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El Telégrafo
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La obra se nutre de las culturas occidental y oriental

Raymundo Valdez seduce con lo grotesco

El artista anteriormente deformó, pictóricamente, la figura de luchadores de sumo y boxeadores.
El artista anteriormente deformó, pictóricamente, la figura de luchadores de sumo y boxeadores.
Foto: Miguel Jiménez / EL TELÉGRAFO
06 de febrero de 2017 - 00:00 - Redacción Cultura

En la obra del artista guayaquileño Raymundo Valdez hay una intención por desarmar modelos idealizados, por acentuar el gesto grotesco en los retratos que pinta y por fusionar las culturas de Oriente y Occidente. En su última muestra denominada Goro-Goro, que se presentará en la Galería + Arte de Quito, hasta el próximo 27 de febrero, Valdez exhibe una serie de cuadros que tienen como base el uso del cómic, la manga japonesa y los superhéroes producidos en Estados Unidos.

Esta obsesión por fusionar lenguajes de diferentes latitudes y por deconstruir arquetipos del ser humano, con un marcado acento satírico, ha estado presente en todos sus trabajos.

En su anterior muestra de 2015, PunchPown, el artista caricaturizó la figura del boxeador hasta convertirlo en un objeto que incomoda al espectador, tanto por sus monstruosas formas, como por la mezcla excesiva de colores.

“Hay algo claramente perverso e incorrecto en sentir placer en la deformación de alguien más, y sin embargo ahí nos sitúa Valdez. Entonces cabe preguntar: ¿de quién o de qué nos estamos riendo?, ¿nos estamos riendo de nuestra propia situación? Los escenarios de PunchPown interpelan al espectador y lo posicionan de manera incómoda frente a la pintura”, reflexionaba sobre esa muestra el artista Pablo Andino.

“El exceso suma a la pintura”, dice Raymundo frente a uno de los cuadros de su actual exposición titulada ‘Peter Parkinson’, en el que aparece un “rostro en crisis” del superhéroe arácnido  del universo Marvel. Como este, el resto de obras de Goro-Goro ponen en tensión los lenguajes iconográficos occidentales y orientales, y se burlan de los estereotipos que saturan la televisión.

“Para mí, el lenguaje pictórico y del cartoon es universal. Se podría decir que estamos en un mundo que vive la pluriculturalidad, y a mí me interesa eso, que una obra la pueda entender cualquier persona, y no solo de forma local”, comenta Raymundo, quien se graduó como tecnólogo en artes visuales, con mención en pintura, del Instituto Superior Tecnológico de Artes del Ecuador (ITAE).

El mundo artístico de Raymundo se nutre de sus tránsitos cotidianos. Le gusta  ir al cine, leer Calvin & Hobbes, ver videos en YouTube, pasar tiempo con sus amigos, comer encebollado, y ver TV por cable y el anime. Este entorno ya se ponía de manifiesto en su primera exposición individual de pintura y dibujo denominada  Mae-Nakij, presentada en 2014 en la galería guayaquileña DPM.

El nombre de la muestra (Mae-Nakij) fue el resultado de un juego en el orden de las letras y las palabras de la expresión ‘Jikan-Mae’, que se refiere al momento en que ha empezado la lucha entre dos sumos sin que el árbitro haya dado la orden de iniciar. Los protagonistas de la exposición eran luchadores de sumo cuyas dimensiones estaban alteradas, cuyos cuerpos se desbordaban sobre el cuadro y en la mente de los espectadores.

“Valdez reafirma el gesto pictórico sobre la hybris de lo deforme. Una cualidad que salta a la memoria si recordamos su obra previa: la lucha de sumo o la pelea de box fueron pretextos para construir, en desmesura, cuerpos grotescos, a ratos monstruosos, que nos sedujeron por su caricaturesca animalidad”, dice sobre Goro-Goro la curadora e investigadora de arte Ana Rosa Valdez. (I)

En la muestra Goro-Goro destacan los retratos y el acrílico sobre tela. Hay figuras de superhéroes norteamericanos a los cuales se los ‘desidealiza’. Foto: Miguel Jiménez / El Telégrafo

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