Parecen máquinas de juegos de videos donde uno se sienta y empieza a “competir” en carreras de autos, combates u otras recreaciones. Pero estos equipos no son un juego. Realmente son simuladores fabricados por exestudiantes universitarios chinos que hoy son empresarios.

Estas herramientas permiten afinar las destrezas de futuros profesionales en varias ramas. Por ejemplo, un asiento, parecido a un sofá, está sobre una plataforma metálica.

En la parte baja consta una palanca (similar a la de un carro) y pedales. En la parte frontal existe una pantalla plana, multicolor, donde aparece una grúa. Este aparato sirve para entrenar a los futuros maquinistas pesados.

De forma, hasta divertida, se aprende a sujetar, mover y colocar distintos tipos de materiales con precisión. Algunas empresas locales la utilizan para entrenar a sus futuros empleados.

Junto a este equipo hay otra pantalla a colores en la que se mostrará cómo se pinta un vehículo. Para ello, hay que ponerse unas gafas en tres dimensiones, de las mismas empleadas para participar en videojuegos de realidad virtual. Luego se sujeta una pistola para pintar (pero sin líquido).

Así el futuro pintor mueve la mano de izquierda a derecha, de arriba hacia abajo. En el dispositivo se aprecia cómo va quedando el automotor que está siendo coloreado. Y también los desperfectos. Para los fabricantes, es la mejor manera de perfeccionarse en el oficio sin dañar nada.

Y, por si fuera poco, la medicina entra en el campo de la nueva tecnología. En un tablero físico existe una jeringa real y un monitor. Quien la usa puede experimentar la sensación de alguien que está poniendo una inyección.

Mientras se presiona la jeringa, que está sujeta a una especie de tubo de caucho, se siente que se la clava en una superficie dura. También se puede hacer lo mismo con un bisturí. (I)