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Oscar Vela, escritor y abogado ecuatoriano

La memoria puede ser víctima del autoritarismo

La memoria puede ser víctima del autoritarismo
Marco Salgado / et
15 de noviembre de 2017 - 00:00 - Luis Fonseca Leon

La novela más reciente de Oscar Vela se construyó a través de la escucha atenta del autor frente a un personaje real. Náufragos en tierra es la ficción que resultó de los relatos de César Gómez Hernández, quien fue uno de los tripulantes de El Granma rumbo a Cuba en 1956, junto con ochenta y un aventureros que buscaban liberar al país caribeño de la dictadura militar de Fulgencio Batista.

Gómez Hernández, un revolucionario que −como Fidel Castro, el más célebre de los barbados navegantes− no era comunista ha cumplido 99 años y estará en la presentación de la novela, junto con el autor a quien dio un voto de confianza para que ficcionara a partir de una hazaña que cambió el rumbo de la historia de América Latina.

El periplo −que fue del 15 de noviembre de 1956 al día 30 de ese mes y que terminó con disparos en tierra firme− causó una revuelta que acometieron 12 de los tripulantes. Otro naufragio en tierra, el giro que los separó fue la posterior conversión del régimen de Castro −y su hermano Raúl− al comunismo.

El ‘Che’, recordará Vela, era marxista antes de la travesía, al igual que el hermano menor de Fidel. La disidencia de Gómez se debió a la decisión dictatorial, lo llevó a prisión e hizo terminar en un exilio prolongado, en Colombia, donde conoció al autor ecuatoriano que lo convertiría en personaje de ficción.

¿Pensó en algún momento en escribir una ‘novela sin ficción’?

No barajé esa posibilidad, pese a los recursos que tuve. En algún punto me propusieron hacer la novela así, desde el punto de vista editorial, pero soy un escritor de ficción, no un historiador. Eso no me permite escribir una novela histórica; no lo haría.

Tuve esta novela organizada en mi cabeza y unas notas preliminares, fue una obra que iba a tener un componente ficticio como contrapunto de la historia de César frente a un familiar de un funcionario de Batista (periodista-narrador).

El gran represor, criminal de verdad, −como pasa en la historia de las revoluciones− termina en el otro lado, el de los perseguidos y fusilados.

Usted se ganó la confianza de Gómez Hernández, un personaje histórico que, a veces, cae en el anonimato. ¿Cómo logró eso?

Esto se trata de encajar o no con alguien. Conversé un par de ocasiones con la hija de César, Elena; me contó la historia de su padre, sabía que yo estaba escribiendo Todo ese ayer y me preguntó si me interesa la historia novelada. Ella me propuso conocer a quien es el personaje de este libro.

¿Hubo un intento previo de que se publicara la versión de este tripulante de El Granma?

Hace una década, César tuvo una experiencia con un periodista argentino que intentó escribir un libro sobre él, pero tenía un carácter político. Al final del proceso, César se negó a que el libro se publicara porque desvirtuaba su posición crítica, de revolucionario auténtico que cuestionaba la Revolución Cubana a partir de su llegada a tierra.

El desembarco fue el inicio de su disidencia, cuenta la novela...

Puede criticar muchas cosas que sucedieron luego de 1956. Así como reconoce los sucesos buenos −en la educación, la cultura, la medicina−, no permite que se descalifique todo porque seguía siendo revolucionario.

Lo primero que me dijo César Gómez fue que si estaba de acuerdo en contar la historia como él me la narró, estaría de acuerdo en que yo construya la novela con ayuda de un narrador ficticio y diálogos, en fin.

La memoria es frágil. ¿Cómo afrontó el posible olvido histórico de su fuente principal?

No podemos apelar a la memoria con un cien por ciento de confianza, es cierto. Pero esta nos da la posibilidad de contar historias como estas. Los recuerdos de Gómez Hernández y de quienes han sido decisivos para la vida latinoamericana son trascendentales.

Respecto del olvido creo que hay uno deliberado, el de la memoria que se bloquea cuando alguien quiere ocultar ciertos acontecimientos que pueden estar contaminados por percepciones, pensamientos o filosofía. Y hay otro olvido, el natural, al que estamos expuestos por causas naturales y que nos hace caer en un vacío en el cual no sabremos si la memoria se resiste o pierde ciertas cosas por siempre.

¿Qué problemas trae el olvido voluntario?, ¿cómo influyen estos ocultamientos a futuro?

Tiene consecuencias graves, como las tiranías, los nacionalismos que derivan en excesos del patriotismo, como los que son parte de esta historia y que percibe el protagonista. Estamos dispuestos o queremos olvidar lo que nos resulta incómodo e inconveniente, en ese sentido negamos ciertas realidades y nos rodeamos de lo que pueden ser juegos de la memoria que el autoritarismo puede aprovechar para existir.

Por eso su obra cuestiona al régimen socialista en que derivó con la llegada de El Granma, que sí se rescata como hazaña...

El cuestionamiento es sobre lo ideológico: en principio estaba previsto que la revolución sea independentista, liberal, antiimperialista. Fidel fue miembro del Partido ortodoxo, pero él dio el giro hacia el marxismo porque, a inicios de 1959, el Partido comunista −muy vinculado con el régimen de Batista− empezó a acercársele pese a que antes era su enemigo.

Otro de los disidentes en ese momento fue Huber Matos Benítez...

Él sale cuando ve que gente, contra quienes habían combatido estaban obteniendo puestos en el gobierno. Entonces le dice a Castro que prefiere dar clases, rompe ideológica y definitivamente con el socialismo.

La novela está recién publicada. ¿Cómo afrontará la polémica que se avizora por su temática?

El tema de Cuba siempre ha generado cuestionamientos, divide a quienes lo conocen, pero quisiera que el debate sea más objetivo. En Cuba han existido virtudes enormes en el sistema inclusive, pero también fracasos.

Hasta 1959, la Revolución es un hecho indudablemente glorioso, admirable. Dos años después, cuando Fidel Castro se declara marxista, comunista y leninista a raíz de la invasión de Bahía de Cochinos, se da un rompimiento con la docena de activistas que tumbaron un gobierno y con el mundo.

Todo ese ayer ya tuvo que ver con la historia, ¿su próxima ficción seguirá esa línea?

Sí [sonríe]. Estoy con otra novela sobre la Segunda Guerra Mundial en la cabeza, recopilando mucha información y, de hecho, empecé a escribirla. Involucra a un ecuatoriano, Antonio Muñoz Borrero que, a través de una decisión valiente, logró salvar a varios judíos del exterminio otorgándoles pasaportes falsos para el país.

César Gómez Hernández comentará la novela de Óscar Vela, a las 18:30 en Mr. Books del mall El Jardín junto con los periodistas Damián de la Torre y Miguel Molina. Naufragios en Tierra se presentará en Guayaquil, en febrero y en Bogotá, en abril de 2018. (I)  

Naufragios en tierra
→ La novela será presentada esta tarde, con comentarios del personaje real que la inspiró.

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