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Desde 2012 este espacio es parte del Centro de Arte Contemporáneo, en Quito

‘El Diferencial’, un lugar para la ciencia, el arte y la tecnología

Paula Vázquez, Juan Carlos León, Melissa Mejía, Kryss Tamayo, Antoine Cárdenas y Juan Carlos Uvidia  han hecho de ‘El Diferencial’ un espacio libre donde confluyen ideas y líneas de trabajo. Foto: Andrés Darquea│El Telégrafo
Paula Vázquez, Juan Carlos León, Melissa Mejía, Kryss Tamayo, Antoine Cárdenas y Juan Carlos Uvidia han hecho de ‘El Diferencial’ un espacio libre donde confluyen ideas y líneas de trabajo. Foto: Andrés Darquea│El Telégrafo
11 de abril de 2014 - 00:00 - Redacción Cultura

No son pocas las personas que, en la actualidad, aún consideran que la ciencia, el arte y la tecnología representan mundos diametralmente distintos, aunque históricamente hayan compartido rasgos tan comunes como la experimentación, la observación y la búsqueda.

En contraparte, hay aquellos que no pasan un día sin pensar en proyectos que permitan llevar sus creaciones —y las de otros— a planos mucho más amplios, integrando todas las herramientas posibles entre arte y tecnología.

A este segundo grupo pertenece el investigador Juan Carlos León (Guayaquil, 1984), fundador y actual responsable de ‘El Diferencial’ (Arte- Tecnología- Sociedad),  un espacio de intercambio de conocimientos, destinado a fomentar la cultura digital en el país.

El joven investigador explica que, actualmente, el lugar forma parte del Centro de Arte Contemporáneo (CAC) en Quito, promoviendo  manifestaciones culturales a través de una relación entre la producción artística, el uso de los recursos tecnológicos y la aplicación de las ciencias informáticas. “No nos interesa estetizar la tecnología, afirma León. Tampoco buscamos proyectos artísticos que demuestren qué mismo es esto del arte y la tecnología. Mas bien nos interesa conectarnos con diferentes comunidades, desarrollar procesos especiales y aplicarlos a una gestión cultural de lo público”.

Un claro ejemplo es el proyecto que en 2013 desarrolló el artista ecuatoriano (radicado en Alemania) Quai Chen, quien hizo un montaje relacionado con biotecnología. “Era un montaje artístico, pero no de esos donde el artista viene, monta la obra y se va. No. Él hizo todo un proceso educativo, el cual estuvo abierto al público a través de un taller donde se pudo analizar el comportamiento de las hormigas a través de lo sonoro. Entonces ahí integramos la tecnología a un proceso artístico, y al mismo tiempo lo abrimos a un proceso de comunidad a través de la parte educativa”.

Los orígenes del espacio

En 2010, Juan Carlos León viajó a Lima, Perú, para estudiar Investigación en Tecnología, luego de obtener  una beca en una escuela no formal (que ya no existe) llamada Ecualab. Se trataba de un espacio que relacionaba la investigación tecnológica con la artística, y de la cual Juan Carlos salió con 2 proyectos bajo el brazo; el primero: un videojuego llamado ‘SIMON [self destruct]’, y el segundo: la investigación de un espacio en el que se pudiera trabajar sobre procesos tecnológicos, sobre arte y sobre contenidos libres.

En 2011, de regreso en Guayaquil, Juan Carlos sacó adelante el proceso bajo unos fondos asignados por la Embajada de España. “El primer evento se llamó ‘Cómo hacer un HUB medial’. Un ‘HUB’ es un conector. Y hasta ahora seguimos manteniendo esa tecnología. Más que un laboratorio  medial, me interesaba hacer  una conexión de procesos relacionados a la tecnología y al arte”.

“Esto ha sido parte
de un proceso. El apoyo del CAC y de la Fundación Museos ha sido fundamental”.
Para ello contó con el apoyo de varias personas relacionadas con esos procesos, como Daniel Miracle, José Carlos Mariátegui, Kiko Mayorga y Rubén Zabala.

Así como  actores de la escena de gestión artística local, e incluso de la Academia, como Guadalupe Álvarez y Rodolfo Kronfle. La conclusión del evento fue la necesidad de gestionar o incidir sobre lo público, entendiéndolo no como lo político sino como el bien común.

“Ahí entraban también las prácticas artísticas vinculadas con lo educativo. Tuvimos algunos talleres que tenían que ver con televisión alternativa, de cómo armar tu propio programa y piratear señal. Igual lo hicimos con radio durante esos días. Pirateábamos frecuencias y de pronto las personas escuchaban lo que debatíamos con la gente”.

El espacio duró un año, y luego de varias dificultades de gestión, finalmente cerró.

Fue ahí cuando Pedro Cagigal, director del CAC, y Ana Rodríguez, directora de la Fundación Museos de la Ciudad, lo invitaron a ser el curador de la exposición ‘Entornos ficcionados para realidades complejas’, en Quito. “Me manifestaron también la posibilidad de trabajar un laboratorio medial. Entonces les propuse más bien  poder pasar la estructura conceptual del ‘Diferencial’, algo que aquí no había. Y aquí estamos”.

“No nos interesa estetizar la tecnología sino desarrollar procesos aplicados a la gestión cultural”.Si bien los primeros proyectos los llevaron a cabo únicamente  Juan Carlos León y Pedro Cagigal, hoy existe todo un equipo a cargo del espacio. Paula Cobo, Antoine Cárdenas, Melissa Mejía, Juan Carlos Uvidia y Kryss Tamayo, junto a Juan Carlos, son los encargados de llevar a cabo las 4 líneas de trabajo del ‘Diferencial’.

“La primera, explica León, es ‘Tecnologías y Saberes Liberados’, que tiene que ver con prácticas para alcanzar una soberanía digital a través de proyectos mutidisciplinarios, talleres, conferencias, mesas de trabajo y espacios de debates gestados en torno a la tecnología libre (hard-ware y software).

La segunda es ‘Educación Expandida’, en la que no necesitamos los valores cuantificados de la escuela para aprender, no necesitamos de las estructuras rígidas del conocimiento académico para educar, no necesitamos de reductos escolares tradicionales. Este es un lugar que desarticula y desaprende lo aprendido.

La tercera es ‘Cultura Digital’, donde cogemos prácticas artísticas que generan dinámicas colaborativas de experimentación, reflexión y transformación de los procesos sociales, a través del arte, la ciencia y la tecnología; y finalmente ‘Innovación Social’, cuyo objetivo es desarrollar una comunidad de productores locales que puedan conflictuar los modelos de economía tradicional del emprendimiento a través de proyectos que involucren el uso de estrategias de la economía social, solidaria y del conocimiento.

Proyectos innovadores

Entre los eventos más destacados del Diferencial CAC se encuentra la exposición ‘Entornos Ficcionados para realidades complejas’ (2012), conformada por 7 proyectos artísticos provenientes de México, España, Colombia y Ecuador.

La propuesta permitió al público observar trabajos efectuados desde la interacción entre tecnología y arte, y desde el límite de la realidad y la ficción. “Había una obra del mexicano Gilberto Sparza, llamada ‘Plantas Nómadas’. Se trataba de un pequeño robot de vida artificial que cargaba su energía y se movía succionando agua  contaminada y transformándola en  energía.

Luego medía los niveles de contaminación. Ese era un proyecto armado desde los procesos artísticos, pero en combinación con muchos espacios  académicos y de tecnología. Una propuesta artística que sirve para las ciencias”.

Otro evento importante fue el ‘II Encuentro Internacional labSurlab’. que sirvió como un escenario de confluencia, diálogo, creación y producción de conocimiento entre iniciativas y proyectos que se estaban gestando en torno a la cultura libre, el arte, la ciencia, la tecnología, el software libre y las comunidades, con el fin de tejer una red latinoamericana conectada con el mundo.

“Estuvimos como 170 personas, alrededor de 80 espacios en este lugar. Y todavía no teníamos nada de lo que ahora tenemos, mucho de esto ha sido reciclado, construido de a poco.  Y claro el apoyo del CAC y de la Fundación Museos ha sido fundamental”, explica León.

‘El Diferencial’ es el primer lugar de esta naturaleza en la capital, y pretende que la brecha entre arte, ciencia y tecnología sea cada vez más corta. “Soy lo suficientemente artista como para dibujar libremente sobre mi imaginación, decía el científico más importante del siglo XX, Albert Einstein, que -al igual que Leonardo da Vinci, Julio Verne o Salvador Dalí- llevó sus experimentos a un plano distinto, más amplio.

Ahora los artistas e investigadores del país tienen un espacio innovador y gratuito para seguir explorando.

DATOS

‘El Diferencial’ está ubicado en el Patio 3 del Centro de Arte Contemporáneo (Antiguo Hospital Militar).

Allí se imparten talleres gratuitos y se receptan proyectos que tengan que ver con arte y tecnología, dentro de un proceso de carácter público.

El espacio ha dado cabida a grupos que, en su momento, no tenían dónde reunirse, como ‘La Marcha de las Putas’ o un grupo de músicos de hip hop que actualmente construye allí su estudio de grabación.

Más información: www.diferencial.org

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