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La experiencia del escritor en un recorrido por el arte contemporáneo

Enrique Vila Matas reanima los tiempos de oscuridad

En un restaurante en las afueras de Kassel, Vila Matas fue parte de Documenta 13, de donde surge su reciente novela. Foto: www.2.bp.blogspot.com/
En un restaurante en las afueras de Kassel, Vila Matas fue parte de Documenta 13, de donde surge su reciente novela. Foto: www.2.bp.blogspot.com/
22 de marzo de 2014 - 00:00 - Redacción Cultura

En septiembre de 2012 Documenta 13, una de las muestras de arte contemporáneo más largas que anualmente se realizan en la ciudad alemana de Kassel, tuvo entre sus novedades la incorporación de escritores. Para iniciar con la experimentación se valieron del carácter arriesgado de Enrique Vila Matas.

Este escritor que se siente cercano a Mallarmé y a Rimbaud, pese a que el uno no fue tan sedentario ni el otro tan arriesgado como pensaba, pasó 5 días sentado en un restaurante chino suburbano de Kassel y como su rol en la muestra había sido escribir, escribió Kassel no invita a la lógica, novela que lanzó el mes pasado en España.

Vila Matas aceptó la invitación de la curadora de Documenta, María Boston, porque sin ser un artista plástico, la propuesta de ser parte de una  muestra de arte contemporáneo era distinta a las cotidianas y atractiva. Además lo invitaban a romper con ese mito que había transformado en la década del 70 a algunos amigos ‘por ver obras de vanguardia prodigiosas’, confiesa en las primeras páginas de su novela, porque detrás del mito de Kassel ‘está el mito de las vanguardias’.  

Es así que el 11 de septiembre de 2012, con 2 libros en mano, Romanticismo del alemán Rüdiger Safranski y Viaje a la Alcarria de Camilo José Cela, se aventura en el viaje con la sensación de ser ‘un barcelonés camino al exilio’.

Vila Matas reivindica el entusiasmo en tiempos de desánimo absoluto y sitúa al arte en el centro.Una vez en Kassel se encaminó a su sede, el restaurante chino Dschingis Khan, temiendo que lo asaltaran llevó solo un cuaderno, bolígrafo, lápiz y goma. En una entrevista para Diario Cádiz, Vila Matas comentó  que en un inicio se vio a sí mismo como el héroe de una historia en la que no pasaba nada pero que estaba iniciando algo. La idea que tenía era escribir una novela tipo Simenon. No estaba dispuesto a que nadie viera cómo escribía, pero de nada sirvió pues no pasó mucho para que tenga que recibir a una periodista, a quien le dijo que lo disculpe pero iba a dormir una siesta, y luego lo visitó un catalán despistado con un largo discurso y una alemana enorme que lo abrazó y gritó: writer, writer. Quedó claro para el escritor que ‘interconectarse’ iba a ser un concepto y una recomendación muy común dentro de la Documenta 13.

Vila Matas percibe en la gente que le rodea una  costumbre por reírse con prejuicios de cualquier cosa que suene a arte contemporáneo y que se ha contagiado con la crisis a una desidia general. “Y sin curiosidad no es posible estar vivo. Sin entusiasmo nunca se hizo nada. Montaigne decía: no hago nada sin alegría...”. Es por eso que no le asombraron comentarios malintencionados, igual a los que recibe con otras novelas, como “¿ahora te gusta el arte contemporáneo?”. Para este escritor Kassel no invita a la lógica “porque al arte contemporáneo que acude al festival no se le pide lógica, sino que se documente sobre lo que habla”.  Es así que levanta su texto contra el exceso de crítica negativa y pesimista, y está escrito en plena crisis. “Lo escribí en Alemania y trataba de mostrar una cara distinta: la euforia de algo diferente”, dijo en una entrevista para el medio español 20 minutos.

Más allá de ser un texto sobre su recorrido en Documenta, es un relato de sí mismo, en el que se cuestiona sobre el sentido de la vida, reconociéndose como un personaje que escribe entre el entusiasmo y el suicidio. Kassel no invita a la lógica va contra los preceptos de los que critican al arte contemporáneo en España, diciendo que “es una tomadura de pelo y ya está”. El autor hace un recorrido etnográfico por un territorio que no es el suyo y lo termina traduciendo en un libro.

Vila Matas reconoce que su obra no es una alabanza al arte contemporáneo, pero asegura que su recorrido lo llevó a ver cosas esenciales para su vida. “Yo reivindico el entusiasmo en tiempos de desánimo absoluto, y para ello lo que propongo es situar el arte en el centro de nuestras vidas”, aseguró el autor.

Además, confiesa coincidir con David Foster Wallace cuando decía que “la mayoría de nosotros vivimos tiempos oscuros, y además estúpidos, pero ¿necesitamos ficción que no haga sino dramatizar lo oscuro y lo estúpido que es todo? En épocas oscuras el arte aceptable sería aquel que localiza y efectúa una reanimación cardiopulmonar sobre aquellos elementos mágicos y humanos todavía vivos y optimistas a pesar de la oscuridad de los tiempos.

Para el crítico literario Gabi Martínez, en un artículo publicado por  El Cultural al respecto de la visión de Vila Matas, “ese acorde de fondo que atraviesa el libro, el de un mundo serio que se contrapone al arte alegre o efervescente que ocupa el primer plano de Kassel y del relato de Kassel, es fundamental para darle a este último su verdadera profundidad de campo”.

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