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Ecuador, 29 de Marzo de 2024
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El Telégrafo
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El mejor paisaje de un fotógrafo se convirtió en una casa a 2.700 m

¿Qué se siente vivir a 2.700 metros? El fotoperiodista Carlos Jara se sonríe y su respuesta se resume en una fotografía. En 1992, al ibarreño le contrataron para hacer una fotografía de Ibarra nocturna. Entonces empezó la odisea por buscar la mejor ubicación.

A bordo de una motocicleta empezó a recorrer su provincia hasta que llegó a Yuracrucito (cruz de piedra chiquita en kichwa). En ese momento era una loma despoblada a 2.700 metros desde donde se observaba el Imbabura y el Cotacachi, así como las lagunas del Cubilche y Yahuarcocha.

El click que hizo con su cámara traspasó su mente y ese deseo le obligó a volver. Regresó a los dos meses. Pero no para tomar una nueva foto, sino para buscar a los dueños de la tierra. “Me dijeron que la zona no era buena para el cultivo, que no se podía sembrar”, recuerda. En ese momento, eso no le interesaba. “Compré el paisaje”, dice.

El primer terreno le costó 25.000 sucres. Allí construyó su casa y una cafetería en donde ofrecía pizza y chocolate a quienes se animaban a subir hasta el final de la loma.

La construcción de su casa y ahora una hostería que llamó “La Estelita”, en honor a su madre que murió en un accidente de tránsito cuando tenía 16 años, se confunden con la propia naturaleza.

¿A qué huelen Yuracrucito y La Estelita? A eucalipto, responde Jara. Basta con sentarse en el filo de una baranda, abrir o cruzar los brazos, de espaldas o de frente (...), la naturaleza, para algunos, llama; para Jara es cuestión del “sincrodestino”, de Deepak Chopra.

El lugar se ajusta a los rasgos de la Pachamama. Se construyó en ladrillo de la zona de El Tejar, que lleva su nombre por el oficio de la construcción de teja y ladrillo de su gente. Al final de un pasadizo hay un reloj andino con las agujas solares apuntando como estelas a todas partes.

Se dirigen al Imbabura y al Cotacachi, que según los pobladores, tuvieron un amorío, y de allí nació el Cubilche. Sí, así nació el amor en un click de una foto a 2.700 metros. (I)

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