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La fotografía, un debate pendiente

La fotografía, un debate pendiente
12 de febrero de 2012 - 00:00

“Fotografiar es alinear la cabeza, el ojo y el corazón, es una forma de vida”; esa es la definición de uno de los más grandes exponentes históricos de la fotografía mundial, Henri Cartier-Bresson, y lo confirman varios guayaquileños que cultivan este arte, quienes a través de sus imágenes cuentan historias y muestran realidades.

Para Ricardo Bohórquez, reconocido fotógrafo guayaquileño, su oficio es, en efecto, un estilo de vida. Tiene 45 años y es arquitecto. A pesar de que siempre estaba ligado a ella, su relación con esta profesión se afianzó a partir de la crisis económica, en 1998. “La arquitectura se paralizó con la crisis que hubo y empecé a fotografiar con mayor frecuencia, desde ese momento decidí que me dedicaría 100% a esto”.

Su labor está relacionada más con la fotografía documental. Ha colaborado con varias revistas del medio y asegura que vive  de eso. Ricardo se considera un autodidacta. “Tomo tutoriales por Internet, leo, reviso textos”. Cree que en Guayaquil no existen discusiones y debates sobre la fotografía y su situación. “Aquí no hay escuelas formales, no hay academia”.

Con esta opinión concuerda Rodrigo Bermejo, fotógrafo profesional y director de la carrera de fotografía de la Universidad Casa Grande (UCG). Este argentino, radicado en el país hace dos años, considera que en cuanto a la enseñanza y el debate sobre este oficio a la ciudad le falta mucho. “Hay poca y de bajo nivel”.

La UCG hasta el año pasado ofrecía esta carrera, pero por el momento se encuentra en “stand by”. En Guayaquil el único establecimiento educativo que está autorizado, en la actualidad, para dar un título académico a los fotógrafos es la UPT.

Con la experiencia que ha obtenido Bermejo dirigiendo la desaparecida carrera de fotografía digital, afirma que actualmente no hay los profesionales para dar cátedra en la carrera de fotografía. “Tenés que buscarlos todos afuera, ni siquiera buscando en Quito creo que los encontrás. O sea, un plantel con calidad docente para enseñar fotografía como una carrera creo que aún no hay en el Ecuador”.

12-2-112--cultura-monumentosChema González, fotógrafo plástico, no concuerda con la opinión de Bermeo. Para él, la ciudad cuenta con buenos fotógrafos y se atreve a decir que este año “la meca de la fotografía será Guayaquil”.

González es fotógrafo profesional, graduado en España. Decidió regresar al país y formar su centro fotográfico Diapo 35mm. Desde su perspectiva, la fotografía ha entrado en la misma dinámica de socialización que se ha dado en la política. “Yo creo que en la ciudad lo que falta es un mercado de fotografía”.

En Guayaquil son pocos los fotógrafos profesionales (con título), pero eso no significa que no existan. La calidad de los trabajos, el reconocimiento adquirido a través de los años, y la experiencia lograda con la práctica han formado un pequeño grupo de fotógrafos relevantes.

Entre ellos está Amaury Martínez, de 40 años, quien también llegó a la fotografía por la arquitectura. Su encuentro con el cuarto oscuro (donde se revelaban los rollos) lo impactó y desde ese momento su relación con esta forma de arte se ha intensificado hasta ahora, que está próximo a lanzar su primer libro de fotos sobre la vida en los circos.

“La primera vez que entré al cuarto oscuro quedé asombrado. Ver como mi fotografía iba apareciendo en el papel era algo mágico”, dice.

Martínez comenta cómo esa capacidad de asombro se ha perdido entre las nuevas generaciones. “Ahora a mis alumnos cuando los traigo al cuarto oscuro es como si desean que el tiempo pase rápido, no ven la magia que yo podía ver”.

Este aceleramiento es parte de la digitalización de la fotografía, que para muchos de la “vieja escuela” si no es utilizada con mesura se puede convertir en cualquier cosa, menos en una buena herramienta fotográfica. Tal cual lo comenta Roberto Pombar, fotógrafo reconocido por sus trabajos de moda y desnudos.

Para Pombar, que tiene 25 años en este medio, la digitalización ha permitido que muchos se hagan llamar fotógrafos. “Hacer clic no te hace fotógrafo, ahora muchos terminan la fotografía en photoshop”. Él asegura que si bien es cierto las nuevas herramientas te permiten mejorar ciertas cosas que pueden ocurrir inevitablemente a la hora de capturar la imagen, “el fotógrafo es quien crea y para eso se debe tener conocimientos técnicos suficientes, e incluso conocer la historia de esta forma de expresión”.

Pipo Klinger, de 25 años, lleva dos años haciendo fotos profesionalmente, pero toda su vida tomándolas, “ahí radica la diferencia”, explica este novel fotógrafo  reconocido en el medio por sus imágenes lomográficas (es decir, intensas en color y, a veces, de apariencia viñeteada). “Tomar y hacer una foto son cosas distintas. Para la una solo haces clic, para la otra hay un proceso y una intención, una mirada más profunda”.

Todos los entrevistados concuerdan en eso: hacer fotografía va más allá de dar un clic. Los referentes son importantes para poder conocer y aprender de los grandes. La tecnología se renueva constantemente, pero la historia de la fotografía, sus bases y la sensibilidad que se necesita desarrollar, siguen siendo la íntima clave del asunto.

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