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El Telégrafo
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Sarita: Una vida de 40 años de trabajo en el parque Centenario

Sarita: Una vida de 40 años de trabajo en el parque Centenario
Foto: Víctor Haz / El Telégrafo
21 de junio de 2019 - 00:00 - Víctor Haz

Es casi mediodía y el sol abrasa la urbe. Cobijados en la sombra de los frondosos árboles del parque Centenario, en el centro de Guayaquil, permanecen sentados decenas de ciudadanos, gran parte de ellos hombres de la tercera edad.

A esa hora la plaza es un hervidero; un constante ir y venir de estudiantes universitarios, empleados públicos, privados y vendedores ambulantes; la mayoría camina a paso ligero y abstraídos en sus pensamientos.

A lo lejos, a paso lento se acerca Sara Bonilla (Sarita la llaman quienes la conocen). La menuda mujer viste camiseta de un color rojo desgastado, viejos pantalones sueltos y zapatos de lona. Arrastra una pequeña maleta negra que sostiene con su mano izquierda y carga un paquete con la derecha.

“Cómpreme agua, ayúdeme con mi trabajo”, suplica. Luego de hacer la compra ella relata brevemente su historia: “Tengo 79 años y más de 40 trabajando en las calles como vendedora. Comencé en este parque cuando se llenaba de gente los fines de semana (...) ”.  Su voz parece que se apaga.

Recobra fuerza y continúa: “Solo un tiempo me fui a trabajar por el Cuartel Modelo (en la avenida de Las Américas, norte de la ciudad), pero me robaron en mi negocio y perdí todo”, se lamenta.

Tal suceso no la amilanó. Volvió al Centenario, aunque por las ordenanzas que prohíben ventas en zonas de regeneración, camina por los alrededores y, eventualmente, entra al parque. Es una rutina que realiza a diario, desde las 10:00 hasta las 18:00, con breves momentos de descanso en alguna de las bancas de metal. “Cuando el día es bueno, me hago 6 dólares”.

Vive sola en el sector llamado Cristal (Guasmo Sur), enviudó hace más de 15 años y sus hijos ya no están con ella. Sus ojos se enrojecen, abruptamente termina el relato y se despide con un gesto amable. “Hay que seguir trabajando”, dice, mientras se aleja. (I)

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