Susana Pautasso -quien fue alumna de María Escudero e integrante del Libre Teatro Libre- era parte de un grupo de artistas cuyas propuestas sobre las tablas eran críticas y comprometidas con su entorno social.

En los años 80, con Arístides Vargas, Pepe Rosales, Lupe Acosta, María Escudero, Carlos Michelena y Charo Francés, Pautasso fue una de las cofundadoras de Malayerba, uno de los grupos  más trascendentales de las artes escénicas en Ecuador y cuyas obras han sido interpretadas y reinterpretadas a lo largo del continente, y más allá del Atlántico.

Tanto Vargas como Pautasso habían dejado Argentina por causa de la dictadura. Igual era la situación de Rosales, que venía de Chile. Sin embargo, cuando crearon Malayerba su interés no era difundir un teatro militante.

Más que la situación del exilio, lo que ha marcado al grupo ha sido la condición de la errancia, como apuntaba Michelena, un estado en que se encontraban todos mientras buscaban un espacio para construir aquel mundo que la realidad les negaba.

Un lugar para “ensayar un mundo diferente” fue el lema del grupo que ha tratado sobre el escenario temas sociales. Sin embargo, su papel ha sido más cuestionador que adherente a una causa política: su dramaturgia es una que apunta a desvelar la falta de memoria colectiva y el individualismo que dominan la sociedad. Se trata de la articulación de un discurso capaz de criticar al poder desde la forma como se ha instalado en los ciudadanos.

La Venadita argentina
Una de las obras por la que más se recuerda a Pautasso es La Venadita, escrita, dirigida y protagonizada por ella misma en 1999, tras leer un relato publicado en Cuenca donde se contaba la historia de María Plácida Rodríguez, una  partera que aseguraba haber muerto de joven para luego volver a la vida con el don de curar.  

Ese fue el inicio que inspiró la obra. Pautasso creó su propio personaje con una serie de elementos alrededor de la memoria y la relación del ser humano con la naturaleza y sus raíces, cuestionando el “progreso” de las grandes ciudades y la corrupción del espíritu. Quince años después de estrenada la obra, la actriz Juana Guarderas ha sido quien ha retomado el personaje en la actualidad. 

“Colocada por derecho propio en la historia del teatro ecuatoriano, La Venadita se sustenta en una relación profunda entre ritual, teatralidad e identidad. La pieza, creada por  Susana Pautasso, quien es además responsable de la dramaturgia y la dirección, dialoga con el espectador en torno al maravilloso legado de los pueblos andinos y lo hace con respeto e inteligencia”, reflexionaba Jaime Gómez Triana, crítico e investigador teatral cubano.

Juana Guarderas, por su parte, tras la noticia de la muerte de Pautasso, escribió en sus redes sociales: “Maestra, mamá, hermana de espíritu inmenso. Gracias por tanta enseñanza. Gracias por haberme entregado tu Venadita, un poema a tu memoria. Buen viaje a las estrellas”.

Pautasso también fue una de las fundadoras del colectivo de mujeres Rojoscuro,  con Tamara Navas y María Beatriz Vergara, con quienes trabajó Me duele la cabeza y Casa matriz. Con Vergara, a su vez, fue parte del elenco de la Casa de Bernarda Alba, obra dirigida por Jesús Cracio en la que interpretó a una excepcional María Josefa.

El pasado domingo sus restos fueron cremados y hoy, desde las 17:00,  está prevista una ceremonia de despedida en el Teatro Patio de Comedias (18 de Septiembre E4-26 entre Av. Amazonas y 9 de Octubre), donde sus amigos y familiares podrán darle un nuevo adiós. (I)  

Detalles

Homenaje a Ecuador

”Cuando la hice (La Venadita) por primera vez fue un homenaje a Ecuador porque me siento orgullosa de esta tierra que tanto me encanta y de la cual me siento parte. Sigue siendo un homenaje, siempre lo será”, decía la artista.

71 años tenía Susana Pautasso cuando falleció la tarde del pasado domingo, en Quito.

Los sentires de Susana

”Precisamente en La Venadita pudimos apreciar aquello que Susana sentía. Un personaje que abre su corazón y su casa, rompe la convencionalidad”, escribía la crítica Genoveva Mora Toral. 

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